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Su corazón latía con fuerza entre más se acercaban al lugar de donde había provenido aquel claxon, la madre de Huening tenía un gran nudo en su garganta al imaginarse con su hijo en sus brazos, tenía muchas ansias de verlo que por quinta vez le dijo al oficial que acelerara para llegar más rápido, y lo hizo, yendo a ciento cincuenta kilómetros por hora.

—¡Está al frente! —dijo el oficial.

Pero cuando llegaron al lugar no encontraron nada, estaba vacío, no había camioneta alguna pero eso sí, podía verse a lo lejos la luz de la camioneta la cual se alejaba cada vez más.

—¡Síganlos! —ordeno por la radio.

Pronto todos aceleraron en dirección a aquella camioneta que se iba alejando cada vez más. Huening escuchó el sonido de las patrullas a unos kilómetros detrás de él, quería voltear pero sabía que era peligroso, solamente quería asegurarse de alejarse lo más posible de ahí y no chocar para que Soobin quien se encontraba durmiendo no se lastimara.

—Descuida Soobin, no nos atraparan —dijo sin verlo, pisando a fondo el pedal.

Sabía que las luces lo delataban pero no podía apagarlas, o chocaría, pero también si no lo hacía los podrían alcanzar. Era riesgoso y lo sabía, aún así, lo hizo. Suspiró para luego presionar el botón que apagaba las luces quedándose a oscuras pero al recordar el camino que tenía en frente tomó la palanca para hacerla al frente y acelerar.

—¡Más rápido! —ordenó la madre de Huening.

Todos fueron lo más rápido que podían pues no podrían ir tan rápido o un movimiento en falso y sería su pérdida, podrían chocar con un árbol o chocar entre ellos. El oficial a cargo de la desaparición iba al frente junto a la madre de Huening quien apenas divisaba a la camioneta a lo lejos.

—¡Necesitamos refuerzos! —dijo por la radio—. Manden ayuda aérea.

Huening escuchó el sonido de las aspas de un helicóptero el cual alumbró la camioneta. Llegó a la carretera bajo los árboles subiendo a esta para ir en dirección contraria pues quería llegar hasta el túnel para poder salir de la ciudad y llegar al puerto donde los estaba esperando Taehyun. Miró por unos segundos el retrovisor viendo a las cinco patrullas que lo perseguían haciendo que su corazón latiera con fuerza.

—No nos alcanzarán Soobin, ¡no lo harán!.

Piso a fondo yendo a doscientos kilómetros por hora. A lo lejos pudo divisar al túnel sintiendo una gran satisfacción y felicidad pero eso se fue al ver cómo varias patrullas salían de este haciendo una barricada con los mismos autos y uno de los oficiales ponía una trampa de púas, era su fin, o eso pensó hasta que al ver la subida vio que podía salir de ahí pues no habían árboles.

—Saldremos de aquí Soobin, ¡lo haremos!.

Cada vez se acercaba más a aquella barricada lo cual lo ponía más nervioso. Los oficiales apuntaron con sus armas a la camioneta que se acercaba a gran velocidad, listos para dispararle recibiendo una gran sorpresa al ver como esta frenaba de golpe para girar y subir la montaña acelerando, Huening creyó que no habría árbol alguno y que se libraría pero al ver lo que había sobre aquella montaña hizo que su corazón doliera.

El freno se había roto con el impacto hacia el suelo haciendo que la camioneta avanzara y avanzará hasta que chocó con fuerza con un árbol haciendo que se golpeara con fuerza con el volante. Su madre esperó a que frenaran el auto para bajar de este y correr hacia la colina para poder encontrar a su hijo pues el oficial le había dicho que siempre se estrellan y efectivamente, al comenzar a subir la colina fue testigo de cómo aquella camioneta explotara.

—N-no...¡Hueningkai!.

Corrió hacia la camioneta a lo lejos la cual estaba en llamas, lloraba desconsoladamente tirándose de rodillas a unos metros de esta soltando un gran grito de desesperación, había perdido a su hijo, a su razón de vida, a su luz, a su bebé, a su todo.

Chocolate - SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora