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Soobin y Hueningkai ahora pasaban más tiempo juntos, Huening le enseñaba a Soobin como pintar o más bien, como hacer aquellos detalles que hacen a las pinturas hermosas y claro este no podía debido a que no era tan bueno como Hueningkai así que se dedicaba a apreciarlo mientras pintaba o dibujaba mientras consumía pequeños chocolates. No salían tanto debido a que Beomgyu siempre salía de vacaciones con su familia en invierno lo cual hacía a Soobin feliz pues quería pasar tiempo con su chocolate.

—Y listo —dijo Hueningkai retrocediendo de su pintura con una gran sonrisa—. Está hecha, ¿qué tal me quedó?

Preguntó sin dejar de sonreír mirando a Soobin, esperando la respuesta de este quien dejó de apreciarlo para ponerse en pie y acercarse a la pintura, sorprendiéndose debido a lo hermosa que era pues Hueningkai había pintado un hermoso prado al atardecer con nada detalle pintado con delicadeza.

—Woaa —dijo con los ojos abiertos de par en par y una gran sonrisa—. Te quedó muy bien.

—Gracias —agradeció sonriente regresando la vista a su pintura—. ¿Puedo...tener más cuadros? —lo miró.

—¿Cuadros? —preguntó un poco confuso, mirándolo.

—Lienzos, me acabé todos.

—Tendrás que esperar hasta Navidad, falta muy poco.

—Está bien, entonces pintaré en mi libreta.

—De acuerdo. Por cierto, en Navidad saldré a la fiesta que mencionó Hyunjin, para pretender ser normal.

—Bien. ¿Taehyun vendrá a cuidarme?

—¿Quieres que venga?

—Pues...no me gustaría estar solo en Navidad, por lo menos quisiera jugar un poco con él.

—Está bien, hablaré con él. Iré a hacer la comida, te hablaré cuando esté lista.

—Claro.

Dejó un pequeño beso en su mejilla mientras lo abrazaba ligeramente de la cintura para luego irse, dejando la puerta abierta. Huening puso su mano en la zona donde había dejado aquel beso, sintiendo un pequeño cosquilleo para luego voltear hacia la puerta, tuvo tantas oportunidades para irse o pedir ayuda pero no lo hizo, simplemente se quedaba en silencio junto a Soobin. Una parte de él pensaba que no quería intentar nada porque cada habitación tenía una cámara, incluso dos y Soobin podía ver lo que hacía a cada minuto del día.

Soltó un leve suspiró, quitó el lienzo para ponerlo con cuidado sobre su cajonera y esperar a que se secara, tomó el frasco con sus pinceles para salir de su cuarto e ir al baño a lavarlos. Abrió el grifo dejando el agua correr poniendo sus pinceles bajo esta y con ayuda de sus dedos comenzó a lavarlos. Soobin hacía la comida la cual era gimbap pues sabía que a Huening le gustaba mucho. Luego de un rato le quedaba poco por terminarlos de hacer, hasta que el timbre sonó.

Un poco extrañado debido a que no esperaba visitas, dejó de hacer lo que hacía lavando sus manos y secarlas con su pantalón para ir hacia la entrada principal, una vez frente a la puerta se asomó por la mirilla viendo a una persona de espaldas la cual llevaba un saco color café. No reconocía a la persona, no tuvo más opción que abrir la puerta.

—Hola, ¿necesita algo?

—Hola Soobin.

Dijo al dar media vuelta con una gran sonrisa. Una parte de Soobin quería ser educado y emocionarse y abrazarlo diciéndole cuanto lo había extrañado, otra parte quería decirle que se fuera y que no quería saber nada de él por lo que hizo la última vez que lo visitó, tirar todos sus chocolates, simplemente se quedó en silencio, sin saber qué decir.

—¿Soobin?

—P-papá...¿qué haces aquí?

—Vengo a visitarte como cada Navidad.

—Para que tires mis chocolates, no gracias.

—No lo haré esta vez, lo prometo. Los quería tirar para que dejes tu obsesión por ellos.

—Es mi problema, es mi obsesión y no le hago daño a nadie.

—A ti te haces daño Soobin, es mucha azúcar, algún día te dará un-

—Infarto, sí si la misma historia de siempre. ¿Por qué no llevaste a mi hermana contigo?, te extraña, ¿lo sabías?

—Si pero sabes cómo es tu madre, no me deja verla, ¿te dijo porque?

—No, ya tendrá sus razones —suspiró—. ¿Cuánto tiempo te quedarás?

—Hasta el veintiséis, serán solo cuatro días.

—Bien...¡pero aleja tus manos de mis chocolates! —dijo molesto, dejándolo entrar.

—Gracias.

Soobin caminó aprisa hasta la cocina terminando de hacer los rollos de Hueningkai, poniéndolos con cuidado sobre un plato pequeño para tomarlo al igual que una botella de agua yendo hacia su habitación antes de que su padre lo viera, cuando entró dejó el plato y la botella sobre su cajonera cerrando la puerta lentamente.

—¿No dijiste qu-

—¡Shh!— puso su dedo sobre sus labios—. Mi padre está aquí —susurró.

—¿Q-que?...

—Se quedará unos días y tendrás que quedarte en el sótano unos días, solo hasta que se vaya, lo prometo.

—Pero...hace frío ahí abajo.

