Haces a un lado un mechón de su cabello castaño que escapa obstruyendo su mirada al pendiente de la tuya. Le sonríes y tus ojos brillan, más bien resplandecen cuando trasladas tu atención y tu curiosa vista hacia la mía, y persiste aún cuando ella intenta llamar tu atención.
Vuelves a enfocarte a intervalos entre ella y yo. Haces caer tu mirada en delinear sus labios y sostener su mano, la besas pero tienes tus ojos abiertos, puestos en mí.
La apresas entre tus brazos, ríes y le dedicas un suspiro. Los mismos que te delatan. De lo enamorado que por ella estas. Te he perdido sin ni siquiera haberte tenido.
Le susurras al oído y tus revoltosos ojos insisten en acaparar mi interés. La cuál nunca he negado.
Cuando te hago sonreir, y soy yo quien te escucha, el mismo que te mira fijamente embriagado. El que nunca te ha dejado de querer, aunque ella acapare y te haya robado de mi lado, cuando en su momento te daba por hecho. Cuán equivocado estuve, y ahora me arrepiento.
Volviste a casa sólo; por primera vez observo detenidamente tu sonrisa traslucida, el resplandor en tu mirada, y el olor cuando me devuelves el abrazo con el que te recibo, uno que estruje el alboroto que hace tiempo sentía. Al igual que los pedazos que en mi interior chocan y se enredan entre sí.
Por esta única vez comprendí que no puedo ser capaz de dejarte. Y que yo también Te amo; callé lo que te quiero en un beso arrebatado de los labios que nuevamente me pertenecen a mí.
He escrito muchas etapas de sus vidas, que ellos mismos han querido dar a conocer. Esta no va a ser la excepción; como quieran darlo a entender, ya sea pasajero o algo permanente, no me interesa. Simplemente él sonríe, porqué debería de ser molesto.
"La felicidad es relativa, solo disfruta con quien, cuando y donde estés. Sin importar lo que el resto tenga que decir."