Capitulo 19

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Aún la cortada de mi cuello me molestaba al moverlo, solo unas puntadas bastaron para cerrarlo, el doctor aviso que un poquito más a la izquierda y no hubiera estado aquí para contarlo. Ya había pasado más de dos semanas de los acontecimientos, y le aseguró que me lleve unos buenos regaños de parte de cada integrante de esta casa cuando estuvieron todos aquí, días después me enteré que tuvieron dispararle al hombre para poder liberarme, me dolió el corazón, había muerto alguien por mi culpa, pero Arthur me tranquilizó diciendo que de todas formas no iba a salir de allí con vida, sus crímenes del pasado lo persiguen, y más cuando él estaba detrás de un gran tesoro de la familia, no lo entendí y hasta el día de hoy no lo hago.

Toda mi recuperación ha sido extraña, los muchachos pasan tanto tiempo conmigo que ya hasta me estoy cansado de sus caras, en cambio, a mis padres solo los he visto una ves, no tengo deseas de quejarme, pero realmente lo haré. Habitar en la misma casa no indica que los vea, o que ellos pasen por mi habitación a saber de mi, simplemente se olvidaron de mi y existencia.

Camino por todo el largo pasillo que me lleva al despacho que utiliza mi papá, cuando miro la puerta al final del pasillo un estremecimiento me recorre, jamás volveré a tocar ni siquiera la cerradura, me da pavor solo con verla. Camino unas cuantas más, solo se escucha el tintineo que provocan mis pantuflas al golpear el piso, en las últimas semanas las pijamas son los complementos perfectos.

Cuando llegó a la puerta dispuesta tocar, unos estruendos procedentes desde el otro lado de la puerta me detienen, apasionando que salte en mi lugar.

-Hay que sacarla de aquí señor. -No pude distinguir la voz de quien era.

-No podemos hacer eso, ellos ya conocen su nombre, y no dejare que la atrapen cuando se registre en algún aeropuerto. -La voz de padre.

-Muchacho, cálmate, no es necesario utilizar todas esas cosas, puede viajar en el jet. -Ahi entendí que mi abuelo era uno de los que estaba hablando con mi padre.

-No lo entiendes padres, no me voy a arriesgar a que algo le suceda.

Cuando quise escuchar la otra parte, una fuerte mano me tapo la boca desde atrás, intenté gritar pero fue en vano, frío se sintió mi cuerpo y temblé debajo de aquel gran cuerpo, mis ojos se llenaron de lágrimas y con mis uñas intentaba arañar las manos de quien era.

-Solo soy yo nena. -Me tranquilice sólo un poco al escuchar la voz de Ian detrás de mi. -¿Sabias que es de mala educación husmear conversaciones que no te concierne?

Rápidamente él me da la vuelta y pega mi cuerpo a la pared, quedando el de frente y aún con su mano en mi boca, justo así se hacía evidente la diferencia de estaturas.

-Quitare la mano, pero no grites.

Yo solo asentí. Respire agitadamente cuando su mano fue retirada de mi cara, lo mire fijamente al rostro y por fin dejé que bajaran las lágrimas que contenía. Me asuste, y nadie puede culparme por reaccionar de esa manera a este tipo de situaciones, más cuando tú vida casi siempre está en peligro.

El tiro de algo detrás de mi, ocasionando que caso me vaya de escaladas cuando la pared desapareció detrás de mi, pero se me hacía imposible despegar mis ojos de su enigmática mirada.

-¿Que hacías ahí? Si tu padre te descubre estoy seguro que te colgaría.

-Solo quería verlo, ¿nonno está aquí?

-Están resolviendo unas cosas.

El no me lo confirmó, pero yo ya podía hacerlo con su esquiva. Sonreí abierta mente y iba a pasarlo por debajo del brazo para ir con mi nonno, pero Ian me sostuvo del brazo impidiéndolo.

-¿Que pasa contigo troglodita? Quiero ir a verlo.

-No puedes interrumpir.

-Estas loco, es mi nonno, estoy segura que estará fe...

Mis palabras se quedaron a mitad de camino, porque sus labios me acallaron con un apasionante beso, no me lo esperaba y por eso me resultó más difícil seguirle el paso. Un zoológico completo pisoteó mi estómago cuando sus manos fueron a mi cintura apegándome mas a su abdomen, su cuerpo despojaba calor, un calor embriagador que me hizo mojar las bragas en cuestión de segundos, no me había dado cuenta de cuánto lo necesitaba hasta que la ropa se me hizo demasiada.

Me levanto del suelo y con mis tobillos me sujete a su cintura, llevaba un pequeño vestido de dormir, muy fino, el cual provocaba que la fricción contra el cuerpo dé el fuera más placentera y agobiante. Me despegué de sus labios para poder mirarlo fijamente, sus labios hinchados y su cabello despeinado por culpa de mis manos, ocasionaban que corrientes de placer me recorrieran, era imposible no sentirse excitada solo con ver a este grande y fornido hombre.

No tuvimos que decirnos más palabras que las que nuestras miradas transmitían para saber lo que queríamos, y eso era entregarnos uno a otro allí mismo.

Se escuchó como pasaba el seguro de la puerta. Me recostó en el suelo y él estaba encima de mi, sosteniendo su peso con ambas manos. Lleve mis manos a la pinto de su camisa para sacarla y dejar su tatuado y fornido pecho al descubierto, pase mis manos dentro de su velludo pecho que me mojaba más, hasta el punto de que mis bragas se sentían encharcadas.

Él metió su mano dentro del pequeño vestido, haciendo ficción con mis curvas debajo de la tela, me estaba matando, con sus labios en mi cuello y sus manos recorriendo mi cuerpo, todo quemaba a mi alrededor, y cada roce de su parte me tenía loca. Gemidos empezaron a salir de mis labios involuntariamente cuando sentí sus dientes morder mi pezon erecto debajo de la fina tela, aún no me acostumbraba a las sensaciones que sus roces me ocasionaban. Se escuchó el estruendo de mi vestido siendo roto por sus fuertes brazos y otro gemido escapó de mis labios.

Su boca se apartó de mis senos y yo gruñí en protesta. -Calmate gatita, esto te va a gustar más. -Susurro.

Una larga línea de besos se fue extendiendo desde mis pechos hasta mi estómago, donde él dejó delicados besos y lengüetazos. Abrió mis piernas, dejándome descubierta ante el y con mis bragas muy mojadas.

-Estaré encantado de probarte gatita.

Yo solo gemí en respuesta, estaba sin habla. La forma voraz y animal en que se veía, me tenía absorta y embriagada. No podía despegar mis ojos de cara y la corriente que me daba en cada lugar que se posaban sus labios me hacían mojarme y querer suplicar por el.

-¿Que pasa aquí?- se escuchó una voz detrás de ambos.

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Holiiii, como están?

¿Ustedes cómo quien creen que entro? Para mi que fue su Nonno. Dejen sus conspiraciones en los comentarios.

Recuerden que aquí no hay favoritismos, amo a mis cuatro chicos por igual, el problema es que estoy intentando mejorar en mi escritura y por eso algunos están mejor detallados y escritos que otros, con el tiempo intentaré editarlo. Gracias por su comprensión.

Cuatro tontos en mis manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora