Tengo la luz de la habitación encendida, me recuerda al pasado; me ponía a leer mis propias historias, a mi hermana le encantaba mi imaginación, siempre apoyaba que siguiera ese camino, pero mis padres no, y por eso me metí a derecho. Fue una decisión más bien de ellos, me dieron a elegir entre tres carreras; derecho, médico o ingeniera.
Elegí derecho porque lo veía más como yo, más parecido a mi carácter. Además acababa de ver la serie american crimes y me gustaba bastante el tema de la fiscalía, los letrados, los jueces, la lucha por la justicia, la búsqueda de pruebas, etc.
El primer año fue bien, aprobé, mis madres me dejaron tranquila en las vacaciones de verano, además mis dos mejores amigos de la infancia seguían mi línea. El problema empezó con el segundo, ahí mis padres empezaron con más discusiones, a hacer más actos de presencia en momentos que no eran necesarios etc. Así que me hundí.
—Vaya no sabía que te gustará ese tipo de lectura.
No la miro. No es necesario.
—El susurro de las flores marchitas. Dice metiéndose en la cama. —¿Me lo dejarías después de leerlo?
—Claro. Vamos a pasar muuuuucho tiempo juntas. Elisabeth me mira un segundo, acaricia la sabana como si esperara a tener un tema de conversación más fluyente. -Puedes apagar ya he terminado.
Elisabeth asiente apaga y me coge el libro de las manos no sin antes mirarme a los ojos de una forma que no sabría descifrar, puede qué pena, quizás tristeza, no sabría decir. Guarda el libro en el cajón dejando caer un suave suspiro que sale de sus labios levemente abiertos. Se nota el cansancio en su rostro, las ganas de coger la cama y no despertar.
—Estos días estaré por aquí. Comenta con cierta sorna en sus palabras.
—Como siempre, no es nuevo.
—No, me refiero a que esta semana que tú no irás a clase yo tampoco. Me he levantado tan rápido que he desecho las sábanas por ambos lados. Mi cara es un poema lleno de sorpresa y enfado. —He hablado con June, le he comentado el tema y ambas hemos decido que te eche una mano desde aquí, de alguna forma, ya sabes, que si pierdes clases, no las pierdas del todo.
—¿Has venido a joderme la vida o algo así? Estoy tan cabreada que abro la puerta dando el picaporte contra la pared.
He despertado a Samantha.
—Genial, te has lúcido Selena. Comenta detrás de mí. —Es lo que hay te guste o no.
Ella se ha ido con Samantha, yo he bajado al salón a despejarme un poco, beber algo con azúcar e intentar pensar como librarme de esta señora. De esta mujer que jamás mi hermana nos presentó, que jamás se limitó a venir a mí una sola reunión familiar. No la habíamos visto hasta ahora. Es la hermana de Sam de eso no cabe duda, pero hasta ahora tenerla tan escondida, como si fuese un fantasma. No entiendo nada.
Mi madre confía en ella como si fuese su mejor amiga, Samantha la adora y eso lo agradezco, pero cada día hace más de madre que de compañera de piso, o conocida. Se adentra como las serpientes buscando a la víctima. Estoy sola en esta guerra que pienso ganar. Aunque me gustaría tener el apoyo de mi hermana, sentarme en su sofá me recuerda los buenos y malos momentos de este hogar.
Pero sobre todo cuando nos sentábamos a hablar; mi hermana siempre fue muy discreta con nuestros padres, pero entre nosotras nos habríamos. Total éramos más que hermanas y nos queríamos, no había celos. En esas conversaciones siempre intentaba sonsacarme si estaba con alguien, si me gustaba alguien, a la tata siempre le interesó ese tipo de cosas, y si eran con detalle mejor. Incluso cuando perdí la virginidad con el vecino, ella lo preparo todo.
Sabía que me gustaba, era un chico majo y divertido con el que prácticamente me había criado. Nos conocíamos bien, y nos queríamos de alguna forma. Pero fui tan bocas que se lo dije a mi hermana, y está preparo la casa y saco a mamá invitándola a un restaurante con la excusa de pasar más tiempo juntas.
La verdad es que Luka se portó, fue un día increíble, aun pasando la mitad del día jugando a la Play.
Al principio yo estaba cortada y apenas me acercaba a él. No se me daba miedo que me rechazará o le gustará otra o no sé, esas típicas dudas que se dan cuando te gusta alguien de verdad. Luka puso música y hablaba sin parar, me sorprendió porque normalmente el chico es muy reservado, pero Joe, me contó de todo, desde que le gustaba una chica desde hace mucho, hasta que sus amigos adoraban a su hermana pequeña. Me contó de todo, incluso que sus padres tenían problemas.
Después de un rato la cosa se puso más tierna porque empezamos a hablar del amor de encontrar a la persona especial etc. Él estaba seguro de que existía un alma gemela para cada uno, yo me reía y él se picaba y me daba en la pierna sonrojado. Adorable la verdad.
—¿Y entonces?
Le besé. No me pude contener le besé como a un amigo al que quería desde hace muchísimo años, un amigo al que no quería hacer daño y que por supuesto era mi amor del momento. El, al principio se sorprendió e incluso tuvo el amago de echarme hacia atrás, pero empezó a besarme de la misma manera que siempre imaginé. De esa forma especial.
Me cogió en brazos y fuimos a mi habitación. La ropa voló en segundos, joder ni yo tengo tanta destreza en quitar un sujetador. Me tumbo en la cama y empezó a besarme el cuello a tocarme las piernas. Yo estaba como loca porque era la primera vez que tenía todas esas sensaciones. Tú lo sabes.
—Aja.
Y entonces ocurrió. Reconozco que al principio me dolió como si me clavara una aguja en el pie, de echo paro.
—¿Estas bien?
—Si, si tranquilo.
Tuve que empezar a besarle para que siguiera. En cuanto terminamos que la verdad no tardó mucho, nos quedamos dormidos.
—Vamos que te lo has pasado genial.
—Si tata, pero se va el viernes, sus padres se separan.
"¿Que abra sido de, el?" Cuando se fue la verdad fue algo que jamás pensé que sentiría, un dolor en el pecho que se intensificaba según pasaban los días, deje de comer, de ir al instituto, apenas hablaba con la tata y mucho menos con mi padres. Aquello me afectó bastante.
—¿Qué piensas?
Elisabeth se sienta a mi lado con un vaso de agua que sostiene en sus manos.
—Cuando perdí la virginidad.
Escupe el agua que tenía en la boca y me mira con sorpresa. Levantó los brazos diciendo un leve "¿Qué?" Que hace que ella solo niegue y agache la cabeza.
—No sé, no deberías habérmelo dicho.
Comenta bebiendo otro sorbo.
—No haber preguntado.
Esta noche no dormiré con ella, prefiero dormir en el sofá con la manta de mi hermana, además estamos enfadadas, de alguna forma le molestan ciertas cosas de mí que es incapaz de decir, y yo, de momento adivina no soy. A mí me molestan otras que por más que le muestro, son indiferentes para ella.
—Vamos a la cama anda.
Acaricia mi pierna mirándome a los ojos, la verdad es que tiene la costumbre de penetrar en ellos como si fuesen un misterio.
—Me quedo aquí, gracias. Aparto su mano con dos dedos.
—¿Por qué eres capaz de responderme eso, y no eres capaz de dormir conmigo?
—Así soy.
Creo que sea cabreado porque apenas ha contestado un leve "vale", me ha dado la espalda y sube las escaleras con cierta indignación en su rostro. He conseguido que al menos esta noche, me deje en paz.
A ver si es de por vida.
Continuará...
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ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯ
Документальная прозаTras la muerte de Susan, Eli intenta ser buena madre y que los servicios sociales no le quiten a su pequeña, pero todo sele complica ya que tiene que compartir la custodia con la joven Selena. ¿Serán capaces de quedarse con la niña? ¿serán capaces d...