Antes | Deuda

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Drake

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Drake

Me había convencido con la idea de que ser el próximo en la línea de sucesión me convertía en alguien por encima de los demás. Un poco más listo. Un poco más fuerte. Un poco más beneficiado con la gracia de la diosa. Los halagos y méritos se me habían subido a la cabeza. Y lo peor del caso era que lo justificaba como la confianza que necesitaba para ser un líder. Sin embargo, ese nivel podía llevar a cometer estupideces.

—Creo que aquí está bien —dijo Ian colocando su mochila en el suelo—. Tampoco deberíamos ir tan lejos, Drake.

—Samuel y sus amigos van mucho más lejos que esto —comentó Bryan.

—Los Arcturus son imprudentes y adictos a la adrenalina —replicó Ian—. No tenemos nada que demostrar.

En eso Ian tenía razón. Ese no era el motivo por el que los había invitado a acampar. El plan era hacer que Bryan se distrajera y se alejara por el momento de la manada. Había explotado la noticia del hijo bastardo de Humbert Seward, quien además nació humano, y no podía imaginar lo decepcionado que debía estar de su padre. Y la vergüenza. Ni siquiera él nos había hablado al respecto. Yo me había enterado por mi abuelo, pero dudaba que Ian lo supiera todavía.

—También pienso que aquí está bien —dije.

Hicimos una pequeña fogata y acomodamos nuestras bolsas de dormir alrededor de ella. Yo me encargué de repartir las cervezas. Era agradable tener una noche de chicos, así como Corinne estaba compartiendo con sus amigas. Esos momentos sin el otro eran buenos.

—¿Cómo convenciste a Josh para que se quedara? —preguntó Bryan—. Siempre quiere hacer todo lo que tú haces.

—No le dije que vendríamos.

—Además, hoy es viernes —añadió Ian—. Debe estar tratando de ligar con alguna impura.

—Bueno, en ese sentido sí no se esfuerza por ser como tú. De todas formas, mejor impuras que humanas.

Rencor. Rara vez los humanos eran tema de conversación y comprendía por qué Bryan se sentía así. ¿Qué sentido tenía involucrarse con una humana? No eran parte de nuestro mundo y lo que hacían era desmejorar nuestros genes. El medio hermano de Bryan era consecuencia de eso. Incluso las impuras, quienes no habían nacido en nuestra realidad, no podían tomarse en serio. Era imposible que comprendieran totalmente nuestras costumbres e ideales. Cada vez que podía le reprochaba a Josh su comportamiento promiscuo, pero en el fondo sabía que eso era mejor a que se enamorara de una.

—La presión está sobre mí. Él puede hacer las locuras que yo no —comenté.

—Ningún extremo es bueno. Estar atado a una sola mujer desde que eras bebé, tampoco es la definición de sano. No has pensado en... No sé, ¿tocar otras tetas y compararlas?

La Redentora | Trilogía Inmortal III [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora