Adiós L.A.

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Todo lo que ocurría a mí alrededor comenzaba a cobrar sentido. Durante la instancia que realmente transcurrió como si el tiempo hubiera cobrado vida volando frente a mí, hasta trasladarnos al presente. En el que mi vista repasa por última vez aquella habitación plagada de recuerdos que espero nunca olvidar.

Porque cada rincón y espacio de esta ciudad ha contemplo como espectadores silencios las aventuras, los viajes, las nuevas experiencias, y los sueños cumplidos que han cambiado radicalmente la cotidiana forma en la que había vivido.

El último vistazo y mi corazón se estruja, todo se encuentra como la primera vez cuando estaba todo listo para mudarnos, sin ni un solo rastro nuestro. Recorro el pasillo hasta el salón donde están mis maletas, justo antes de que mi móvil vibre avisándome que el trasporte que me llevara hasta el aeropuerto ha llegado.

El tiempo no se detiene solo pasa más deprisa, y no pienso desperdiciarlo rememorando tantos viejos recuerdos que parecen desvanecerse conforme avanzo hasta la entrada principal del departamento. Y no niego que haya sido tan maravilloso esta nueva experiencia tanto que no quiero marcharme. Pero como todo lo bueno debe llegar a su final. Sin vuelta atrás.

El último suspiro y una sonrisa traviesa se encaja en mi rostro, cerrando por última vez aquella puerta con un adiós sin pronunciar pendiente en mis labios. Pero con más ilusión que nunca emprendo un nuevo viaje...Encajando perfectamente en la forma en la que mi vida se desarrolla, con lo que alguna vez soñé que sería pero amplificado al máximo.

Desvió mi vista al mar en el horizonte, distinguiendo a la lejanía la playa que tantas veces recorrí, y las carreteras que tantas veces conduje perdiéndome en mí mismo, disfrutando de la vista inigualable que contemplaba. No puedo evitar que el letrero de LAX que daba la bienvenida al aeropuerto me traslade a la realidad abandonando esos momentos en mi memoria.

En el avión rumbo a casa, ubicado justo al lado de la ventanilla y a punto de despegar. Mi mirada ardía de cansancio o simplemente por conmemorar ese año de mi vida repleto de sensaciones nuevas causadas por innumerables situaciones. Y todas y cada una de ellas únicas y diferentes, sin embargo no me puedo marchar sin antes hacer la promesa de volver pronto.

Mi sonrisa se intensifica caminando directo hacia él a la llegada a mi destino. Él también ansioso me responde con una esplendorosa mirada. Mis brazos lo rodean con fuerza por tan cálido recibimiento y todo mi entorno se convierte en un remolido de sentimientos familiares. Su brazo se posa por sobre mis hombros atrayéndome más hacia él al separase, sin siquiera considerarse la existencia de distancia de por medio. Avanzamos alejándonos del mundo detrás de nosotros...


Drabbles | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora