Besa mi cuello como solía hacer Justin, con la misma calma dejando sus besos sellados en mi piel, como un recuerdo de que ella, estuvo ahí. No suelta mis manos, y apenas hago fuerza para impedirla algo. Creo que a ella, no puedo impedirle nada. Sonríe y se acerca lo máximo posible, provocando nuestras respiraciones se hagan una, de tal forma que pierdo la noción, no sé si estoy respirando. Acaricia con su nariz mi pómulo y mi clavícula caminando por estos como si quisiera conocerlos y no olvidarlos.
-Eres preciosa. -Susurra mordiendo el lóbulo de mi oreja. -Suave y dulce. -Se lanza a mis labios como una loba que necesita comer, con ansias, con unas ganas que jamás había visto en nadie, y, menos en ella. -Te prometo que siempre cuidare de ti. -Dice muy cerca de mis labios, acariciando los casi.
Sus manos juegan con mi chaqueta, sus dedos hacen círculos en la cremallera, hasta este momento no había visto la duda en sus ojos. Intento que siga acariciándola y atrayéndola más a mi, peor me suelta las manos, sonríe y se levanta tendiéndome la mano.
-Vamos, iremos a comer algo, luego vamos a las pistas si quieres. -Me da un beso dulce y corto y me pone la chaqueta y el gorro. Besa mi nariz y de la mano caminamos hacia la puerta.
"Me ha dejado así, para nada..."
-Buenos, mi nombre es Jaterson. -Parece que no había a nadie más a quien molestar en esta cabaña, hay más gente, más personas, más seres humanos por aquí brindándose un buen chocolate caliente, sentados hablando de sus cosas y el sonriente tiene que venir a nosotras.
-Encantada, Elisabeth La Costa. -Y como Elisabeth no pierde modales ni aunque esté en la China y no sepa el idioma, saluda.
-Si, encantado y tú eres... -"ahora mismo le mataría, Elisabeth me ha dejado... En fin... Ya sabemos todos como me ha dejado y ahora viene el imbécil este a tocar las narices"
-No te interesa. -Elisabeth se pone delante de mí y sonríe Jaterson. -Vaya modales tiene su hija. -Este tío es imbécil.
Solo hay que ver cómo viste. Unas mayas azules que le marcan más paquete del que probablemente tenga, una cinta roja en la cabeza y un abrigo negro de pelo azul. Ridículo.
-No soy su hija. -Elisabeth agacha la cabeza algo vencida por el comentario del imbécil. -¿Que quieres? -mi tono es el más borde posible.
-Perdon entonces.
-Se preguntan las cosas antes de darlas por echo.
-Tienes toda la razón pequeña.
"Dios como me está alterando el soplapollas este, al final lo mato y aseguro, no encontrarán su cadáver"
-Deja de llamarme pequeña. -Gruño.
-Estas bien está bien, la niña muerde.
Flipante, lo que pasa a continuación es flipante, no tenía ni idea de que Elisabeth pegaba así de bien. Sea cómido todo el puño cerrado de Elisabeth, y está ni siquiera sea inmutado al romperle la nariz.
-¡Joder! ¡No hacia falta hacer eso!
-Pirate.
El tío está tumbado en el suelo con la nariz sangrando, sus guantes son blancos así que podemos deducir como han quedado, lo flipante es que ni sea despeinado de toda la gomina que lleva.
Elisabeth sigue con el puño cerrado amenazándole y enfrentándose.
Pero a mí se me han encendido las hormonas al verla así, algo en mi me está diciendo que es el momento, que ahora o nunca.
-Elisabeth... -La llamo ya que estoy detrás de ella. Ni se inmuta. -Elisabeth. -La agarró dándole la vuelta. Ella me mira a los ojos como siempre ha echo, deduciendo queriendo saber. Así que me acerco a su oreja y en un leve susurro que la provoca cosquillas le digo: -ahora-
Se sorprende tanto que por un par de segundos solo me mira a los ojos boquiabierta sin saber que hacer, unos leves segundos en los que en la habitación solo somos ella y yo, unos segundos en los que el silencio nos atrapa envolviendo nos. Solo el tragar en seco de Elisabeth nos devuelve a la realidad recordándonos que estamos delante de todo el mundo, y que todos están mirando porque el imbécil, sigue en el suelo sangrando.
