Nariz por sábanas.

426 34 1
                                    

🔴¿Os gustan los TRUE CRIME? Enteraros de todos esos casos que dejaron al mundo sin habla, es, bastante complicado, pues yo te los cuento en mi canal, donde los jueves y domingos, los TRUE CRIME, son los protagonistas.




¿Enamorada? No reacciono, por unos breves segundos mi cuerpo se queda estasiado con miles de preguntas revoloteando. Ella me mira con una sonrisa apagada y con los ojos totalmente oscuros. Como si aquellas palabras le pesaran demasiado.

-No, no sabía...

-Lo se. -Se levanta y se va al baño, con la puerta abierta se mira ante el espejo y luego mira su mano.

-¿Te duele? -Preguntó mientras me acerco a mirarle los nudillos.

-Un poco, pero no al mismo tiempo no tanto.

Tiene los nudillos algo raspados, rojos e hinchados por el golpe. Le digo que cierre, pero le duele. Cojo una toalla de mano y la empapó de agua fría, al ser la montaña el agua sale casi helada por lo que es perfecta para despertarte, o para esto. La enrollo en su mano y al instante observó cómo Elisabeth no muestra dolor alguno, solo me mira, intensamente, tan intento que siento que puede traspasar me. Trago en seco, no me da miedo, pero la respeto.

Quito la toalla y le masajeó un poco la mano mientras dejo correr el agua del grifo para que alaga más fría, y empape la toalla otra vez.

Elisabeth no se mueve, me deja curarla, solo me observa callada con una oscuridad en sus ojos y al mismo tiempo, reflejando una luz interna que me dan ganas de alcanzar.

A los veinte minutos el hinchazón cesa, y el movimiento de la mano es más suave.

-Apenas me duele. -Besa mi frente y me sonríe. -¿Quieres ir a las pistas?

Se mueve hacia la cama para coger la maleta y dejar de nuevo mi ropa en el armario. Yo niego en silencio por lo que ella no puede ver mi respuesta, así que me vuelve a preguntar. No digo nada, solo actúo. Mis manos se llevan por si solas al abrigo, bajan la cremallera para después deslizar el abrigo por mis brazos, mis dedos van directos a por el botón de mi pantalón, que se desliza por mis piernas acariciando mi piel. Más tarde van a por la camiseta color vino que me regaló mi madre, térmica. Y más tarde a por el gorro.

-Selena contestame quieres ir...

Ahí está Elisabeth con los ojos muy abiertos observándome de arriba a bajo, completamente roja. Es tal el sock que la ropa que iba a colocar se le cae de las manos. Quiere hablar pero la interrumpo acercándome más.

-Esta especial, bonito, si es contigo. -Le digo llevando sus manos a mis caderas.

Elisabeth apenas respira, apenas se mueve. No sabe qué decir ni qué hacer lo dicen sus ojos, que en vez de arder en deseo, están totalmente oscurecidos.

Cierra los ojos y respira profundamente, tan profundo que puede arrancarme el oxígeno a mi. El que queda en la habitación. Me alza en sus caderas y se sienta en la cama dejándome encima, una rodilla a cada lado de su cuerpo.

-Eres preciosa Selena, no esperes lo mismo en mi. -Agacha la cabeza mirando al suelo.

Le cojo el mentón levantándose lo muy lentamente. -Eres preciosa, tal y como eres. -Y caigo rendida en sus labios.

Elisabeth se quita el abrigo sin parar de besarme, yo la ayudo a deslizarlo por sus brazos. Me pongo entre sus piernas apoyada en el suelo y le desabrocho los pantalones quitándose los poco a poco, está tensa y no quiero hacer nada para volver atrás. Al quitarle la camiseta me quedó mirándola de arriba a bajo, tal y como hizo conmigo.

ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora