"Segunda sesión"

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Al llegar a casa el ambiente estaba más cargado de lo normal, Robert estaba viendo la tele con la mano metida en los huevos, literalmente. Saludó y siguió ahí, quiero casi sin pestañear mirando anuncios sin sonido, parecía un psicópata. Samantha estaba dormida en mi habitación y Elisabeth nos había hecho la cena. Estaba de espaldas a nosotras, aunque si nos saludó, solo miró a mi madre.

Yo me fui directamente a mi habitación, pasaba de cenar, y menos algo que hubiese hecho ella. Bese a Samantha en la frente, me cambié y me eché esperando que las lágrimas no empezarán como cada noche, spoiler, como siempre comenzaron levemente hasta el punto de que el dolor se hacía más y más intenso. Apenas dormía, apenas comía, solo me mantenía en base a existir, respirar y poco más.

Dos toques provocaron que me asustara y que limpiara mis lágrimas lo más rápido posible. Pero no respondí, aún así la persona pensó que yo estaba dormida y entró se sentó a los pies de la cama y con una voz muy suave habló.

—Se que estás despierta Ann. —Tragué en seco. —He escuchado a tú madre diciendo que ibas al psicólogo.
Hizo una pausa. —Se que es por mi culpa, pero en estos meses que he estado contigo me he dado cuenta de la clase de persona que soy, y... Aunque me duela no soy conveniente para ti, creeme mi amor, no lo soy.

Su voz sonaba tan triste que tuve el amago de levantarme y abrazarla, pero enseguida descarte la idea porque temía caer de nuevo en ella, en sus labios, en su piel, en su voz. —Realmente esperaba tener mi vida contigo, pero tengo que ser sincera pequeña, no has sido la primera alumna, no lo has sido.

Aquello me destrozo de una manera inimaginable, no era la primera alumna que había estado con ella, todo había sido mentira, todo era un juego para ella, le gustaba el hecho de que fueran sus alumnas, más jóvenes, más manipulables.

—Joshep y yo empezamos este juego hace muchos años, cuando empezó con las violaciones. —Se tumbó a mi lado y beso mi hombro desnudo. —El veía que si yo estaba con esas chicas luego tendría sexo con el, así que llegamos a un acuerdo, podría acostarme con todas las chicas que quisiera, a cambio, una vez al mes con el, acepte sin dudar.

Ya no sabía que sentía si rabia, enfado, tristeza o todo a la vez, me había estado engañando, y lo peor metiendo a toda la familia en medio, podría haber perjudicado a mamá y a Samantha.

—Paré cuando vi que realmente me importas y que no quería que doliera.
Besó de nuevo mi hombro. —Espero que te vaya bien con el psicólogo y puedas afrontar esto mi amor.

Y ahí me calenté, toda la rabia que sentía salió como el fuego cuando coge más y más oxígeno. Me quite la manta, me di la vuelta y la pegué un tortazo que de hecho despertó a Samantha.

—¡Vete Elisabeth, largate lejos de mi!
Grité. Mi madre apareció de repente abriendo la puerta de golpe. —¡Que te largues!

Elisabeth estaba en stock mi madre con cara de cabreo y yo apunto de volver a darle un guantazo, estaba muy alterada temblaba y las lágrimas saltaban por si solas. Ella se levantó mi madre se apartó de la puerta dejándole todo el paso posible y yo me dedique a llorar más y más. Lo bueno de esa noche es que Samantha durmió abrazada a mí y de vez en cuando notaba sus pequeños deditos acariciar mi mejilla haciéndome sonreír, algo que en sus ojitos azules se reflejaba para decirme, que todo estaba bien.

Al día siguiente tenía que ir otra vez con Katie Da Costa, la verdad es que esa mujer era algo extraña, cuando manteníamos algo de contacto era para identificar todo lo que llevaba dentro, y cuando yo lo hacía con ella, solo se dignaba a apartar la mirada. Aun así era amiga de mamá y confiaba en ella por algo.

Salí de la habitación encontrándome con Samantha viendo la tele, mamá dejandome el desayuno en la mesa y Elisabeth sin querer mirarme. Me senté junto a mamá y desayuné lo más rápido que pude, aunque me jarte de mirar a Elisabeth de vez en cuando y ver cómo apartaba la mirada completamente arrepentida.

ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora