Capítulo 5

1.6K 107 13
                                    

Sonia sujetaba su falda con una mano mientras subía las escaleras del laboratorio a todo correr. A su espalda, tras las puertas de la planta ciento sesenta del edifico gris en el que se situaban los despachos de químicos, biólogos y físicos del Departamento Científico del Ministerio de Alimentación y Recreación, comenzaba a caer una fina lluvia y aún tuvo tiempo de oír cómo las gotas repiqueteaban sobre las ventanas del museo, justo enfrente.

El Departamento Científico carecía de ventanales por motivos de seguridad. La retícula reflectante común de aquellos niveles, tenía su firme contraste en aquel edificio frío y sólido; los muros exteriores simulaban lo que ellos pensaban que habría sido un monasterio medieval, con incrustaciones de piedra simulada, fabricada allí mismo, incluidas y pequeños vanos a modo de saeteras. Sin embargo, el interior era muy distinto. Las sofisticadas paredes de aleación impedían las transmisiones ilegales, los posibles ataques digitales y a la vez aportaban el frescor y la pureza necesarios en cualquier laboratorio.

Sonia era una mujer inteligente. Siempre lo había sido. Bajo el aspecto casi clónico de una mujer pura, su menudo cuerpo ocultaba una capacidad insuperable de clarividencia matemática y pensamiento abstracto que le había hecho ser conocida tanto por sus magníficas notas en la carrera, como por su escepticismo ante la antigua Declaración de Derechos formulada por el Tribunal General de Nueva York, bajo cuyos preceptos debía funcionar toda la ciencia de las Ciudades Verticales.

Con la excusa de tomar el aire, había salido antes de la reunión nocturna con el ministro para hacer una furtiva visita al museo, pero ya se encontraba de nuevo en su laboratorio. A la carrera, pasando una y otra vez su identificación de nivel seis por lo receptores, llegó a la sala de reuniones de clonación y transmutación en el mismo momento que el director de los laboratorios y el propio ministro.

Una vez más estiró su falda hasta las rodillas en un intento por no mostrar sus delgadas piernas durante la reunión, pero la falda de tejido plástico que simulaba algodón, retrocedió de nuevo hasta la mitad de sus muslos más o menos. En contrapartida abrochó todos los botones de la bata y bajó las lentes que le sujetaban el pelo a modo de diadema.

—El primer punto del orden del día —comenzó el director del laboratorio— es la necesidad de la creación de un nuevo herbolario ante la crecida de población en el nivel doce del sector oeste…

—Aprobado —interrumpió el ministro—. Prosiga.

—El segundo punto del orden del día trata sobre el traslado del laboratorio botánico a una planta superior, pues en la azotea de este edificio apenas alcanza la luz del sol.

—Aprobado —repitió el ministro sin dejar al director proseguir con sus explicaciones.

Todos lo miraron perplejos.

—Por favor, señor director. —El ministro hizo una pausa pensando que el director captaría la idea. Al ver que seguía tan absorto como el resto por la rapidez inusitada de la toma de decisiones decidió explicarse—. Comprenderán ustedes que no hemos solicitado esta reunión de urgencia para hablar de sus herbolarios, ¿verdad? —La pregunta no buscaba una respuesta, así que prosiguió tras una pausa escénica—. Queremos saber en qué estado se encuentra la educación del clon A-1.

Un rumor de debate se apoderó de la sala. Todos sabían, o más o menos se figuraban, el enorme interés que podía suscitar la clonación del sujeto A-1, que había tenido lugar casi dos décadas antes y estaba empezando a completar su educación. Aunque la mayor parte de la población, aborregada y dirigida por el Ministerio de Propaganda, no perdía un solo segundo en reflexionar sobre sí mismos, a ningún miembro de las Grandes familias se le escapaba que la pureza de su sangre estaba acabando con su precaria salud. Los ciudadanos normales solían procrear entre ellos sin ser de la misma familia, y aunque las limpiezas se habían realizado siglos atrás, aún se podían ver posos mestizos en la mayoría de la población, excusa ideal para los poderosos en su interés por diferenciarse de los demás.

La ciudad verticalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora