Ian.
La había perdido, la había perdido hace mucho tiempo. Por mi culpa más que nada. La deje morir en vida, no la ayude ni defendí cuando debía hacerlo, ni si quiera lo intente. Mi amor fue lo bastante débil como para influenciarse por otros, por los celos y el odio. Ella estaba muriendo, en mis brazos y no podía hacer nada para salvarla, porque la Amber que yo conocía me habían dejado desde el momento en que cortaron sus alas, y yo ayude a hacerlo.
No tengo derecho, yo lo sabía mejor que nadie, no tengo derecho a ser tan egoísta con ella, pero mi jodido corazón enamorado y que late frenéticamente por verla sonreír de nuevo gana cualquier batalla contra cualquier pensamiento lógico. Yo entendía y sabia, pero aun mi cuerpo no comprendía que debía dejarla ir para que ella fuera feliz, pero eso no iba a pasar, mi alma y cuerpo jamás estarían en paz sin ella a mi lado.
El doctor no dejaba de hablar, pero yo solo sabía que no había más por hacer, salvarla sería devolverle el sufrimiento. Pero dejarla morir me mataba, y no pude aguantar más tiempo. - ¿Doctor?
El entendió con la mirada y se acercó al cuerpo pálido de mi pequeña. -Perdió mucha sangre, haré lo que pueda.
Yo sabían que salvarla ahora mismo no era opción, habían pasado minutos hasta que el doctor llegó, y muchos más hasta que decidí ayudarla, pero soy demasiado egoísta como para dejar morir a él amor de mi vida. Aun cuando eso significará su felicidad. No iba a dejar a aquellos pequeños sin madre, ella sólo estaba herida y cansada, mi corazón me lo decía. Había sufrido mucho, lo suficientemente como para no querer estar con vida, y yo la DEJE sufrir, eso no me dejaría dormir jamás. Me culpo por muchas cosas, pero no quería que matarla estuviera entre las cosas. Yo simplemente necesitaba que ella luchará, para así yo hacerlo por todos por primera vez. Para entregarle mi vida y alma si ella lo deseara.
Ame a esa niña desde que la conocí por primera vez, y ahora que por fin la puedo tener, demostrarle todo lo bueno que puedo guardar, no la perdería, me negaba a hacerlo.
Aaron fue horrible, pero yo fui aún peor, por no ayudarla cuando me necesitaba.
-Hay que llevarla a él hospital.
-Has lo que tengas que hacer.
Los bebés no habían dejado de llorar en todo momento, y yo no tenía alma para mirarlos, acababa de quitarles a su madre, quien mi corazón me dice que amaría con fervor y lucharía por ellos hasta la muerte de ser necesario.
Verla así me rompió aún más el corazón, pero al menos estaba viva, esperaba no tener que pasar por esto, ella necesitaba recuperarse y superar todo aquello. Me acerqué a pasos lentos a su cama, para sostener su mano entre la mía y besar su frente.
-Tú y yo saldremos de esto, te voy a ayudar.
Esta vez sí lo haría, la ayudaría aunque mi vida dependiera de ello. La necesitaba conmigo y no pensaba dejarla morir, no de nuevo.
-Todo depende de ella. -Dijo la enfermera, quien se acercaba de vez en cuando a ver sus signos vitales.
Y ella lo hará, estoy seguro de eso.
Amber.
La brisa fresca choca con mi rostro, relajándome totalmente, y el olor a pasto húmedo inundo mis fosas nasales haciéndome inspirar ruidosamente. Toque los flecos verdes y puntiagudos para sonreír abiertamente, ni si quiera molestaba. El enjambre de mariposas sentadas en el pequeño jardín de flores silvestres es hermoso, me sorprendí para belleza que exhalaba.
Observe mi mano por encima de los hierbajos, la cual llevaba un esmalte rosa pastel, no recordaba haberlas pintado, pero me gustaba. Hundir mis dedos descalzos en la tierra podía describirse como la mejor sensación. Me sentía libre y feliz, eso me gustaba, mi pecho se inflo de calidez.
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Cuatro tontos en mis manos ©
AcciónAmber Giordano no es la típica chica, y nunca lo será. Con cuatro asesinos a su disposición, ella hará de tu vida un infierno. ------------------------------------------- Amber es muy normal dentro de l...