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Una semana después...
Ha pasado una semana desde que llegamos al complejo vengadores, un cambio de trescientos sesenta grados para mí, no soy buena para socializar con los demás y menos con personas como Natasha Romanoff, es una imbécil, desde aquel enfrentamiento con ella he evitado a todos. Hablo y convivo con ellos apenas lo necesario.
Wanda, ha intentado acercarse a mi esta semana pero... es a quien más he evitado, incluso más que cualquiera otra persona en el complejo. No soy capaz de mirarla a la cara, no después que se enterara que maté a mi propia madre. ¿Qué ser humano hace esa atrocidad? Solo uno sin alma como yo. Fue bajo el control de HYDRA, y cuando me tuvieron totalmente consciente, me obligaron a ver lo que había hecho, no fuí la misma desde entonces y no sé si lo seré. ¿Cómo se supera algo así? Menos cuando te lo recuerdan cada vez que tienen la oportunidad.
Ahora mismo estoy en la sala de entrenamiento, es bastante temprano pero suelo entrenar antes que todos lleguen o a veces, solo salgo a correr con Sam. Golpeo un saco sin cesar, pensando en ella, en Wanda. Pietro halará mis pies está noche le prometí algo y estoy haciendo todo lo contrario, alejándome y alejándola cada vez más.
El saco salió volando desintegrándose al llegar a la pared frente a mi.
- ¡Mierda! - exclamé frustrada. Cuando estoy abrumada no mido mi fuerza.
- Empiezas mal tu día - habla Steve entrando a la sala - no creas que no me he dado cuenta que eres tú quien ha roto cinco sacos con este, en una semana. Es un récord - dice en modo de burla.
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No contesté nada y comencé a quitarme las vendas que tenía en las manos, las utilizo para entrenar.
- ¿Estás bien, T/n? - preguntó.
- Si, ¿Por qué no habría de estarlo? - le hablé finalmente. Odio que me hagan esa pregunta.
- Desde el incidente con Nat has estado distante de todos. Apenas y comes con nosotros.
- Rogers... No quiero ser grosera porque eres amigo de mi padre, solo no te metas en mis asuntos y no vuelvas a hablarme de tu novia.
