«Natasha Romanoff»

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- ¿Es en serio? - ruedo los ojos viendo como se acerca a mi madre y a mi, un Strange bastante serio y furioso - estuve como un tonto esperandote por horas y tu simplemente aquí demasiado... tranquila.

Mira a todos los presentes, con cervezas y tragos en las manos, sonrientes hablando unos con otros, están todos, todos menos... Wanda, ella no ha salido de su habitación desde que hablamos y eso me tiene intranquila, mucho.

- Encima celebrando... ¿Qué carajos celebran? en unas horas tienen que irse - hace un gesto destemplado que seguramente no pasó desapercibido para muchos, exclusivamente para Natasha quien nos mira con demasiado interés.

- Stephen, te sugiero no hacer una escena aquí por ese ridículo anillo - habla mi madre

- Mi anillo no es ridículo, Nadya, es una de las armas más poderosas que existen en este universo, ridículo no es. ¿Qué tal si se pierde? ¿Si alguien lo roba? - me mira con reproche y ruedo los ojos otra vez..

- Escuchame Stephen - vuelve su mirada a mamá - en primer lugar estamos celebrando el cumpleaños de nuestros hijos, tú tendrás la dicha de poder ir con ellos cuando te apetezca, en cambio yo, yo no tengo ese privilegio porque simplemente decidieron que nosotras no, asi que decidi tener este momento para compartir con mis hijos y no quiero que por nada del mundo lo arruines como lo haces con todo - toma ofuscadamente un poco de vino de la copa en su mano - así que por lo que más quieras, calma por una vez tu soberbia y sabes que... pensándolo bien, esto es tu culpa, es que ni siquiera debiste apoyarla en la locura de buscar a esa mujer, en qué momento se te ocurrió darle tu anillo para ver a Charlotte Veredere.

El mago abrió los ojos y me miró sorprendido.

- Si, lo sabe, al igual que todas ellas - señalé a Diana, Nat, Melina, Vera y Yelena - porque se me ocurrió la brillante idea de llorar delante suyo después de contarle todo a Wanda

- Espera ¿Wanda te terminó?

- Aún no lo sé - respondí sacando el accesorio del bolsillo de mi pantalón y colocandolo en su mano - aquí está tu anillo, Stephen Strange, ni siquiera sé por qué recurrí a ti para esto - el mayor me miró con una profunda decepción ante mis palabras e intentó abrir su boca para decirme algo pero antes de que lo hiciera... - no digas nada, iré a tomar un poco de aire.

- Hija...

Caminé hacia uno de los balcones ignorando los sutiles llamados de mi madre para no llamar la atención de los demás.

Stephen es un idiota.

Haber si, rememoremos... lo quería ver enojado, pero eso no quita que sea un completo idiota.

Mis codos chocaron con los barandales del balcón observando todo frente a mí, suspiré profundo y dejé caer todo el aire fresco en mi rostro, a pesar del brillante sol, el clima es bastante agradable.

- Pensativa.

Escucho la voz de Natasha y observo de reojo su cabellera pelirroja posarse a mi lado

- Este lugar del complejo definitivamente es mi favorito - toma un sorbo de su cerveza - solo ves naturaleza, nada más, es un buen lugar para distraerse.

- Lo es, también es mi favorito - doy una medio sonrisa mirando todavía al frente.

- ¿Está todo bien? es que vi...

- Si, estabas viendo muy entretenida lo que sucedía con Strange y Nadya - no la dejé terminar - para ser una espía no eres muy discreta que digamos.

- No puedo serlo si se trata de ti.

- Romanoff... - chasqueo la lengua negando a la vez un poco irritada

- Si, lo siento, ya tengo claro que tu corazón le pertenece a Wanda y... a Charlotte.

HECHA PARA TI (WANDA MAXIMOFF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora