Caminaban por el pier de Santa Mónica Beach. Disfrutando de los brillos que se iluminaban al caer el atardecer. Tiñendo el cielo de distintos tonos entre rosas y naranjas. Admirando como los vestigios del sol se ocultaba tras el horizonte. Recorrían entretenidos junto con la compañía amena que figuraban sus amigos.
Colando miradas discretas dedicadas exclusivamente al chico que se encontraba conversando animadamente al lado de Luzo, que se ubicaba en medio de ambos separándoles. Mientras que para el menor no le era indiferente y le lanzaba leves vistazos al que sonreía junto a Lana.
La chica para nada despistada que los acompañaba, comprendió lo que significaba las miradas intercambiadas.
-Hey Luzu, acompáñame... -dijo la rubia, sujetando a su novio del brazo.
-Pero...tía -renegó.
-Plis-rogó con dulzura, a lo que a Luzu no tardo en aceptar.
Mirando a la pareja alejarse, quedaron ambos solos, al dar media vuelta. Contemplo ante sus ojos el espectacular juego de colores que el horizonte les brindaba. Se acerco a la firme postura del pelinegro que estaba apoyado de espaldas a las barandas del muelle.
-Hola-murmuro cerca de su oído.
-Hola-repitió el contrario volteándose para mirarle. Sonrió por la cercanía elevando sus brazos hacia el cuello del mayor enredando sus dedos en su castaña cabellera. Por su parte lo atrajo uniendo ambos cuerpos, y manteniendo su agarre en la cintura del menor. Extinguiendo el espacio existente sus labios rozaron, fundiéndose en un dulce y efusivo beso.
-Wigetta-Wigetta-Wigetta...- repetían a sus espaladas. No tardo para que el que entreabrió sus ojos observara a la pareja de amigos frente a él y les dedicara a su vez un dedo poco amistoso a cambio de la molesta interrupción. A regañadientes fue empujado por la chica alejándolo de la vista de los chicos, quienes sonreían entre el beso que sin pena continuaron.
