"Lástima"

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No quería hablar con ella y por más que nos mirábamos directamente a los ojos buscando respuestas solo veíamos tristeza por ambas partes. Elisabeth intentaba hablar intentaba acercarse pero su cuerpo por si mismo se frenaba.

De hecho teníamos la mismas guerra, acercarnos y alejarnos sin que ninguna se diera cuenta, apresar de esos meco es que caían por su rostro, a pesar de sus manos intentando levantarse, nadie cedía, solo nos manteníamos ahí, mirándonos y mirándonos esperando algo, que ninguna iba a hacer.

Me retiré dejango que mi coleta fuese el único aroma que Elisabeth percibiera de mi, y lo hizo, porque al instante cerró los ojos como si pudiera tocarme de nuevo.

-Ojala las cosas fuesen de otra manera
Expresó caminando hacia la puerta. -La semana que viene es probable que me vaya. -Respiró profundamente y cogió el pomo. -Creo que es lo mejor para ambas.

Elisabeth espero un par de segundos antes de abrir, me miraba esperando algo, lo que fuera de mi, pero algo que le dijese que se quedará. Cerré los ojos y con un dolor bastante difícil de explicar le dije; -Haces lo correcto.

Ella asintió abrió la puerta y enseguida ambas sonreímos a Gema como si fuese nuestra amiga de toda la vida.

-Bueno la visita del mes. -Se sentó en el sofá con todos esos papeles que llevaba siempre consigo y una maleta negra que antes era azul. -¿Y bien? ¿Cómo van con la niña?

-Bastante bien la verdad, ya anda solita, juega por si sola y come sin desperdiciar todo el plato, yo diría que avanzamos.
Exprese.

-Bien eso es bueno, muy bueno de hecho.
Gema apuntaba cosas que esperabamos que fuesen buenas. -Y... ¿Entre ustedes?

Antes de que Elisabeth contestará la corte de golpe. -Oh no, tranquila Gema, está se casa con un tío alto con sonrisa de paletos. -Elisabeth me miro fatal. -Asi que tranquila no hay nada entre nosotras.

-Bien, supongo... Que eso también es bueno... -Siguió escribiendo. -Entonces la pequeña crece, está sana y veo que se comunica bastante con la familia.

-Si.
Dijimos a la vez.

-Bien. -Se levantó y camino hasta la puerta ajustándose las gafas de pasta que llevaba. -Verá no me gusta inmiscuirme en casos como estos, pero cuando les dije que fueran mi caso fácil, no me referí a que se hicieran daño, solo a qué bueno... Estuvieran seguras de lo que hacían. -Se volvió a ajustar las gafas. -Verá la mayoría de los asistentes del servicio social, son psicólogos, así que en fin... No sé si les merece la pena, a ambas.

-Gracias Gema.
Dije sin entender nada de lo que había dicho.

Al cerrar la puerta la tensión se intensificó entre ambas, por un lado estaba Susan jugando con sus juguetes en el suelo, y por suerte sin enterarse de nada. Y ahí en ese umbral bajo la puerta blanca como única salida estábamos Elisabeth y yo cavizbajas escuchando nuestras propias respiraciones. Sin decir ni hacer nada solo y únicamente esperando, aún sin saber a qué o a quien esperando. Me quite los mechones de pelo que se habían soltado en un gesto devil que mostró más mis ojos a una mujer que apenas tenía intención de mirar más allá de sus manos y pies. Pero, ese gesto de alguna manera fue como una súplica, porque su respiración si que cambió.

-Me voy arriba a jugar con Susan.
Tenía que salir de ahí, era la única manera que se me ocurría de evadir el problema, osea, a ella.

Di un paso pero derrepente me detuve, Elisabeth me cogía del brazo, detuvo cualquier paso más. Deslizó su manod derecha hasta la mía y entrelazó sus dedos ahí, es cuando sentí como temblaba, parecía que tenía miedo.

-Antes de que subas arriba con Susan quiero que sepas algo.

-¿Otro novio secreto?

Tiro de mi y me levanto el mentón para que pudiera ver sus ojos completamente cristalizados y también su cara con algo de enfado.

-Ven. -Me guió hasta el sofá. Se sentó y me hizo sentarme con un leve tirón. Suspiró varias veces, junto sus manos y con una voz difícil de explicar, habló. -No te dije que Jeins existía porque realmente no quiero que exista, no me caso por agrado, ni estoy con el porque quiera.

-Elisabeth de verdad me da igual.
Me levanté pero ella enseguida me empujó de nuevo al sofá.

-No, me escucharás y te callaras.
Asentí sin ganas.

-Jeins es heredero de una familia muy rica. -Le costaba muchísimo hablar. -Veras cuando acabe el instituto y quise ir a la universidad mis padres no podían pagarlo, de hecho mi madre trabajaba en la casa de ellos limpiando. -Temblaba. -Mi madre que lo cuenta todo le contó la situación a la madre de Jeins, fue un grito de ayuda y una condena para mí.

La abracé intentaba ser fuerte pero no pude, apoye su cabeza en mi hombro y la atraje lo más que pude a mi. Elisabeth se abrazo a mi con necesidad como si le faltará el aire y yo fuese lo único que pudiera proporcionarse lo. Dejo sus labios cerca de mi cuello y creo que fue para que notarasa su respiración agitada y así la dejase hablar.

-La mujer sabía que yo era muy guapa en esa época y que su hijo era un imbécil que jamás conseguiría a nadie. -Se quitaba las lágrimas rápidamente. -Asi que le hizo un contrato a mi madre, le daría el dinero de mi universidad si yo me casaba con el. -Y ahí estalló en llanto.

Susan andó hasta nosotras y le abrazo la pierna. -No tolles. -Expreso como pudo atrapando esa pierna que no paraba de temblar. -Tita bien...

-Si mi amor estoy bien. -Elisabeth le dio un beso en la cabeza, pero Susan no se lo tragó del todo y siguió acariciando su pierna. -El caso es que todos estos años he estado alargando lo más que he podido esa mierda de papel, pero no puedo alargarlo más, y si me niego será peor... Mucho peor Selena... -No paraba de llorar Susan agarrando su pierna con fuerza y yo sintiendo como todas esas lágrimas empapaban mi piel. -Si tu supieras todo lo que he aguantado estos años... Selena, te quiero, te quiero con todo mi ser, mi corazón es completamente tuyo, pero tengo que hacer esto, por mí bien y el de todos.

Gire el rostro hasta que mis labios estuvieron cerca de los suyos.

-Antes de que me beses quiero que sepas algo más. -Acaricio mi rostro como solía hacer. -Cuando te dije que me daba miedo que vieras mi cuerpo, en realidad no era por vejez. -La mire a los ojos. -Perdi la virginidad con él y fue... Horrible, he sufrido violaciones contantes, palizas, golpes incluso me hizo una cicatriz con los dientes en el muslo. -Ahí mis ojos se encendieron como si fuese a matar a alguien. -Temia comportarme como él, por ser lo único que había vivido, temía hacerte daño, o pasarme de la raya o... Cualquier cosa.

-Basta basta porque me estoy cabreado y al final voy y le mato. -Intentaba estar lo más tranquila posible.

-No quería tratarte así. -Se acercó más.
Por eso te aleje, por miedo.

Acerque mis labios bajo su intensa mirada, acaricie su mentón y la besé, la besé con todo mi cariño mostrándole que para nada ella era así, que ella jamás me haría un daño como ese y que por supuesto la quería, la quería como nunca he querido a nadie en el amor. Tierno y suave con un sabor un poco salado por las lágrimas. Un beso en el que la lengua jugaba devil sin mandato solo acariciando.

-Jamas me tratarias así, y yo a ti tampoco.
Dije en un susurro ronco que la hizo sonreír en mis labios. -Y aunque entiendo todo, seguimos en las mismas, y sinceramente no quiero que eso hijo de puta te toque. -Volvi a besarla para que no pudiera responder solo sentir...

ℬℯ𝒻ℴ𝓇ℯ𝓁𝒾𝒻ℯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora