Te vale. Lo que causas cuando me miras. Con esas sonrisas que me dedicas. Y los suspiros que en mí causas, con los que nunca procuras ocultar. Que te quiero, y te quiero bien. Como lo mereces.
Como debería ser. Puedo verlo. Y no podría estar más prendado hacia ti, y así sin miramientos traslado mi completa atención a ese manojo de nervios con los que respiras y me hablas. Creyendo que te supero, y cariño, no podrías estar más equivocando. Cuando soy yo el que me deshago al tenerte cerca.
Y aún así, te adentras sin permiso, pero con mi total consentimiento. Aunque no lo creas me estoy enamorando. No deberías tener ese poder en mí. Pero mirame, sí, así como lo haces. Me tienes, y quiero que lo sepas. Aunque el mundo entero este en nuestra contra...
-¿Que haces?-me pregunta, el que me mira desde el otro lado de la mesa. Sigo con el lápiz sobre el papel. Pero con mi vista en él.
-Nada.-desde el preciso momento en que me acompañó a la mesa, me dedico a observarlo. Y de eso no ha transcurrido ni siquiera minutos.
-Que traes ahí.-pretende arrebatarme el papel. Pero me aseguro de alejarlo todo lo posible. Sin embargo, lo retiene en su poder. Pero uno de los tantos que en mi mano poseo. Uno que únicamente esta en blanco.
-Sólo quiero ver que escribías.-insiste y me suplica, mientras su comida a sido entregada. Pero no pierde sus ojos puestos en los míos, cosa que me fascina.
Le dedico un último vistazo a la hoja, y se la extiendo, pero antes de que la agarre. Lo evado y consigo de él una condición.
-Primero, mi beso.-y le señalo la superficie de mi mejilla. Él pierde ante mi mejor jugada, se acerca con inocencia. Pero mi rostro se gira a tiempo para besarle los labios. Nuestro primer beso. Tentativo y sin prisa. Él no se retira, y yo prosigo. Al margen de caer rendido. Lo miro, y ya no resisto, en rendir por escrito lo último de la declaración con la que pretendía confesar lo que siento por él.
...es besarte y morirme de amor por ti. SAM.