Distorsión.

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Me he despertado a las seis de la mañana, he tenido otra pesadilla de esas que marcan, esta vez con mi padre, el día que se fue es confuso y está borroso, pero recuerdo no verle más hasta años después, creo que tres o dos. Fueron días duros porque mi madre estaba fatal, y mi hermana intentaba hacer de niña grande sin poder.

Voy al baño a intentar despejarme un poco, estás tablas de madera están heladas y eso que fuera no hace tanto frío. Tengo tanto sueño que no sé si dormir para siempre o directamente morir en el intento. No sé, ambas posibles.

—JODER.

—MIERDA.

—SAL

"Joder aprende a llamar a la puerta la leche" mierda, mierda, mierda. La he visto, joder... Me siento en el suelo apoyando las manos en este para intentar relajarme, tengo el corazón a mil, mil pensamientos que se desvían de la realidad, del verdadero problema. He visto a mi profesora desnuda, dios, ¿Porque me cuesta tanto llamar a la puta puerta?

No sé si llamar, entrar y hablar con ella, o quedarme aquí echa un ovillo hasta que se nos olvide. O, irme al sofá y mañana será otro día. No sé, tengo que pensar...

Sigue duchándose. Quizás no se lo haya tomado tan mal, total solo son cuerpos nada interesante y del asombro y la sorpresa estaba más pendiente de perder la vista en cualquier punto del baño que fuese más interesante.

Madre mía sus ojos. Se le iban a salir de las órbitas, sea tapado corriendo dejando la cabeza fuera, gritando y señalando la puerta y yo chocándome con su ropa que casi me como el suelo. De hecho me he dado con la puerta en la cabeza. Ahora me duele.

Ya no se oye el grifo. Y oigo la cortina, estará a punto de salir, creo que me voy a ir a dormir, si, ya me despejare mañana.

No sé ni cómo mirarla a la cara.

Poco a poco y sin hacer ruido me levanto para andar hacia las escaleras, no quiero enfrentar la situación, y mucho menos mirarla a la cara, no, no puedo, joder... ¿Pero porque a mí dios, no tienes a otra persona a la que joder?

Un pequeño chirrido sale de la última balda. —No te muevas.

"Mierda" Está detrás de mí siento como su mirada penetra en mi nuca, y oigo sus pasos que poco a poco se acercan.

—Mírame. -"No quiero. Me quiero ir." -Por favor, mírame.

Cedo, cedo porque por primera vez no suena a orden, suena sincera y cansada, cesó porque realmente me interesa saber su opinión y quizás, pedirla perdón, ha sido mi culpa. Al verla no puedo ponerme más roja, lleva una toalla y ya, no sea vestido, y apenas sea secado porque ha dejado charquitos de agua en cada paso que ha dado hasta mí. Desvió su mirada, ya empieza con intentar descifrar lo que pienso.

—No pasa nada. Dice con una sonrisa sincera. —Entra si quieres.

Tengo planes, por fin puedo despegarme del sofá y de la televisión para centrarme en algo más productivo. Jack y Lensi tienen que estudiar así que apenas a tienden al móvil, por lo que me ha llamado uno de los amigos de Jack, Justin, que es el prototipo perfecto para echar un polvo y ya. Es un gilipollas pero está bueno, y ninguno quiere nada más que pasarlo bien un rato y ya. Y realmente lo necesito llevo encerrada aquí dos días, y lo que ha pasado esta mañana con Elisabeth me ha dejado sin dormir las pocas horas que podía hasta que se despertara Samantha.

La verdad es que no entre al baño, no pude, nos mirábamos al ojos buscando algo que por supuesto no encontramos, estaba tan centrada en ella y ella en mí que perdí la noción del tiempo. Solo se y lo tengo seguro, que pasó más de quince minutos, en un ambiente cargado con una mirada que penetraba intensamente sobre mis ojos que no paraban de observar curiosos e indecisos. Incluso mi cerebro se puso a trabajar, cosas que pensaba, conclusiones que intentaba descifrar. Creo que ella también, creo que ella estaba descifrando algo que mis ojos le decían que ni yo era capaz de saber qué.

ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora