–Willy –en un susurro casi imperceptible pronuncie su nombre, que sin intención mis labios libero.
Mantenía los ojos cerradas evitando que la claridad de un nuevo amanecer atravesara la calma de mi descansar, aferrándome a la almohada debajo de mi sin intención de soltar y menos de moverme de la posición tan cómoda en la que me había situado, repose el costado de mi rostro nuevamente en la superficie blanda. Aun entre sueños sin querer despertar por completo sentí un leve movimiento a mi lado.
Casi de inmediato sentí como se deslizaban sobre mi cuerpo semidesnudo produciéndome un leve escalofrió por la desconocida sensación, cierto era que el roce en mi piel me era vagamente conocido. Continuo con un par de agiles movimientos hasta estar totalmente encima de mí, cargando por completo su peso sobre mi espalda, sus manos encontraron un atajo accesible bajo mis brazos atrapados por la almohada, pudiendo así posicionarlas con delicadeza en mi mentón atrayéndolo hacia sí murmurando un suave –Buenos días–de la manera más cariñosa se acerco a mi mejilla besándola, lo cual proporciono que un sutil sonrojo se apoderara de ellas por la adorable demostración de su parte.
–Buenos días, mi amor –respondí aun adormecido, sin embargo consciente de quien era el responsable de desvanecer mi sueño, causando por inercia que una ligera sonrisa pendiera de mis labios. Mientras que él, el culpable de mi dulce despertar hundiera su cabeza en mi cuello al descubierto, escondiendo su aun más notorio sonrojo. –¿Alguna vez te he dicho cuanto me encantas?–le pregunte apoyando mi mano sobre la suya la cual seguía reposada en mi rostro. No espere respuesta alguna a lo dicho, lo repetiría cuantas veces sea necesarias con tal de despertar cada día a su lado.
