Cuatro tontos en mis manos ©

Capitulo 11

Puedo jurar que nunca Arthur había sido tierno conmigo, siempre estaba de mal humor, con su carácter de perro al aire, y cuando me miraba siempre ponía sus ojos en blanco, ¿Que si ahora me arrepiento de acostarme con ellos? Claro que no!!! Una no se puede arrepentir de las cosas que hace, tal vez si me sienta un poco culpable, pero jamás arrepentida.

Podía estar aturdida y a dolorida, pero jamás arrepentida.

Camino por el largo y oscuro pasillo que lleva a las habitaciones, me negué rotundamente a que Arthur me acompañara, mujer fuerte ante todo, o más bien estupida, mi cuerpo me está matando. Tocó la perrilla de la puerta y la giro para entrar en la habitación, que también estaba a oscuras.

Atientas me voy a la cama y cuando ya estoy enfrente de esta dejo caer la bata de baño, quedando totalmente desnuda, me tiro a la cama y tomó algunas cobijas para cubrirme, rápidamente callando en los brazos de morfeo.

Un extraño movimiento me despierta, dejándome totalmente asustada. Miro la mesita de al lado de mi cama y veo el reloj 4:30 de la madrugada, si grito posiblemente alguien me escuche.

Sin poder procesar nada, estaba medio dormida aparte, siento como me tiran de los pies para dejarme cerca de la orilla de la cama, hoy voy a morir.

Cuando planeo gritar en todo lo alto, una gran mano se posiciona en mi boca haciendo que el grito suene apagado y apretujado. Instintivamente empiezo a patalear y lanzar golpes en el aire para liberarme, pero un ronca voz me detiene, cuando dice:

-Calma fiera, solo soy yo. -la ronca voz de Jared me hace asustarme, ¿que hace él en mi cuarto? Pero antes de que diga algo el responde. -Tal parece que te metiste a mi cuarto, gatita.

No puedo hablar porque la mano de él continúa en mi boca, así que él sigue.

-No sabes la sorpresa que me lleve al entrar aquí y encontrarte en mi cama, desnuda. ¿Intentas seducirme? -Yo solo lo miro con mis ojos muy abiertos. -Porque lo acabas de conseguir, verte dormir me puso caliente.

Un fuerte suspiro salió de mis pulmones cuando él quito su mano de mi boca para llevar sus labios allí, me costó reaccionar, pero lo hice. El beso no era tierno y bonito, si no todo lo contrario, fuertes y llenos de lujuria. Una línea de besos se dibujó desde mi mandíbula hasta el centro de mi pecho, coloco una de sus manos en mi seno derecho apretándolo y estrujandolo, fue inevitable no gemir.

-Eso es cariño, gime para mi.

Sin contenerme empecé a gemir alto y fuerte, como él me había pedido, sin importarme menos que alguien nos escuchara. Una de sus manos se posicionó en mi centro, acariciando mi clitorix y llevándome a gemir mucho más, ya no hija a negarme a esto, estaba muy caliente y necesitada de él.

-Te te necesito- gimo.

Puedo notar que él ya se encontraba totalmente desnudo, ¿que se supone que estaría haciendo? Siento la punta de su miento rozar mi entrada de un lado al otro, y me es imposible no gemir aún más alto por el placer, en una sola y rápida estocada de hunde en mi, y grito en el proceso, estoy lastimada por dentro y todo duele.

-¿Estas bien? -pregunta. niego repetidas veces logrando que él salga de mi. -¿necesitas un doctor? ¿Te pasó algo?

vuelvo a negar a ambas cosas, solo necesito estar con él, quiero hacerlo, eso está más que claro.

-Ven aquí - susurró, arrastrándolo hacia mi boca para besarlo. Vuelvo a llevar su miembro a mi entrada y antes digo -Lento.

Y así lo hizo, lento y placentero, cada estocada era como morir y volver a la vida, bien dicen que lo mejor se deja para ultimo, sus suaves movimientos me llevan al cielo y ni hablar de los besos que reparte por todas partes, esto es lo mejor. Nuestras respiraciones se mezclan y nuestros gemidos por igual, estoy segura que para esta hora todos ya nos han escuchado, y me importa menos, solo quiero disfrutar esto, sin pensarlo tanto. Mañana podré joderme la cabeza.

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