Capítulo 25

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"Me gustan tus juegos"

Roy

Una vez leí que la anticipación podía convertirse en la más placentera tortura, pero no sabía que disfrutaría tanto de que fuera usada en mi contra.

Cerré la puerta tras de mí, viendo a Suelym tomar la delantera a través de la sala. No había dicho nada más fuera de la orden susurrada en el elevador: Harás lo que yo diga. Yo no repliqué, solo sonreí ante la idea de verla tomar el control, no se lo cedía muy a menudo, pero en los momentos en que me lo arrebataba era simplemente glorioso ser víctima de sus caprichos. Esa noche prometía ser interesante, sobre todo porque ella no era la única que tenía planes.

Se detuvo al pie de la escalera, sin llegar a tocar el primer escalón. Observé atentamente como se deshacía de los tacones, dejándolos allí tirados y emprendiendo descalza el camino hacia el segundo piso. Se detuvo a la mitad del trayecto, volteando para mirarme por sobre su hombro.

—Deberías recogerlos —dijo, tomando el siguiente escalón.

Tomé ambos zapatos en una mano, siguiendo sus pasos escaleras arriba. Se detuvo en el corredor, haciéndome creer que se dirigiría a la habitación de la piscina, pero tomó el rumbo hacia la escalera al tercer piso. Volvió a detenerse, pero esa vez sí se volteó por completo hacia mí. No tuvo que pedirme que me detuviera, pude notar la orden implícita en su mirada. Contuve la respiración cuando llevó sus manos al bajo del vestido, levantando la tela oscura hasta deslizarla con lentitud fuera de su cuerpo. Humedecí mis labios ante la vista, sintiéndolos repentinamente secos. Admiré como el tupido encaje negro cubría sus pechos, ofreciendo tentativos vistazos de piel en la mitad superior, mientras que el resto de su cuerpo permanecía expuesto, apenas cubriendo su sexo unas pequeñas bragas, de igual encaje oscuro, que se sujetaban en finas tiras a sus caderas.

Suelym sonrió, disfrutando de mi para nada disimulada inspección, reconociendo el efecto que me producía admirarla. Me volvía loco verla, tenerla así frente a mí hacía que mis dedos hormiguearan ansiosos por tocarla, por rasgar la poca tela que la cubría, por sentirla contra mí a plenitud. Se volteó hacia las escaleras, emprendiendo el camino al último piso, conectando nuestras miradas un segundo. Tuve que parpadear dos veces antes de seguirle el ritmo, tomando su vestido del suelo y siguiéndola por las escaleras, encontrándome momentáneamente embelesado por la visión frente a mí, más tentadora a cada paso que daba.

Dejé sus cosas en el suelo una vez llegamos a la habitación. Ella se sentó en el borde de la cama, cruzando sus piernas y apoyándose con sus manos detrás de su espalda. Noté una cinta de terciopelo negro a su lado, recordé que la había encontrado esa mañana para cerrar un corsé con ella, pero resultó ser demasiado larga así que no la usó. Me produjo curiosidad que la hubiera vuelto a sacar en ese momento. Intenté acercarme, pero me indicó que me colocara frente a ella con un movimiento de cabeza. Obedecí, quedándome a tres pasos de ella.

—Quítate la camisa —ordenó, sonriendo de una forma casi maquiavélica.

Alcé una ceja, levemente sorprendido por su demanda. Me había prometido tortura, pero al parecer había cambiado de opinión. Llevé los dedos a los botones de la camisa, deshaciéndolos uno por uno hasta sacarla de mis brazos y dejarla caer al suelo a mi lado.

—Ahora todo —añadió, paseando la vista por mi torso descubierto.

Dejé salir una risa baja a la vez que hacía lo pedido, deshaciéndome de mis zapatos y luego de mis pantalones. Solo quedándome en bóxer, porque ella no me había dejado verla en su totalidad y yo defendía la igualdad. Aunque era obvio que ella no.

—Dije todo, Roy —recalcó—, y dijiste que obedecerías.

Negué con la cabeza, divertido ante la situación. Tendría que ocuparme de la igualdad luego. Obedecí, recibiendo una mirada de aprobación en respuesta. Se quedó allí unos segundos más, mirándome mientras ladeaba un poco la cabeza, viendo como la erección en mi entrepierna adquiría firmeza bajo sus ojos porque malditamente me excitaba tener su completa atención. Se puso de pie, caminando hacia mí con lentitud.

Issue [Problemas #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora