36. Encrucijada (parte 3)

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En el hospital Mew intentaba ponerse en contacto con el padre de Roy, sin éxito. Se sentó en la sala de espera para ver si Gulf lograba comunicarse con Saint o algo, pero solo pasaron 3 minutos hasta que escucho la voz rota del padre de Roy dirigirse a él.

- Mew, viniste- dijo el hombre y Mew volteó su cabeza buscando la voz.

- Claro, hombre – respondió poniéndose en pie y caminando hacia él, bajó sus ojos y notó la sangre- ¿qué pasó? – preguntó con un nudo en el pecho.

- Yo, simplemente, no lo sé- el hombre se derrumbó y cayó al suelo, en medio de la sala. Las personas lo miraron y sintieron lástima por ese hombre que ahora se tomaba el cabello con desesperación. Mew se apresuró a sostenerlo.

- Oye, respira, respira- decía Mew intentando sostener sus propias lágrimas. El hombre estaba demasiado afectado y la sangre seca en su ropa no ayudaba en nada – oye ¿Roy está bien? – preguntó con suavidad.

- Si, si- el otro hombre intentó regular su respiración. Después de varios minutos regresó en sí, miró hacia todos lados e intentó ponerse en pie para caminar hacia unas sillas. Allí se dejó caer.

- Tranquilo, todo va a estar bien- decía Mew como un mantra.

- No lo creo- confesó el padre de Roy- mi hijo me odia, mi esposa de odia...- dijo en voz baja.

- Ey, ey, tranquilo, no digas eso- Mew procuraba hacer que el hombre se calmara.

- ¿Mew? – llamó Saint desde atrás. Acaba de pisar el hospital. Tenía un par de enfermeras a su alrededor poniéndolo al día de la situación. El nombrado buscó la voz conocida.

- Oh, Saint, qué bueno que te veo- Mew saludó de abrazo a su amigo.

- Si, ya, pero ¿qué es lo que ha pasado? – preguntó mirando entre Mew y el hombre. Ninguno contestó- es usted el padre de Roy, ¿verdad? - ambos asintieron.

- Por favor, acompáñeme – pidió Saint – y tú también- señaló a Mew empezando a caminar hacia el fondo. Los dos hombres siguieron la orden. Ya dentro de la oficina Saint los invitó a sentar y después de cerrar la puerta, se sentó en su sitio. – y bien- puso los codos sobre el escritorio - ¿qué ocurrió? – preguntó con seriedad. Nadie decía nada. Mew miraba al padre de Roy y Saint los miraba a ambos. El señor tenía la cabeza agachada.

- Él es uno de los directivos de este hospital, está tratando de ayudarlo- explicó Mew pasando una mano por el hombro del hombre, a lo que el padre de Roy se sacudió.

- Bien, le explicaré la situación- Saint se echó hacia atrás y tomó aire para hablar- su hijo tiene marcas de maltrato que él mismo ha corroborado que lo hicieron ustedes- empezó a hablar y aquellas palabras hicieron que Mew se despegara por completo del hombre como si aquellas frases lo hubieran golpeado en el estómago. El hombre se dio cuenta y miró a Mew con tristeza.

- Yo no lo golpeé- trato de explicarse.

- No, pero no hizo nada para evitar que su esposa si lo hiciera- dijo Saint con la misma seriedad – eso lo hace cómplice, señor-

- No sabía que había sido tan ruda- confesó en voz baja y con la mirada en su regazo.

- Bueno, pues lo fue- Saint sentenció – pero, en fin, la cosa no acaba ahí. Necesitamos sabe qué fue lo que ocurrió después, ¿cómo es que su hijo puedo acceder a navaja afilada y se corta una de sus muñecas? – aquellas palabras fueron más duras y en un tono demasiado fuerte. Mew miró entre ambos hombres.

Aunque no te Pueda VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora