Kiss me | Ed Sheeran
Di un paso silenciosamente, o eso era lo que pretendía. Cuando antes de abrir la puerta me saque las zapatillas, y las deje en el marco de esta. Me asome y comprobé que todo marchaba como lo había planeado. Entré descalzo, haciendo el menor ruido posible, solamente las puntas de mis pies rozaban cautelosamente el suelo. En hurtadillas me hundí sobre la acolchada superficie. Me deslice y comencé a arrástrame en torno de su cuerpo, reteniendo cualquier sonido que fuera capaz de delatarme.
Su cuerpo reposaba perezosamente a lo largo de la cama. Me había escabullido cuando logre comprobar su total inconsciencia, debido al sueño. Estaba completamente rendido a causa del cansancio. Por lo cual cayó exhausto sobre mi propia cama, que esta vez compartíamos. Me acomode sobre su regazo cuando escuche su respiración regulada.
Cuando pretendía acortar la distancia entre ambos. Sus ojos de pronto se abrieron, provocando por puro reflejos alejarme hacia la orilla de la cama.
-¿Que pretendías, mocoso? -rió, y se apoyo en sus manos para mirarme desde su posición.
-Nada- bufé resignado, evitando su mirada. Adiós al dichoso plan.
-Oye...-me llamo, para que lo volviera a ver. Cuando lo mire hizo gestos palmeando su regazo, incitándome para que volviera en la posición en la que me descubrió.
No me pude resistir a su castaña mirada, y obedecí inmediatamente. El color se me subió con rapidez hasta las mejillas cuando me acercaba. Aun me era difícil evitar no avergonzarme, realmente no podía. No con él.
-Mírame- insistió, cuando se recostó de nuevo, descansando su cabeza entre sus manos. Mientras que estaba de vuelta a su regazo.
-¿Qué?-dije haciéndome el desentendido. Evitando a toda costa su mirada. Cruce mis brazos sobre mi pecho.
-¿Quien es ahora el niño pequeño?- se burlo.
-No sé de que hablas.- respondí, con claro tono de desacuerdo. Desconociendo sus tonterías, o en realidad seria las mías, ya que yo comencé con todo este tonto juego, que al final termino siendo inútil. No estaba enfadado, no aun...
-Willy. -reprendió en sutil tono juguetón. Cuando por fin le di el placer de mirarlo. Tenía esa pequeña sonrisita suya, que yo tanto conocía. Esa precisa sonrisa, de haber descubierto lo que ideaba. ¡Maltita sea!-maldije internamente porque arruino mi perfecto plan, bueno perfecto dejo de serlo, ya hace rato.
Sin perder su posición, subió hacia mí y dejo en mis labios el leve roce de un beso. Repitió la acción. Y una traicionera risilla se escapo de mi boca. Lo que complació enormemente al que finalmente logro robarme esa misma tímida sonrisa. Arrebatándome cualquier rastro de orgullo que aun me quedaba.
Al tercer beso me deje llevar...
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