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Días después...

—¡Huening! —decía Soobin alegremente entrando al cuarto del nombrado—. Oficialmente estoy de vacaciones! —dijo sonriente.

—Yeii podremos pasar más tiempo juntos —dijo igual de emocionado dejando su godete de lado—. ¿Podremos el pino de navidad?

—Así es, pero primero deja me cambio para ir a comprarlo junto a las esferas.

—Está bien, yo igual me cambiaré y me pondré una sudadera con gorra.

—Bien, ahora regreso.

Dijo Soobin saliendo la habitación yendo hacia la suya. La sonrisa de Huening se borró por completo, se quitó la camisa de manga larga que llevaba poniéndose otra limpia, se odiaba, pues le estaba pasando lo que jamás creyó que le pasaría, el síndrome de Estocolmo lo estaba consumiendo poco a poco sin ganas de escapar, de pedir ayuda, incluso de defenderse. Cada vez que pasaba tiempo con Soobin se sentía cómodo, se sentía alegre, también cuando le daba abrazos y dejaba pequeños besos en sus mejillas y cachetes, incluso cuando tenía relaciones con el, de las pocas veces que lo volvieron a hacer, no se rehusaba, lo aceptaba incluso le hacía mamadas a Soobin.

—Estoy listo, recuerda Huening, irás conmigo pero no te vas a separar.

—Lo sé.

—Vamos.

Fueron hacia el garaje, subiéndose al auto de Soobin quien conducía. El caminó fue un poco alegre debido a que en el estéreo se reproducían canciones navideñas y Huening las cantaba y bailaba o bueno, hacía el intento en hacerlo, causándole ternura a Soobin. A veces quería dejar de hacerlo recordando que lo había secuestrado y tocado varias veces, pero a la vez no le importaba y actuaba como si fuera su amigo.

Poco después llegaron al centro comercial, Huening se puso un cubrebocas y la gorra de su sudadera, su corazón latía con fuerza pues estaba muy nervioso debido a que acompañaría a Soobin a hacer las compras.

—¿Listo? —le preguntó Soobin.

Este asintió y ambos salieron. Huening, sintió como el fresco aire chocaba con su cara tomando un gran suspiro para luego soltarlo poco a poco, teniendo un pequeño escalofrío debido a lo frío que estaba pues incluso había poca nieve y copos cayendo del cielo.

—Si te separas te mataré, no me importa ir a la cárcel —le murmuró al oído para tomar su mano para luego dirigirse a la entrada del super.

Entre más se acercaban más nervioso estaba, como si fuera la primera vez que fuera a un supermercado. Soobin tomó un carrito, dándoselo a Huening para que este lo empujara yendo a su lado con una mano sobre la de él. Una vez entraron, se toparon con todo lo navideño incluyendo esferas como decoración para la casa.

—¿De qué color quieres las esferas? —le preguntó para luego mirarlo.

Huening señaló esferas color azul. Soobin tomó una caja de estas metiéndolas al carrito con cuidado de no romperlas para luego continuar, yendo hacia donde estaban los pinos en caja para tomar uno y ponerlo en la parte de abajo del carrito tomando igual una caja con una serie de luces.

—Creo que será mejor llevar dos cajas de luces —lo mira—, ¿cierto?

Huening alzó tres dedos, dándole a entender que llevará tres de esas cajas— ¿Quieres una para tu cuarto? —este asintió varias veces con una pequeña sonrisa—. Bien, entonces tú escógelas —le dijo sonriente.

Huening soltó el carrito comenzando a observar las luces que había tomando unas blancas siendo que las del pino eran amarillas. Continuaron con las compras metiendo al carrito frituras y galletas para Huening y también el mandado de la casa al igual que el regalo de navidad para cada uno, fingiendo que no lo habían visto.

—¿Seguro que no quieres una caja de chocolates? —le preguntó mientras sostenía una, y este asintió—. De acuerdo, más para mi.

—Soobin-ah! —dijo a lo lejos una voz masculina, haciendo que el corazón de ambos se detuviera—. ¡Por fin vacaciones woho!— dijo alegre acercándose a él.

—Así es Hyunjin —dijo igual de sonriente—. ¿Que vienes a comprar?

—Un poco de frituras, harán una fiesta en casa de Heesung, ¿iras cierto?

—No, no puedo, mi madre vendrá con mi hermana y se quedarán para navidad.

—Oh ya veo...¿quien te acom-

—se puso frente a él, para que no pudiera ver a Huening— ¿Sabes si habrá otra fiesta?

—Si, para el veinticinco harán otra pero esta vez en casa de Soeun donde besaste a Beomgyu por primera vez —dijo sonriente—. Aun salen, ¿cierto?

—Obvio, solo que salimos menos.

—Será buen momento para que tu madre lo conozca.

—Ajá...bueno-

—Hyunjin vámonos —lo llamó un amigo suyo.

—Ahora voy!. Bueno Soobin, disfruta de tus vacaciones con tu familia y con...—miró a Huening, haciéndosele familiar— con quien sea que esté contigo.

—Es...mi primo solo que es algo tímido.

—Se parece a Hueningkai —dijo sin dejar de verlo.

—¿Hueningkai? —lo miró igual—, creo que tu también te obsesionaste con él —dijo sonriente para luego verlo.

—No me llamo Choi Yeonjun —dijo entre risas para luego irse—. Adiós Soobin.

—suspiró— Estuvo cerca...

—Que lindo escuchar su voz de nuevo...— murmuró entre lágrimas.

—Bueno, escuchaste la voz de...—se paró junto a él, notando como sus lagrimas salían sin fin— Huening, esta bien, se que los extrañas pero...no pueden verte y lo sabes.

—suspiró— Lo sé...

—Paguemos y vayamos a casa para poner el pino.

Chocolate - SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora