Me miro por ultima vez al espejo. El vestido me queda perfectamente bien, ajustado hasta el busto y suelto, llega hasta dos dedos abajo del trasero, tiene un gran escote y es de tiras, con los cuadros del busto transparente con diseños florales. Una obra de arte, yo soy la obra de arte. Grandes senos, enormes curvas, y buen trasero. Mis grandes ojos verdes se encuentran bajo unas grandes gafas, porque estoy tan ciega como un murciélago en el día. Los labios cubiertos por un delicado rosa, regordetes e inflamados.
¡Soy una diosa! Creo que cuando estaban repartiendo la belleza, yo me forme unas cinco veces. Gracias a mis padres por tan buenos genes.
Salgo de mi cuarto para poder irme a la fiesta, pero en el pasillo me topo con Aaron mi hermano mayor, quien se queda mirándome con su inexpresivo rostro.
-La belleza no se te pegara porque me mires tanto. -le digo, mientras rio.
El solo arquea una de sus tupidas cejas y entrecierra sus ojos hacia mi. Mi hermano es muy guapo, con unos lindos ojos turquesa, que emboban a cualquiera, la nariz mas respingada y bonita que se pueda ver, tan blanco como la leche, labios gruesos y regordetes, y tan alto que hasta en tacones me lleva centímetros demás.
-Ve a cambiarte, luces como prostituta. -me dice, en tono calmado.
-¿por que lo haría? la intensión es lucir así, ¿no te parece sexi?
-Ve a cambiarte niña, no saldrás así a ningún lado.
No le hago caso y continuo con mi camino por las escaleras hasta llegar al living.
-No me escuchaste niña tonta, ¡ve a cambiarte!
-¿pero que demonios esta pasando aquí?- pregunta mi padre, saliendo de algún lado.
-Que tu hija quiere salir como prostituta a la calle. -Responde Aaron quintándole importancia.
-No le digas así a la niña, no esta bien, y déjala ser feliz.
-Señor, esta en lencería y por si no se da cuenta se le ven las bragas y los pezones.
Mis mejillas se acaloran cuando mi papa pone su atención en mi y escrutinio mi atuendo. Mi observo directo a los ojos con cara de aburrido, mientras me lanzaba su celular a la cabeza, si no me muevo estaría en el hospital.
-¿pero que te pasa? casi me matas, necesitas un psicólogo papa, no deberías lanzarle cosas a la cabeza a tu hija, ¡ustedes dos están locos!
-Mi niña hermosa, quítate esa pedazo de tela que se asemeja a vestido antes de te encierre para toda tu vida.
Mi hermano me mira con una sonrisa triunfante, y articula con sus labios "yo gane, cámbiate perra."
ESTÁS LEYENDO
Cuatro tontos en mis manos ©
AcciónAmber Giordano no es la típica chica, y nunca lo será. Con cuatro asesinos a su disposición, ella hará de tu vida un infierno. ------------------------------------------- Amber es muy normal dentro de l...