"Tus alas"
Andrew
Odiaba las entregas colegiadas, más cuando mi presencia se volvía rápidamente innecesaria. No tenía por qué asistir a aquella reunión, Saint y yo habíamos cerrado la parte correspondiente a Inglaterra en el trato por teléfono la noche anterior, mis hombres en Londres tenían las instrucciones precisas de recibir el cargamento proveniente de Australia, y Nikolái y Roy habían dado el visto bueno a la nueva ruta. Pero, por alguna razón, Brandom se encaprichó en que le acompañara al muelle para reunirse con Roy y Saint allí. Por los primeros treinta minutos había estado bien, ultimando detalles para futuras entregas e incluso conociendo datos sobre las armas que transportábamos en esa ocasión, datos que olvidé veinte minutos después cuando la conversación tomó rumbo hacia conflictos del gobierno alemán con las operaciones de Imperio.
Por suerte mi falta de interés ya no les ofendía a esa altura y me dejaron escabullirme de allí. Tendría que esperar a Brandom ya que habíamos ido en su auto, pero al menos podría estar plácidamente perdiendo el tiempo mientras miraba el horizonte. Claro que el horizonte al que me refería tenía ojos cafés y un mullido abrigo. Me quedé algunos pasos atrás viendo como Suelym, recostada en la puerta cerrada del pasajero del auto de Roy, hablaba con dos de los hombres que los escoltaban ese día. Quise reír cuando vi la solemnidad con que ambos asimilaban cada palabra, a pesar del tono amable que ella usaba, parecía como si recibieran instrucciones de su jefa, lo cual en cierta medida era cierto. Estaban hablando con Lilith, su emperatriz.
Ambos hombres se alejaron, dándome mi oportunidad para acercarme. Suelym cruzó los brazos, viéndome acercarme con una sutil sonrisa. Me detuve a su lado, recostándome en el lateral del capó del auto y fijando la vista al frente, contemplando la bonita vista que ofrecía el atardecer.
—Quien diría que te vería hecho todo un hombre de negocios —se burló ella.
—Tú lo pareces más que yo —respondí, dándole una mirada rápida —. Ya incluso les das órdenes a los hombres de Roy.
—A veces es raro cuando me llaman Kaiserin, pero supongo que me acostumbraré como con Lilith.
Asentí. Sin duda la disposición de Suelym a adaptarse a nuestro mundo siempre me parecería extraña, quizás porque la mayoría de los que conocía que habían estado de acuerdo con pertenecer a Imperio era porque fueron criados para ello. Aunque a veces pensaba que el problema era yo y, si eso era así, quizás tenía una salida.
—¿Te gustaría ser una emperatriz? —pregunté, volteando el rostro para mirarle mejor.
Suelym frunció el ceño, pero sonrió.
—Ya lo soy, y sí, me gusta bastante, no podría negarlo.
—No me refiero a ser la mujer de un emperador, sino a llevar una de estas —dije, sacando la llave en la cadena en mi cuello, dándole una vuelta en mis dedos bajo su atenta mirada.
—Aún no te agrada, ¿cierto?
—No —admití al instante, sin un ápice de duda—. Debo admitir que es cómodo, me da demasiadas facilidades y más ingresos de los que me tomo el trabajo de contabilizar; pero no me gusta, no es a lo que pensé dedicarme por el resto de mi vida, mucho menos el legado que quisiera heredarle a mis hijos.
—Logan me contó que tomaste la llave porque le correspondía a Audrey, pero nunca escuché tus razones por ti mismo.
Suspiré. Supuse que le debía eso, nunca llegué a explicarle nada sobre esa parte de mi vida.
—La llave de Inglaterra ha sido herencia de la familia materna de Audrey por generaciones —expliqué—, su madre fue la emperatriz pasada y era magnífica en su trabajo, pero enfermó y murió. Realmente acabó con su vida antes de que el cáncer la deteriorara aún más.
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Issue [Problemas #2]✔️
AcakAndrew era un experto en complicaciones, después de todo, su vida era un desastre lleno de ellas. Perdió a sus padres, tuvo que alejarse de sus amigos y dejar atrás a la única chica que en realidad había querido, además de tomar control de toda una...