ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯ

Coacción.

Mamá sea ido, ha cogido un bueno a New York esta misma mañana, no sea despedido de mí, pero sí de Elisabeth y de Samantha, sus me trata cuando se enfada, empezáis a entender porque soy tan independiente y pasota. Volverá en un par de días. Espero que vuelva más tranquila, al menos que me diga hola.

Me he sentado en las escaleras observando la escena, la mirada de odio de mi madre lo dice todo. Me siento como si fuese la última mierda de este planeta. Una miseria.

—Bueno, tu madre sea ido.

—Si. "Obvio maja"

—Compartiremos tareas de Samantha así de nos hará más fácil, y esta tarde te ayudo con el trabajo.

—No hace falta paso de hacerlo. Cojo a Samantha de los brazos de Elisabeth.

—Si que hace falta, lo necesitas para aprobar.

—¿Quién dice que vaya a volver?

Cojo el desayuno de la pequeña, mamá a preparado casi todas sus comidas, lo cual nos hace más fácil la vida. Hoy toca papilla de frutas natural, la verdad, los recuerdo, y estaban buenísimo, de echo aún lo están, quiero decir, que a veces se los pedía. Si a mi edad, pidiéndole a mi madre que me hiciera potito de fruta, pero es un manjar. Hay costumbres que no se pierden.

—¿Como hace el avión? De nuevo esa sonrisa idéntica, tan iluminada que crea luz en la mismísima oscuridad, es realmente adorable. —Ñam. Que rico ¿Verdad?

Me contesta torciendo la cabeza hacia un lado y con una pequeña sonrisa. La doy un beso en la cabeza que la hace sonreír más, es super cariñosa. Al igual que su madre.

—Tenemos que hablar de esto Selena, no puedes dejar la uni sin más.

—Ya es que tengo una profesora que en vez de apoyarme, me toca los cojones.

—Primero no digas palabrotas delante de la niña. Se sienta frente a mí. —Segundo, está profesora solo intenta ayudarte, no me convierto en una bruja al entrar por las puertas de la universidad, pero entiende que no puedo bajar la guardia con nadie, si lo hago contigo, debe ser con todos y eso no puede ser, lo sabes.

Suena a disculpa, pero no lo es, más bien es una excusa barata para quedar bien y que me apiade de ella, que la perdone y le pida perdón.

—Vamos a estar mucho tiempo juntas, al menos vamos llevarnos bien, por Samantha.

—Si nos llevamos bien, tú me dejas en paz y yo también listo.

Agacha la cabeza, asiente y se va al salón, se sienta en una mesa rinconera que tenía mi hermana cómo despacho. Su ordenador ahora es de Elisabeth, lo necesita para hacer los exámenes. Imagino que sea ido a eso, si no, me da igual.

He acostado a Samantha después de bañarla, se echará la siesta por lo menos hora y media casi dos horas, por lo que tengo dos horas para jugar a la Play con Jack y Lensi.

Son mi salvavidas, cuando mamá y yo nos cabreamos me voy con ellos a sus casas, y como nuestros padres se conocen pues me deja en paz. Mi madre es de esas personas super mega independientes, pero al mismo tiempo persecutoria, me persigue más ahora con veinte años, que antes con dieciséis.

Elisabeth se sienta en el sofá a mi lado, ha sido coger el mando y moverse de sitio, yo la miró, pero ella pasa y se sienta a mirar.

—¿No tienes nada que hacer?