—El siempre trae su calentador y lo tomaré sin que se de cuenta para llevártelo, pero tendrás que ir solo, iré a cenar con él y ahí será cuando bajes tus cosas incluyendo tus sábanas, ¿de acuerdo?

—suspiró—Está bien.

—Te amo Huening —lo tomó de las manos, acariciando las levemente con su dedo pulgar—. Papá no te encontrará, estarás bien.

—Claro...

❝ ❞

Soobin se sentía demasiado incómodo con la presencia de su padre debido a que pareciera como si fuera alguien más no como si fuera su padre, siendo que era igual de alegre que siempre lo fue había algo que le parecía extraño, tal vez que su sonrisa era distinta o que no le preguntaba respecto a los estudios y solo se la pasaban jugando videojuegos como cada Navidad. Lo único que deseaba era que no subiera y descubriera a Hueningkai.

—¡Ja te gane! —dijo Soobin victorioso.

—suspiró, recostándose en el sofá— Si Soobin ganaste de nuevo...

—Woho —dijo sonriente, viendo la hora en su celular—. Es hora de la cena, ¿quieres ir al mismo lugar de siempre?

—Claro que si, Navidad no es Navidad si no visito ese lugar.

—Bueno vamos —dijo mientras se ponía en pie—, esta vez yo pagaré.

—Y yo conduciré, te espero en mi auto.

—Iré por mi cartera.

Subió las escaleras yendo a su habitación por su cartera para luego entrar al cuarto de Huening quien se encontraba guardando sus pinturas y pinceles en su respectiva caja— Es hora Huening, tendrás una hora para bajar todo y acomodarlo —dijo en susurro.

—Está bien, me arroparé muy bien —respondió en susurro.

—Bien. Recuerda llevar galletas y bebidas.

—Lo haré.

—De acuerdo. Adiós chocolate, te amo.

Le envió un beso para luego salir de ahí e ir hacia el auto de su padre el cual estaba ya en el auto. Huening esperó a que estos se fueran asomándose ligeramente por la cortina hasta que lo hicieron, tomó sus cosas para bajar e ir hacia el sótano el cual estaba frío pero por suerte Soobin le había dejado el calentador junto a la puerta del sótano. Comenzaba a cansarse y sudar un poco debido a que llevaba varias sudaderas puestas. Cuando bajó su taburete soltó un gran suspiro tirándose sobre su cama vieja la cual soltó algo de polvo provocando que tosiera.

—Creo que necesito limpiar un poco más.

Tomó la escoba que Soobin utilizaba para barrer el suelo de la casa para barrer el piso del sótano pues estaba sucio, al terminar, lo limpió con el trapeador, dejando el sótano como nuevo comenzando a acomodar las cosas en el orden que las quería para luego al final, tirarse en la cama, quedándose dormido debido al cansancio.

Soobin terminaba de cenar, al igual que su padre quien le contaba una tonta historia que le había pasado en el trabajo la cual le parecía realmente aburrida pero fingía que le interesaba y que le causaba gracia. Mientras contaba su tonta historia, Soobin notó que habían quitado el papel de desaparecido de Hueningkai, al igual que las hojas donde él salía.

—¿Qué ocurre? —preguntó su padre, girando hacia atrás viendo lo mismo que él—. ¿Ese no era un compañero tuyo?

—Era...—ambos se miraron— desde ese día no lo he vuelto a ver.

—Lo lamento. Me preguntó qué le habrá pasado.

—Nadie lo sabe, ni siquiera la policía, solo tienen esas imágenes del secuestrador.

—Jhm...¿Cómo se llamaba?

—Huening, pero le agradaba más que lo llamaran Hueningkai.

—¿Tú cómo lo llamabas?

—Huening.

—¿Porque lo llamabas así cuando él decía que le llamaran Hueningkai?

—Porque de todas formas es su nombre, es como si me llamaras Bin, o Soo, aunque el segundo sería un poco raro.

—¿Lo querías?

Esa pregunta fue extraña. A su padre nunca le importo a quien quisiera ya que cuando hablaba de alguien lo interrumpía y le decía primero los estudios para luego recordarle sobre su futuro y las cosas que podía lograr a hacer algún día sin preocuparse de alguien más.

—Como un buen compañero, era amable...

—¿Te gustaba?

—N-no...papá yo...—suspiró— tengo...novio papá.

—¿Novio?!

—Su nombre es Beomgyu y-

—¿Hueningkai no te gusta?, escuché los rumores de que olía a chocolate.

—¿A chocolate? —dijo confuso—, no lo sé, nunca me acerqué para olerlo.

—Pero Soobin, tu eres chocohólico, aún no superas tu adicción al chocolate.

—Lo se, y no me a pasado nada, mírame, estoy sano.

—Y enamorado de Hueningkai, o con el deseo de probarlo quizá.

—¿Probarlo? ¿te has vuelto loco!? ¡él era mi compañero!

—El cual olía a chocolate.

—¿Cómo estás seguro de que olía a chocolate? ¿alguien te lo dijo?

—Su madre lo dijo, viene en las descripciones, algo inusual de él es que huele a chocolate debido a la crema corporal que utiliza todos los días.

—Interesante, ¿Podemos irnos ya?

—Como siempre evitando todo, ¿será que eres el s-

—Tu pagas todo —dijo para ponerse en pie, tomar de su chaqueta y salir de ahí.

—¡Soobin espera!

Chocolate - SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora