Capítulo 16 | Intercambio de pecados

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Estar en la tribu era un gran dejà vu para mí, producto de recuerdos ajenos

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Estar en la tribu era un gran dejà vu para mí, producto de recuerdos ajenos. Había tramos frescos en mi mente y otros en los que sentí hubo un cambio. Las personas eran amables, pese a la barrera del idioma, y nos llevaron a nuestra cabaña canastas con frutas, pan y agua embotellada. Corinne examinó un par antes de probarlas y dejarme sola para recorrer los alrededores. Yo, en cambio, agarré un mango y me senté en la hamaca que serviría como mi cama los próximos días.

La cabaña de madera y techo de palma, con espacio al final de las paredes para la circulación de aire, yacía alrededor de un metro por encima del suelo. Lo más probable era que fuera una medida preventiva en caso de que el río cercano se desbordara.

En su interior, la cabaña contaba con el espacio suficiente para dos hamacas, una mesa de plástico, un balde de agua y una vasija en el rincón para idas al baño nocturnas. Casi me rió al detallarlo e imaginar la cara que pondría Corinne, la sacerdotisa de los Cephei, cuando supiera para qué era eso.

Mi vista se posó en la entrada de la cabaña al oír el crujido de la escalera. Creí que era Corinne arrepintiéndose de dar un recorrido por su cuenta, pero en realidad fue Alan quien apareció en el umbral.

—Veo que ya te pusiste cómoda —dijo.

Ya me había quitado los zapatos y limpiado la tierra de mi piel expuesta. Él también se había lavado y cambiado de ropa. Así, con el cabello húmedo, me hizo recordar al Alan perdido en la ducha del Clan del Norte. Sin embargo, se sentía como que una eternidad había transcurrido desde entonces.

—Sí. No sabía qué esperar, pero no está tan mal —repliqué—. Admito que me divertiré cuando Corinne se de cuenta de algunas cosas.

—Lo más probable es que termine en la posada del pueblo. —Se acercó a mi canasta sobre la mesa y también eligió un mango—. Me encontré a Corinne y ya me habló de la crisis que hay con los cazadores. La ejecución pública de Clovis fue demasiado.

Esperé a que mencionara a Ethan, o a Rinc, pero no lo hizo. Quizá Corinne había dejado esos temas para mí. No obstante, no era el momento para abordarlos, por mas que me apretaran el pecho y quisiera que Alan me ayudara a aliviarlo. Estaban las interrogantes sobre Joanne, mas las sentí igual de atoradas en mi garganta.

Desvió la atención del mango hacia mí—. Sean cuidadosas con Darien. Es impredecible y diferente a los Hijos de Diana del norte. Sus ideales son distintos.

Eso yo ya lo sabía de sus recuerdos, pero decirlo en voz alta era resaltar ese lazo tan íntimo que compartimos. Tampoco era algo que podía hacer. Alan eligió volver a esa selva para colocar distancia entre nosotros; y allí estaba yo de nuevo para perturbarlo.

—Lo seremos. He estado aprendiendo a manejar mejor mis impulsos.

La sombra de una sonrisa se asomó en él—. Seguro que sí.

La Redentora | Trilogía Inmortal III [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora