38. Encrucijada (parte 5)

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- Mi esposa será traslada al hospital psiquiátrico del Este- comentó el padre de Roy a Mew mientras compartían una tasa de café cerca de la puerta de la habitación del niño. Miraban hacia la cama y vigilaban que los dos niños estuvieran tranquilos. Mew puso su mano sobre el hombro de quien le hablaba y le dio una mirada condescendiente.

- Lamento escuchar eso- añadió.

- Si, bueno, ayer fue la prueba psicológica y todo salió peor de lo que esperaba. No me había dado cuenta de que mi esposa estaba tan mal psicológicamente. He estado tan absorto en el trabajo que no me había tomado el tiempo de vigilar de cerca a mi familia- se lamentó mientras miraba ahora su café en la taza.

- Pero todavía estás a tiempo- comentó Mew.

- Ya he perdido a mi esposa- dijo en voz muy baja – el doctor piensa que no saldrá de esto muy fácil y su familia ha venido desde su ciudad natal y han pedido que la lleven allí para poder cuidarla ellos. Mi suegra siempre me odió y hace unos momentos, antes de que ustedes llegaran, me estaba recriminando el no haber cuidado de su hija-

- Oye, eso es injusto- Mew volvió a pasar su mano por el hombro del padre de Roy y lo zarandeó llamando su atención.

- Lo sé, pero ella habló con su hija y no sé qué le dijo, pero cuando salió de allí me dijo todas esas cosas y se negó a ver a Roy. Dios, Mew, estamos solos en esto. Estamos solos Roy y yo – soltó un suspiro.

- Sé que lo que te voy a decir puede sonar un poco feo, pero hombre, no serás ni el primero ni el último padre soltero del mundo- guiñó un ojo – al menos Roy ya te deja entrar a la habitación- le recordó.

- Si, anoche cuando ustedes se fueron pidió verme. No fue fácil y me odio demasiado por generar tanto temor en mi propio hijo. Casi me hizo golpearme contra las paredes- confesó – pero bueno, ahora que lo veo allí, hablando con Alex, es que es tan feliz...-

- Lo sé, pero... sabes que tu hijo en este momento, a parte de apoyo emocional, necesita ayuda profesional ¿verdad? – Mew intentó sonar lo mas amablemente posible.

- Si, y yo también necesito terapia. Hay algo que todavía no hemos superado... aquel... aquel día en que casi lo pierdo y el perdió su capacidad de moverse fácilmente. Creo que después de ese día yo he vivido en automático. Algo en mi no se ha terminado de reparar- dijo mirando a Mew a los ojos – lamento que las cosas hayan explotado así, con ustedes, las personas que menos lo merecen-

- Es una lástima que haya tenido que estallar para que te hayas dado cuenta de que necesitabas sanar, pero dentro de todo, menos mal que lo hizo porque todavía estás a tiempo de recuperar a tu hijo- Mew lo animó.

- Si, pero bueno, todavía estaremos aquí mientras se recupera. La policía de familia nos ha llamado a declarar, al parecer este incidente se relaciona con una denuncia que hicieron unas personas del barrio en el que vivimos. Alguien informó a la policía que estábamos maltratando a nuestro hijo- el hombre estaba avergonzado.

- ¿Te pueden quitar a Roy? – preguntó Mew preocupado, alzando un poco la voz atrayendo la atención de los niños.

- No, papá y yo hemos decidido vivir juntos, solos los dos- respondió Roy desde la cama al escuchar la exclamación de Mew. Ambos adultos miraron hacia la cama.

- ¿Eso es cierto? – preguntó Mew sonriendo hacia el amigo de su hijo.

- Si, bueno, durante la madrugada hablamos, yo sé que puedo perdonar. Mi padre tiene sus propios problemas, creo que mamá también merece perdón, pero no quiero verla en mucho tiempo. Sé que está enferma, papá me lo dijo, me lo dijo el doctor, me lo dijo la policía, pero no quiero verla- miró a Alexander y sonrió – mi padre me prometió que nos mudaremos a una casa más pequeña en la que tengamos todo nuevo. Tendremos una nueva vida. Lo único es que la policía enviará a alguien cada mes para verificar que nos estemos llevando bien- Roy tenía más ánimo que el día anterior. Se veía más tranquilo y más cuerdo.

Aunque no te Pueda VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora