🌸•Capítulo 64•🌸

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Yoongi observó los papeles entre sus manos y luego sus ojos inevitablemente se desviaron hacia la pantalla de su computador, donde se encontraba en pausa el video de su preciosa Chispita.

Sin poder resistirse, le quitó la pausa y contempló con una gran sonrisa amorosa donde se podían apreciar sus encías, a su Chispita, quien tercamente le mostraba su espalda y traserito, aunque en una parte casi al final permitió a ambos padres mirarle el perfil de su dulce rostro con nariz de botón.

Y todo eso había ocurrido solo unas horas atrás, durante su hora de almuerzo.

Siendo viernes, en la mañana Yoongi había recibido una llamada de la doctora Kim, informando que había adelantado su cita debido al reciente suceso con Jimin, anunciando que deseaba ver cómo iban ambos.

Iniciando su quinto mes de embarazo, revisó completamente a su omega, advirtiéndole de los nuevos cambios que se avecinaban, como el notorio crecimiento de su vientre, dificultades para encontrar una posición cómoda para dormir, manos y pies hinchados, dolor en la zona lumbar y el aumento de apetito considerablemente.

Su cachorro no se había mostrado particularmente preocupado por nada de ello, pero apartando un poco a Yoongi, la doctora incluso le había aconsejado al alfa que tuviera un ojo sobre Jimin porque ante el notorio aumento de peso algunos padres y madres comenzaban a sentirse inseguros sobre su imagen, y pronto estarían cambiando de ropa de forma constante, lo cual tampoco ayudaba.

Al omega también le había comentado al respecto, añadiendo que su embarazo provocaría cierto brillo especial en él y que haría ver su piel más saludable y brillante como forma de consuelo.

Y aunque Jimin no parecía estar especialmente preocupado por su apariencia, Yoongi mantendría un ojo sobre su cachorro, ya que con el tema de las hormonas uno nunca sabía.

Suficiente susto había tenido con el desmayo debido al estrés, no deseaba que nada como eso o parecido volviera a suceder.

Con cinco meses, saber que su bebé tendría más capacidad para moverse junto a las infaltables pataditas, manotazos o incluso el cambio de postura, les había sacado una sonrisa y emocionada, aún más cuando les comentó que también comenzaría a engordar y hasta desarrollar rasgos faciales.

Algo que ambos padres no podían esperar a contemplar, si tan solo su pequeña Chispita no fuera tan obstinada en mostrarles su traserito.

Con el timbre del teléfono fijo interrumpiendo sus felices pensamientos, Yoongi volvió a pausar el vídeo y fingió prestar atención a los documentos en su mano mientras apretaba un botón.

Señor Min, ¿puedo pasar? —preguntó Jaebum.

—Claro —respondió cortando la llamada.

Yoongi no alzó la vista cuando la puerta de su oficina se abrió luego de conceder el permiso y siguió trabajando en esos papeles, o fingiendo trabajar en ellos realmente mientras su atención viajaba a la pantalla otra vez.

—Tengo actualizaciones respecto al proyecto con el inversionista Akanishi —anunció Jaebum, logrando una rápida mirada por parte de su jefe.

—¿Algo importante? —preguntó.

—Ya se han terminado las remodelaciones en el edificio, está listo para ser invadido por tiendas —contestó—. El señor Akanishi ya ha pedido una reunión para hablar de esos detalles.

—¿Para cuándo? —preguntó interesado, terminando aquellos papeles para concentrarse totalmente en su secretario—. Ni hoy ni mañana se puede, estoy ocupado —le recordó.

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