-No es el momento. -Me dice algo enfadada.
-Elisabeth.
-¡He dicho que no!
Me ha gritado delante de todos, y no ha sido consciente hasta que ha terminado de gritarme.
-Perdona. -Intenta cogerme de la mano, pero me quito y me subo a nuestra habitación.
Ya tengo bastante con mi vida cómo para que mi novia me hable así, y más cuando es por ella todo, quizás no era el momento, pero era mi momento, y me lo ha jodido, lo que tenía que ser unas vacaciones sea convertido en una mierda, todo por su carácter mandón y si forma de querer controlarlo todo, incluso a mi. Estoy harta, debí follar con Justin era más fácil, y no había estás movidas. Follabamos y ya, luego tan amigos. Si es que joder, me encanta complicarme la puta vida. Estoy haciendo la maleta y guardando todas mis cosas en ella, ni siquiera las coloco, solo las tiro, porque ahora mismo TODO me importa una mierda.
Que se quede aquí con su mierda de carácter, no, mejor, que se pierda por ahí con sus skies.
-Basta, para... Para... -Me abraza por detrás, no la he escuchado llegar de todo lo que estoy diciendo mentalmente contra ella. -Para... -Intenta arrebatarme las cosas para dejarlas fuera de la maleta. -Para Selena.
-Olvidame. -Sigo a lo mío. Cojo el móvil y pongo el número de Justin.
-Ni sete ocurra. -Antes de poder darle a llamar, ella me lo quita. -¿Vas a llamarle para que venga a rescatarte de mi? -esta muy cabreada, tanto como yo.
-No, voy a llamarle para follar y que me lleve a casa.
Elisabeth se queda en sock, no parpadea hasta dudo que respire, agacha la cabeza y la levanta muy despacio. -¿Eso quieres?
No se describir su tono, no suena amenaza ni cabreo, pero me da más miedo que el de antes.
Camino hacia a la puerta pero antes de coger el pomo, Elisabeth me coge por la espalda me da la vuelta y me besa con brusquedad, tanta que casi me hace daño, luego me pega a la pared dejando todo su cuerpo contra el mío. Besa mi cuello con mucha fuerza y coge mis manos ya que me estoy peleando porque me suelte. Entonces me tumba en el suelo, coge mis manos con una sola mano y me hace mirarla.
-No voy a hacerte nada así, quieres o no, me da igual, pero la primera vez que te toque sera de la forma más especial que pueda, por mucho que me piques, por mucho que llames a Justin delante mía para ver mi reacción, jamás te trataría con tal salvajismo. -Me suelta y se sienta en la cama. -Debe ser especial para ambas, bonito. -Yo sigo en el suelo escuchándola. -¿De verdad creías que por picarme te iba a forzar?
-No lo sé.
Ríe pesadamente. -Que poco me conoces Selena, jamás lo haría, ni borracha lo haría. A no ser que tú me lo pudieras, y aún así tendría que pensármelo mucho.
Su sonrisa es de decepción, aunque no la este mirando su tono es más que suficiente.
-No soy Justin Selena. -Dice con la voz entre cortada. -Si no estás segura por x razones que nunca me cuentas, lo entenderé, incluso te llevaré con Justin si es lo que quieres, pero no me piques para comprobar hasta donde aguanto.
-No te enteras Elisabeth... -Tengo la voz cansada. -No quiero a Justin, es mi amigo y ya, al pega al imbécil ese le he puesto, no es que me haya gustado verte así, pero me gusta esa mujer poderosa.
-Ah... -Señala con la voz cansada como yo.
Gateo hasta la cama, la abro un poco las piernas y me coloco entre ellas como un cachorro al que hay que cuidar.
-Te quiero a ti, no a Justin, es cierto lo he echo por picar, porque él no me pregunta, el lo hace y ya.
-El, no está enamorado de ti Selena.
Continuará...
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ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯ
Non-FictionTras la muerte de Susan, Eli intenta ser buena madre y que los servicios sociales no le quiten a su pequeña, pero todo sele complica ya que tiene que compartir la custodia con la joven Selena. ¿Serán capaces de quedarse con la niña? ¿serán capaces d...