Términos, y... pactos.

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El despacho de la directora es uno de esos lugares que me sé de memoria, conozco a su familia, a sus dos hijos y a su madre la cual fue rectora de esta universidad. Su hija siguió sus pasos pero es cierto que durante un tiempo quiso dejarlo para darle más atención a sus hijos, aunque de nada sirvió porque su marido trabaja muchísimo, y ya se sabe, la mujer en casa es lo ideal. Pero bueno, al final pidió medir jornada, y la va bien, gana una pasta, sus alumnos la quieren, se lleva bien con todo el mundo, si hay quejas sobre un profesor lo cambia enseguida, y si hay un alumno que toca las narices, como es mi caso, da soluciones rápidas que al final te acaban convenciendo.

Así que, bueno, aquí estoy. Esperando a que la gran directora June Deleinse venga a regañarme, castigarme, e incluso puede que expulsarme.

—Buenos días señorita Velanguer. Se sienta frente a mí. Y sonríe. Es maja. —¿Sabes porque estás aquí no? Asiento.

La verdad es que es una de esas mujeres que no te imaginas cómo rectora, es guapa, dulce, cercana, simpática, graciosa, inteligente. No es la típica señora de mil años que ya casi ni ve, que parece que vive en un zulo lejos de la sociedad porque los odia.

—Se por lo que estás pasando, tu madre me llamo hace dos días y me comentó lo sucedido, ante todo quiero darte el pésame y decirte que lo siento. Aprieta mi mano con dulzura. —Pero la profesora Heisenberg me ha comentado lo sucedido hoy, contestar a una profesora un "que te den" es una falta muy grave, ya no sois niños, sois jóvenes esperando a comeros el mundo. Respira profundo. —Tengo que expulsarte por una semana, es una falta que no puede quedar en el aire.

—Vale. Lo digo sin más, ella se sorprende pero a mí ya me da igual, total estoy pensando en dejarla carrera.

—Además me gustaría que te disculpas es con la profesora Heisenberg, no espero que lo hagas aquí, pero se de vuestra situación, en casa, estaría bien.

—Paso.

—¿Por qué?

—Porque es una bruja, sabe por lo que estoy pasando y llegamos aquí y me trata como una mierda, va a ser que no.

—Piensa una cosa Velanguer, ella está trabajando, delante de sus alumnos, no puede mostrar debilidad tu mejor que nadie lo sabes, tiene que ser dura y tajante, porque en cuanto se os da un poco de mano cogéis el brazo.

Me está haciendo pensar, quizás me haya pasado pero me da igual, no pienso decirla nada de echo en cuanto terminemos de hablar, me voy y no vuelvo, se acabó.

—Bueno, va eres libre está dentro de una semana.

—Perfecto, adiós rectora June.

Salgo como una bala, entro en clase sin llamar y cojo mi mochila, Jack me señala el teléfono y me susurra que le cuente, yo asiento en modo de aprobación yéndome de allí.

—¡Velanguer!

La ignoro y salgo de la clase caminando muy rápido por los pasillos hasta llegar al parking. "Mierda" es aquí cuando recuerdo que tengo que esperarla porque ni tengo llaves ni me he traído el coche. "Cojonudo".

Quiero llorar de nuevo por rabia, me ha dejado mal delante de todo el mundo y ayer mismo me estaba cantando para que durmiera algo. Es bipolar seguro que es eso. Oh una bruja que simplemente quiere quedar bien delante de mí madre.

Hace sol, puedo sentir como quema del calor que hace, llevo esperando una hora y aún le queda para que la señora salga, estoy harta. Harta de vivir, harta de seguir respirando. Me siento en el capo.

Jack puto crack: Hey ¿Como estas? Se que mal pero quiero que sepas que aquí nos tienes ya lo sabes, he cogido los apuntes de Lensi para pasártelos, así al menos los tienes ¿Vale? Te queremos pequeña ❤️

Selen: Gracias nen, lo agradezco pero creo que dejaré la carrera, será más fácil así. Yo también os quiero, por cierto dile a la gilipollas esa que si le queda mucho porfa.

Jack puto crack: ¿¡Como!? Tú no dejas la carrera, ya te lo digo yo, aunque sea te obligo. Y no le queda mucho está con psicología social.

Selen: gracias nen ❤️

Media hora más. Una hora más. "Lo está haciendo aposta seguro..." Contra más tarda más me cabrea.

Después de unas dos horas y media por fin decide aparecer. Ahí está con sus andares posesivos y dominantes, quitándose las gafas sin despeinarse, con su maletín de cuero. Abre el coche a una media distancia, abro la puerta y ella la cierra de golpe.

—Perdona por la tardanza, Santos no ha venido y he tenido que impartir su clase.

Me mira tan fijamente a los ojos que casi me creería su disculpa si no supiera como es, así que asiento y abro la puerta como si nada, apenas me importa que se disculpe o que me haya tenido ahí dos horas y media, me da igual, me da igual todo.

Al entrar pone la radio y me mira esperando una aprobación, yo paso, me pongo a mirar por la ventana.

—Creo que has esperado mucho.

—Dos horas y media Le sonrió con burla.

—Perdóname, lo digo enserio, no era mi intención. De hecho te he llamado en clase para darte las llaves.

—Vale.

Hemos pasado el camino que faltaba calladas. Ninguna intentaba sacar tema, ella se limitaba a conducir y yo a pensar en mí baso. Aunque debo decir que la música estaba muy bien, de mi estilo, toda americana.

—Hola mamá.

—¡He! Ven aquí. "Mierda la rectora se lo ha dicho" ¿Que ha pasado en la universidad?

—Pregúntaselo a esta, que la tengo en casa y en la uni.

—No, a ella no le tengo que preguntar nada, te lo pregunto a ti porque siempre es lo mismo, tú padre y yo nos gastamos una pasta al mes en esa universidad, y no paras de escaquearte, liarla, poner a los profesores contra la pared...

—Decidisteis papá y tú por mí, como todo, yo paso, no quiero estar allí ni la quiero a ella aquí.

Tortazo. Hacía años que mi madre no me daba un tortazo, por lo menos diez años, también es verdad que hacía años que no la ponía tan histérica. Elisabeth se pone en medio de las dos y me echa a mi atrás.

—Creo que no es necesario.

—No sabes cómo me ataca su comportamiento. Mi madre grita y Samantha llora al verla así.

—Estáis alterando a la pequeña. A ver ha sido mi culpa, he buscado a tu hija, ha sido culpa mía así que tranquila, irá a clase en cuanto pueda volver, me ocuparé de ello, usted encárguese únicamente de estar bien emocionalmente y de Samantha.

Mi madre me mira súper enfadada, asintiendo con rabia a Elisabeth, se acerca y la abraza para que mi madre se desahogue. Ha perdido a su hija y a veces se me olvida que era mi hermana, su hija.

—Tiene que cuidar de la niña estos días, me han llamado para dar el próximo congreso de neurocirugía.

—Estas bien, su hija va a estar aquí una semana, porque por supuesto no va a salir.

—Estas claro que mi opinión no cuenta.

—¡Mejor cállate!

Me da miedo cuando se pone así, no mira y a veces hace daño con las palabras, y lo hace aposta, porque sabe dónde dar. Así que me callo y me pongo a jugar con Samantha.

—Cuidaremos de ella nosotras. Vaya tranquila.

Continuará...

ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora