Antes | Inquietud

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Drake

Mi agarre se afianzó en el vaso que sostenía y respiré hondo para asegurarme de que todo se mantuviera bajo control. Podía ver claramente a Vanessa a varios metros de distancia del otro lado de la cúpula de cristal del comedor. Estaba sentada sobre el césped charlando con otra impura, cuyo nombre no recordaba.

Ya habían transcurrido unos meses desde que la mordí y me fui; tiempo en el que ella pasó por su aislamiento para debilitar el vínculo de conversión hasta hacerlo desaparecer. No la había vuelto a ver desde que llegó a las instalaciones, pero no había logrado dejar de pensar en ella y en lo que le hice. Le arrebaté la oportunidad de tener una vida normal de humana tranquila.

Saboreé el jugo en mis manos, sin apartar mi vista de ella.

Me informé sobre su horario de actividades para evitar que coincidiéramos. Y, en un intento por minimizar mi remordimiento, también pregunté sobre su adaptación y rendimiento, obteniendo lo opuesto que quise. Estaba por debajo del promedio.

Y, pese a ello, allí estaba: riéndose.

—¿En qué piensas tanto?

La mano de Corinne acarició mi espalda y se adhirió a mí para apoyar su cabeza de mi hombro.

Respiré hondo de nuevo, buscando que su aroma familiar me invadiera. Era mi compañera, quien sería la madre de mis hijos y la que siempre estaba para escucharme. Me consolaba, apoyaba y ponía lo nuestro como prioridad. Llevaba años cumpliendo con su rol, como yo. Era la pareja perfecta. Yo lo sabía y últimamente me lo repetía cada vez que podía.

No obstante, había muchas inquietudes que no había sido capaz de compartir con ella. Me avergonzaba y era decir en voz alta que estaba faltando a su devoción por mí. Me perdonó que hubiera mordido a Vanessa y demorado en contárselo, pero no podía poner el peso de mi preocupación por Vanessa en ella. No era justo para Corinne.

—Nada. Solo estaba...

Se retiró de golpe. La ausencia repentina de su contacto me hizo enfocarme en ella. Corinne no me miraba a mí, sino al mismo punto donde yo tuve mi atención momentos atrás.

—Mirabas a Vanessa —terminó por mí en un tono herido que nunca había usado conmigo—. Y sí, sé cómo se llama.

Me giré y me coloqué frente a Corinne, cubriendo visión hacia el exterior y siendo lo único que yo viera. Ella era el pilar de mis planes, no el error que me atormentaba. Una supuesta deuda de una vida anterior no iba a destruir lo construido con Corinne.

—Me sorprendió verla. Eso es todo —murmuré.

Busqué tomar una de sus manos, pero la alejó.

—¿Te gusta? —preguntó.

—¿Qué? ¿Cómo va a gustarme? Nunca he hablado con ella.

—También sé que has estado velando por el bienestar de su familia.

No iba a negarlo, porque no podía mentirle. La familia de Vanessa estaba destrozada y todavía la buscaban. Lo mínimo que podía hacer era asegurarme de que estuvieran bien en los demás sentidos.

—No puedo desligarme de mi responsabilidad. Les quité a tu hija, a su hermana —repliqué con suavidad—. No tiene nada que ver con que me guste, o no. Es culpa lo que siento.

—Llevas rato mirándola. Hasta Josh hizo una broma de mal gusto.

No pude permitir que se fuera de esa manera. Sujeté su mano, sin importarme despertar la curiosidad de quienes nos rodeaban, y la halé hacia mí.

—Yo sé dónde es mi lugar. Mi compromiso contigo es mi prioridad —susurré.

Corinne trazó en sus labios una sonrisa fingida que yo conocía bastante bien y acortó la distancia entre nosotros para besarme como si no estuviéramos en medio de una escena de celos.

—La próxima vez espero que digas que me amas —dijo solo para que yo escuchara. 

La Redentora | Trilogía Inmortal III [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora