Avancé junto a Alan por la calle.
El sol tenía poco tiempo de haber salido, pero el tráfico ya comenzaba a hacerse presente, al igual que los ruidos típicos de una ciudad tan despierta como esa. El camino de regreso a lo considerado civilización fue un poco abrumador. En ese poco tiempo me había acostumbrado a los colores y sonidos cálidos de la selva; opuesto a nuestro bosque, mas con el mismo aire acogedor y sentido de libertad.
El concreto, las luces artificiales, y contaminación no eran afines con la necesidad de conexión con la naturaleza de los Hijos de Diana. Lo hice a un lado cuando me convertí en desertora, sin embargo, podía percibir dentro de mis fibras el anhelo de correr por campo abierto.
Y ahora los cazadores nos obligaban a escondernos. Era eso, o terminar en una celda.
—Ya casi llegamos —indicó Alan.
Asentí.
Volví ojear su mano, como lo había hecho minutos antes. Estábamos juntos, eso había quedado claro. Sin embargo, los gestos afectivos comunes de una pareja eran escasos nuestras interacciones. Esa Vanessa había quedado atrás hacía mucho y no sabía cómo abordar mi nueva realidad con Alan. ¿Y si él sí necesitaba más muestras de amor públicas? ¿Y si era mejor esperar?
Pasamos frente a un restaurante y doblamos en una esquina para adentrarnos en un callejón. Alan estuvo por tocar la puerta metálica tras el contenedor de basura, no obstante, se giró a verme.
—¿Estás bien? No olvides que estoy contigo para lo que sea —dijo.
Su rostro se había colorado un poco por la brisa fría. Los mechones de su cabello seguían unos centímetros más largos de lo acostumbrado, pese a hacérselos cortado antes de regresar. Y sus ojos me miraban con esa dulzura...
En lugar de responder con palabras, fui hasta él y lo besé. Dejando a un lado cualquier inseguridad tonta, hice lo que sentí correcto. Y quizá lo mejor era permitir que todo fuera fluyendo con naturalidad, sin cuestionarme tanto, ni compararlo con la normalidad de otros. Éramos nosotros, con nuestra historia compartida, y así nos habíamos elegido.
—Y yo estoy contigo para lo que pase —murmuré.
Se oyó el sonido de una cerradura abriéndose. Momentos después, la puerta metálica se abrió e Ian apareció para recibirnos. Sin que tuviera que decir algo, Alan y yo ingresamos para que pudiera cerrar otra vez la puerta.
La habitación ancha, con un par de puertas más y estantes ocupados que daban la impresión de estar en el almacén del restaurante, tenía a un miembro de los Arcturus custodiando la entrada.
—Josh está abajo —indicó Ian. Lo seguimos hasta el fondo del espacio.
Sin palabras de bienvenida, ni abrazos. Una expresión seria que era distinta a las otras. La última vez que nos vimos accedí a que Jullie lo dejara inconsciente para apoyarla en su plan de ir al Bosque de Priska. La última vez había expresado lo que de verdad pensaba de mí y de mis actos.
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La Redentora | Trilogía Inmortal III [COMPLETA]
WerewolfLa traición de Vanessa destruyó la última esperanza de salvación para Drake. Ya no tendrá freno para su sed de poder y el brujo que lo acompaña se esforzará por poner el mundo a sus pies. Alejados del mundo, armarán su plan para obtener lo faltante...