La nieve brotaba del cielo en todas direcciones. Al parecer aquel paraje tan inhóspito, en medio de las montañas en Barcelona. Les ofrecía la experiencia de poder experimentar lo que seria su primera blanca Navidad juntos.
Con un par de mantas frente al fuego. Contemplando de su caída, al danzar a través de los traslucidos ventanales. Admirando la mirada ilusionada que era trasmitida por el otro, dibujada únicamente por obra de la llama esparcida en su rostro.
El destello era el mismo. El cual provocaría los constantes toques entre sus labios y las caricias que desaparecerían silenciosas por sobre sus pieles. Constantes y desnudas. Palpitando ambos corazones al unisono.
