Capitulo 60

3.6K 208 39
                                    


Un mes después...

¿Se puede amar a alguien con la  misma intensidad en que se puede odiar? lo sentimientos tienden a ser precisos y exactos, y sin  duda alguna cada día mas el odio por aquel ser horrible disfrazado con una cara bonita crecía mas y mas. Hasta ahora Aaron me había arrebatado mi libertad y felicidad, no creo poder perdonarlo en algún momento por aquello. Y ni si quiera tenia que buscar en el fondo como para saber que quererlo muerte no era una opción, era mas bien un deseo y anhelo. 

Aunque muriera yo en el proceso, Aaron debía morir de la forma  mas cruel y despiadada. Ultrajada, así es como me he sentido en todo este tiempo, no podía decir con certeza cuanto había pasado, porque el me había arrebatado hasta el derecho de contar los días. Violada, maltratada y robado por el, me robo lo poco bueno que pude haber acumulado en todos mis años de vida. 

Siempre escuche que el cerebro tiende a atrofiarse cuando estamos encerrados sin nada mas que paredes blancas que observar, pero yo creo que justo ahora gracias a mi cerebro es que estoy viva. Soportando a aquel horrible, inestable y asqueroso ser cada vez que se acerca a mi para violarme. 

No creo jamás poder odiar a alguien como lo hago con el. 


Dos meses después. 

¿Embarazada? ¿yo? me negaba rotundamente a estarlo, nunca deje mi método anticonceptivo, y he me he quitado de encima en estos meses a Aaron cada vez que viene borracho, así que como podría ser eso posible. 

La puerta sueno con un leve toque, esa que solo es abierta cuando entran a golpearme o violarme, así que mentalmente me preparo para lo que posiblemente venga, una sesión de golpes interminables recordándome que soy una zorra egoísta, y hasta que no aprenda a quererlo simplemente no me dejara en paz. 

La puerta se abre lentamente, pero al voltear no es Aaron quien esta allí si no Ian. Dejo salir todo el aire que guardan mis pulmones cuando distingo sus ojos, no lo había visto desde que estoy aquí. En sus manos trae una bandeja con lo que parece comida, por lo menos no me matan de hambre ellos, si no yo. 

-Me dijeron que ya tienes mucho sin comer nada. -Su ronca voz me hace estremecer de miedo, realmente no estaba preparada para verlo, a ninguno, solo con pensar lo que me hará tiemblo inconscientemente. Nunca fue de temer, pero una situación como esta me sobrepasa. -Hay maneras mucho mas sencillas de morir.

-Lo se. -Mi voz salió mas rasposa de lo esperado, llevar tanto sin decir nada, solo llorando y gritando de dolor. -Llama a Aaron, es la fácil.

Un gran suspiro salió de sus labios, y sentí sus pasos acercándose a mi. Instintivamente me aleje de el y me encogí en el rincon. El duro colchón se hunde a un lado y pude sentir su pesada respiración a mi espalda. 

-Tu y yo sabemos que esa no será una muerte rápida. -volvió a suspirar y esta vez toco mi hombro. -Amber, tienes que comer algo. Porque estas embaraza deberías hacerlo. 

-No pienso tener un hijo de ese monstruo. 

Suspiro uno vez mas, me miro directamente a los ojos. En los suyos pude ver tristeza, decepción, y muchas cosas mas. Pero eso no toco mi corazón ni un poco, porque ya ellos me lo habían arrancado y destrozado. 

-Puede que sea mío -Murmuro. -Y también puede que eso no te importe... El esta vuelto loco... -Lo mire fijamente esta vez. -Aaron, tu me conoces y sabes que no tendría ningún miedo a morir y llevarlo a el conmigo, pero entonces te quedarías sola, y si el sobrevive y yo no, te lastimara mas de lo que ya lo a hecho. Espero que en algún momento me perdones por no defenderte como debo.

Cuatro tontos en mis manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora