Capitulo 49

3.1K 261 5
                                    

Necesitaba saber que hacía el hombre allí, por lo qué Charlie me había contado difícilmente su padre arreglaba su vida personal, o se reunía con quienes deberían conformarla, de hecho solo trabajaba día y noche, desgastando a sus hijos en el proceso al igual que a su esposa.

—Esto es extraño... ¿que hago yo aquí? —Pregunté a mi padre.

—Aah cariño espérate un momento, aún falta alguien más.

Respire profundo y me hundí un poco más en la gran silla de mi padre. Aún recuerdo que de pequeña me encantaba venir a este despacho y sentarme aquí, un trono para una princesa.

—¿negocios? —Le pregunté a mi "querido suegro" que nos dejaba de mirarme como a un espécimen raro.

—Nada de eso, estamos esperando a alguien para dar una noticia.

—Parece que la impuntualidad es lo mejor que se le da. —Gruñí.

—Ya cálmate niña, y espera unos minutos más.

No pasó ni un minuto cuando la puerta se abrió, por ella ingresaron loa cuatro chicos a los que había estado evitando en los últimos días, sus facciones no eran las mejores, parecían disgustados por algo, y luego entendí que más bien era por alguien, detrás de ellos una cabellera rojiza se asomó, haciendo que mi corazón bombiara con fuerza y y ni sonrisa se ensanchara más. Charlie, debí imaginarlo.

—Cariño. —Su voz llegó como melodía adormilante a mis oídos y dejé de creerme que esto realmente fuera verdad. Él abrió sus brazos para mi, esperando a que me acercara a él, y no lo dudé. Sentirme entre sus calientes y grandes brazos, me dio paz y me hizo sonreír inconscientemente. Los besos que daba en mi frente y cabello me iban a dormir en cualquier momento, amaba a este chico sin duda alguna.

—Vamos siéntense. —Habló mi padre, alegremente.

Ambos tomamos asiento en un gran sillón vintage que estaba a un lado, los demás estaba parados, a excepción del padre de Charlie.

—¿Y bien? ¿Que van a decirme? —pregunté.

Voltee a mirar a Charlie y en su rostro había una hermosa sonrisa que mostraba todos sus blancos dientes.

—Me reuní con Charlie y su padre hace unos días. —Habló mi padre. Su voz parecía emocionada. —Hablamos durante horas... y tu novio me pidió tu mano en matrimonio Amber. —Mis ojos se agrandaron y giré a ver a Char, quien sonreía aún más ahora y a quien los ojos le brillaban justo ahora. —Y yo le he permitido hacerte la propuesta. Es lo más ilógico, cuando llevan tanto tiempo justos.

Charlie sacó una pequeña caja de su chaleco y la abrió ante mis ojos, mostrando en él un anillo de oro blanco, con piedras incrustadas a su alrededor, en el centro una mariposa de diamantes rosados lo adornaba. Él lo sacó de su la cajita y estiró mi mano con la suya, para decir.

—¿que dices? ¿Aceptas?

Justo allí solo éramos él y yo, solo nosotros dos importaba par mi, mi atención quedó en él totalmente. Sus llameantes ojos azules, todas las pecas en su rostro y cuerpo, las había contado y besado innumerables veces, lo sonrojado que se encontraba, no había más respuestas para mi, solo una y un camino.

—Esto no es lo más romántico. —Ambos reímos. —¡Por Dios! Si que acepto.

Y nos besamos. Pero lo que no había recordado y tampoco sabía, es que cuatro hombres llameantes en rabia estaban allí, preparados para quitar del camino a cualquiera que quisiera alejar a su chica de ellos.

Cuatro tontos en mis manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora