1. La voz Encantada

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Ya había pasado seis años desde aquella fatídica noche y él seguía soñando siempre con lo mismo. Se despertaba cada mañana envuelto en sudor y lágrimas. Era la única imagen que se había quedado en su cabeza, después de que en aquel incidente, una trozo enorme del techo cayera sobre él y lo golpeara muy fuertemente en su cabeza, al punto de causarle un daño tan profunda en sus ojos que ahora le impedía ver.

– Hola Siri, ¿qué día y qué hora es? - Habló a su teléfono como lo hacía cada mañana.

-Buenos días Mew, hoy es jueves 5 de noviembre y son las 7 horas y 50 minutos- le contestó el aparato, Mew esperaba que Siri le recordara lo que cada mañana le pasaba...- la alarma está programada para dentro de 10 minutos- añadió la asistente de voz, haciendo que Mew suspirara. Siempre la pasaba lo mismo: se despertaba 10 minutos antes de que la alarma sonara. Al principio le pareció divertido, pero ahora lo aburría. Es cómo si su cuerpo no quisiera volver a escuchar ese horroroso sonido que le evocaba el recuerdo de cómo había empezado aquella noche horrorosa.

-Siri, desactivar alarma- hablo de nuevo a su teléfono.

-Alarma desactivada- dijo Siri mientras Mew se levantó, tomó su teléfono y empezó a caminar siguiendo las marcas que había instalado en el piso que lo guiaban a distintas partes de la casa.

Ese jueves, como hacía cada jueves desde hace 5 años, visitaría la unidad de quemados en el hospital central, después del almuerzo.

Su rutina empezó. Se dirigió a la cocina, puso a hervir agua para su té y preparó la tacita que tanto le gustaba. Esa mañana se sentía extraño por lo que decidió tomarse un té que le diera sensaciones agradables. Un té rojo estaría perfecto. Se sirvió y se quedó allí de pie tomándolo. Ese té le recordaba a Jian, ese jovencito que llegó a su vida hace años y le enseñó tantas cosas. Se alegraba al recordar a su amigo, pero no podía evitar sentirse triste porque también venía a su mente los últimos minutos de la tragedia que hace seis años le arrebató a uno de sus amigos más importantes.

Jian era un refugiado de origen tibetano, que, debido a la persecución del gobierno chino  a su familia, tuvo que huir de su lugar de origen. Durante su viaje estuvo expuesto a situaciones muy desagradables antes de poder llegar a Tailandia. Mew conocía muy bien su historia porque, aunque eran cosas muy vergonzosas, Jian se las decía a Mew con el único propósito de mostrarle que a pesar de todo se puede sacar lo más positivo de esas experiencias.

Jian era un budista tibetano muy creyente. No era monje porque sentía que no había sido llamado para eso, pero sí creía en las enseñanzas de Buda y otras creencias del Dharma (1), entre estás la reencarnación. Una creencia en la que Jian siempre se detenía a explicarle cosas y a decirle que le daba esperanza de volver a encontrarse con su familia ocupando el cuerpo de otros seres. Cuando hablaba de eso, constantemente recordaba a sus tías, quienes habían sido asesinadas. Jian decía que ellas habían reencarnado en las dos golondrinas que siempre llegaban a su ventana cada noche y cada mañana se marchaban. Sonreía cuando hablaba de ello. ¿Por qué lo creía? Porque las golondrinas son aves migratorias, solo habitan determinados territorios en algunas épocas del año, pero esas que llegaban a su ventana nunca migraban, siempre estaban con él.

Por su parte, Mew nunca fue creyente de nada ni de nadie. Dspués de perder a su padre a sus 18 años de una forma trágica, que a su modo de ver podría haberse evitado, pensó que ni dios, ni diablo, ni nada. Se convirtió en bombero luego de eso, porque quería salvar las vidas de las personas. Después de la muerte de su padre su corazón estaba negro, vivía en una constante amargura. Las circunstancias que acompañaron la muerte de su padre no las supera aún después de varios años. Kao, que había crecido junto a él, lo acompañaba y apoyaba en todo. Siempre trató de ayudar a su amigo a sonreír de nuevo, pero sus esfuerzos a veces no valían. Todo cambió cuando llegó Jian a sus vidas. Jian con su energía, con sus enseñanzas  y con su forma de ver la vida, trajo a estos amigos un nuevo amanecer.

Aunque no te Pueda VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora