Capitulo 40

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Aarón.

—¿Donde diablos están? —Rugió un muy enojado Ian. —No responde llamadas.

—Creo que deberías calmarte muchacho, ellos deben estar bien. —Susurre.

—Y yo creo que tú estás demasiado calmado, ¿sabes donde están? —Dijo, para luego acercarse peligrosamente a mi, Arthur que estaba allí se puso en medio del camino para evitar que ocurriera algo peor.

—No boy a estresarme, lo más seguro es que estén en perfecto estado y solo no han podido llegar a tiempo.

¿No estresado? Claro que lo estaba, ¿donde mierda estaba Jared con Amber? Si ese jodido imbecil se atreve a llegar sin ella yo mismo lo asesinare, hace más de una hora se le entregó literalmente en sus brazos. Protegerla estaba resultando más complicado de lo que yo mismo podría decir.

¿Que podría salir tan mal como para que tengan tantas horas de retraso? Coger no podía extenderse tanto.

—No me importaría salir a buscarlos ahora. —bufo Arthur, otro que estaba a punto de sursistir a cadaver.

—No podemos, solo denle más tiempo.

Y era la verdad, no podíamos hacer más que quedarnos sentados en este jodido avión esperando saber sobre ellos. Teníamos que encontrar una forma de mantenerla resguardada y segura, y lo más conveniente era que Jared la sacara de allí. Si ese hijo de pu...

—Ya llegamos. —Voltee rápidamente al escuchar la cortada voz de mi chica.

Me impresionó un poco su estado, yo no la dejé así. Labio cortado, un futuro moretón en el pómulo, aquí había algo mal, muy mal.

—¿Que pasó? —Tomé a Jared de las solapas de su camisa, iba a pagar si le hizo algo.

—Nada del otro mundo, ya sabes cómo es. —respondió esquivo.

—Si, ya sabes cómo soy —Su voz volvió a hacer estragos en mi, ¿estuvo llorando? Una de las cosas que no soportaría seria eso. —Vamos a descansar.

Agarro mis manos para que soltara a Jared y fuera con ella al pequeño dormitorio del Jet privado, deslizó la cortina que cumplía su función de privacidad y me llevo a la cama, para minutos después envolverse en mis brazos.

Nunca podría explicar lo reconfortante que es mantenerla cerca de mi, su olor me calma, y su piel es mi jodida obsesión, ella lo es. ¡Por Dios! Pienso en tenerla así desde que la vi por primera vez, Yam inocente y frágil. La vi convertirse en quien es ahora, y ella vio lo mismo conmigo, estar jodido por ella sólo sería la punta del iceberg. Yo sabía que aquello que sentía no estaba bien, pero ya no podía dejarla escapar, ya ni iba a poder soltarla, ella era mía y lo sería para siempre. Mi dulce niña no se me iba a escapar nunca.

Bese su cabeza para abrazarla más posesivamente, siempre serás mía.

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Un punto de vista distinto, ¿que opinan? Yo lo encuentro muy normal para lo que demuestra.

No hay tantos demonios allí, verdad?

Cuatro tontos en mis manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora