Capítulo 3

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Ian mantuvo su vista fija todo el camino, sólo me habló para pedir indicaciones de a donde íbamos. Así podía llegar a ser de callado, y es imposible poder saber lo que está pensando, es como un diario con una cerradura tan fuerte que es imposible abrirla, ya conociéndose tan bien como lo hago, ni si quiera doy inicio a una conversación.

Aún recuerdo cuando llegó a casa, acababa de cumplir 15 años, y el me pareció el chico más guapo que había visto en toda mi vida. Esta demás decir que fue mi crush durante uno o dos años, luego aprendí las maravillas que el mundo tiene guardadas por ahí y ya lo dejé de lado. Ahora, a mis 22 años, ya se las cosas buenas y las aún mejores que tiene el vivir.

El rubio es el mayor de todos con 29 años. Luego está Jared con 26 que llegó unos meses después de Ian , le sigue Arthur 24 quien llegó con Jared y por último Aaron que tiene mi edad y fue acogido un año después de la llegada de los últimos, y es un jodido grano en el culo. Yo soy hija sanguínea de mis papás, alquilaron un vientre con el esperma de uno, nunca hemos sabido de cuál, y salí yo.

Siempre estuve enterada de los negocios de mis padres, desde muy pequeña. Estar siempre rodeada por más de 20 y 30 hombres sería sospechoso para mi si no me hubieran avisado con anterioridad. Aún cuando ningún socio conoce que mis padres tienen una hija, es mejor evitar que lamentar.

Mi padre Jean Luca heredó el negocio de tráfico de armas y sustancias explícitas de mi abuelo, quien está retirado por las islas Caimán o algo así (nunca sabemos su paradero con exactitud), papá siempre dice "fue más una obligación que una opción" y como mi papi bonito Cristiano ama con locura a Luca, se adentró en el negocio. Las familias sicilianas tienden a ser muy metiches cuando se trata de negocios, y más si son de la famiglia, y es un legado de antaños.


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Creo que amo a Ian, ¿Y ustedes?

Cuatro tontos en mis manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora