Capítulo 1

73 11 4
                                    

"No esperes una bienvenida"

Andrew

Las manos me sudaban y tenía el pulso a mil. Ni siquiera había entrado, de un momento a otro no tenía valor para hacerlo, así que me quedé allí, viendo como el frío hacía visible el aire que exhalaba y las personas entraban y salían de la casa con vasos y botellas. La música se escuchaba desde la otra cuadra, había un mar de personas y el alcohol definitivamente estaba reinando en el lugar. Sí que se la habían montado en grande.

Un grupo pequeño se dispuso a entrar y pensé que sería el momento oportuno para hacerlo yo también. Dentro, las luces habían sido reemplazadas por un tono violeta que se mezclaba con la oscuridad. No me costó mucho deducir que aquello era un toque de Kristal.

La decoración de la casa había cambiado, pero no tuve tiempo de detallarla, la chica sentada en el sofá de dos plazas del centro de la sala se robó toda mi atención. Llevaba el cabello suelto, las puntas rojas se habían ido y las olas castañas le caían hasta el pecho, sobre un bonito vestido color lila que se ajustaba a su figura. Sus ojos me quemaban con fuerza desde su sitio y aún a esa distancia pude distinguir que el océano en ellos estaba furioso. Amy estaba realmente molesta.

Me acerqué a ella, bordeando la multitud en el trayecto, con una sonrisa plasmada en el rostro. Realmente me alegraba volver a verla, pero parecía que no era recíproco. Me dejé caer a su lado y ella solo frunció el ceño.

No esperaba bombos y platillos, pero definitivamente tampoco aquel seco recibimiento.

—¿No te alegras de verme? —inquirí luego de unos segundos.

—No sé ni siquiera qué decirte —respondió ella, cruzando los brazos sobre el pecho y aniquilándome con la mirada.

—¿Qué tal un "te extrañé"?

—¿Nos extrañaste tú a nosotros? —preguntó ella— Porque no mandaste ni un maldito mensaje de texto.

—Fue una época complicada, Amy.

—No —sentenció—. He pasado por esto antes y estoy harta de la misma mierda —se puso de pie y alisó la falda de su vestido—. Me alegra que hayas vuelto, Andrew, porque este es tu hogar, pero no esperes una bienvenida cuando nos negaste un adiós.

Se volteó y caminó hacia algún punto de la casa, sin mirar a atrás. Pude seguirla, pedirle disculpas, aceptar que había sido un imbécil, pero no lo hice. Conocía a Amy, no valdría de nada hablar con ella en este momento, necesitaba tiempo.

—¿No es lo que esperabas, eh? —habló una voz a mi espalda.

Mis labios se curvaron en una sonrisa al divisar el cabello rubio bajo la capucha y los ojos azules oscuros y chispeantes.

—Dime que al menos tú no te irás —bromeé.

Jeremy negó con la cabeza y abrió los brazos, envolviéndome en un abrazo que duró menos de un segundo.

—Te quitaste el azul —comentó, mirando mi cabello con el ceño fruncido.

Me llevé las manos a los mechones inconscientemente. Aún no me acostumbraba del todo a mirarme al espejo y verme así.

—Creo que necesitaba un cambio para la madurez —dije, el rubio asintió.

—No fuiste el único.

Sus ojos se desviaron hacia algún punto de la estancia, buscando algo o alguien, tal vez a ella.

—¿Suelym?

—Está bien —respondió, volviendo sus ojos a mí—. ¿Por qué no miras tú mismo?

Retornó su atención a ese punto y esta vez seguí sus ojos. Casi al fondo, sobre una mesa de madera, una trigueña se balanceaba al ritmo de la música. Kristal. Su cabello había crecido y los rizos se habían ido, pero seguía luciendo la misma sonrisa amplia y radiante de toda una vida. Quise avanzar hacia allí, pero me detuve al verla tenderle una mano a otra chica y, cuando esta subió, me paralicé.

Issue [Problemas #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora