Voy a actuar antes de pensar. Un impulso involuntario hizo que me acercara y que de forma ‘accidental’ tomara posesión de tu cadera hasta apoyarte en una de las paredes cercanas. Te observe asustado y confundido por tal osadía de mi parte. Pero no me importo, no me arrepentiría a escasos centímetros de nuestra primera unión.
Trataste de alejarte colocando tus manos sobre mi pecho como impedimento. Sentí miedo a tu rechazo, pero a la vez valor para volver a intentarlo.
-¿Qué haces…-pronunciaste pero antes de que pudieras cuestionar mis acciones, te bese como hace tanto desee hacerlo. Espere lo justo, hasta que correspondiste el inesperado encuentro de tus labios sobre los míos.
Tus manos aun posadas sobre mi pecho se fueron deslizando hasta la parte trasera de mi cabeza, mientras que las mías se aferraban mas a tu cuerpo. Podía permanecer así mi vida entera si me dieran la oportunidad de escoger, pero tarde o temprano tenía que llegar el momento de la separación. Disminuí la intensidad de nuestras bocas colisionando, a la vez mordí levemente tu labio inferior.
-Me gustas…-susurre cerca de tu oído cuando coloque mi mentón sobre tu hombro, controlando las aceleradas palpitaciones sobresaliendo de mi pecho. Te mantuviste en silencio y al margen de mi confesión, no me molesto en absoluto prefería tu falta de palabra, que todas aquellas que pudieras pronunciar para alejarme.
En un segundo me sentí completo a tu lado sin reproches ni recriminaciones. Aun no sé si cometí el peor error de mi vida. Si arriesgue demasiado por tan poco. De todas formas. No me arrepiento de tomar la iniciativa de mis actos, la valentía de haberte manifestado mis sentimientos que surgieron con desespero, pero para que negar lo evidente, sí es que para mis ojos no pasas desapercibido. Espero no haber sido muy precipitado por mi atrevimiento e incontrolable audacia.
Me alejaste colocando ambas manos desde el ancho de mi espalda hasta el costado de mis hombros, al instante mi respiración se acelero y mi corazón incremento sus latidos. El momento de enfrentar lo ocurrido se aproximaba, desviaste la mirada hasta mantener el contacto directo con la mía. Me era totalmente imposible descifrar lo que detrás de tu vista oscura se desenvolvía. Permanecimos largos segundos intercambiando miradas a escasos centímetros de distancia. El avisto de una leve sonrisa se comenzaba a dibujar en tus labios. No pude evitar la emoción de esa tímida pero evidente reacción de aceptación hacia el beso que de tus labios robe.