Capítulo 4

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"Está aquí"

Suelym

—Sigo pensando que deberías responderle —comentó Kristal mientras aparcaba en casa de Logan y Brandom.

—¿Te estás poniendo de su lado? —preguntó Amy desde el asiento trasero. Su tono rozaba la indignación.

Habían estado todo el camino desde la residencia así. Kristal, a pesar de estar molesta con Andrew porque desde que llegó no había hablado con ella, defendía la postura de que yo debía de responder su mensaje. Amy, por el contrario, abogaba por lo que ella llamó mi derecho de mantenerme en silencio, o sea, no hablarle por el momento. Todo el debate se originó a raíz de la llamada de cuatro días atrás y un mensaje de texto que me llegó esa misma noche: ¿Podemos hablar?

—¡Solo digo que es infantil intentar castigarlo! —se defendió Kristal.

—¿Infantil? —cuestionó Amy, asomando la cabeza en el espacio entre los dos asientos delanteros— ¡Infantil es irse a escondidas y dejarnos olvidados por tres años!

—¿Saben lo que yo creo que es infantil? —intervine— Ustedes haciendo este escándalo.

Las dos hicieron silencio, compartiendo una rápida mirada. Kristal apagó el auto y abrí la puerta de inmediato, saliendo de allí antes de que empezaran a discutir otra vez. Un mensaje llegó a mi teléfono cuando pisé la acera. Era Roy, había pasado todo el camino chateando con él. Estaba en una reunión con su hermano y Kaitlyn, la emperatriz de México; pero se las arreglaba para dejarme mensajes sin que sus socios se dieran cuenta.

Roy era quizás el único que no se había mostrado alterado por el regreso de Andrew. Y Brandom, por supuesto, el alemán no se inmutaba ni con un ataque terrorista. Pasé dos días convenciendo a Roy de que la llegada de Andrew no cambiaba nada, de que no me provocaba nada más allá de un profundo enfado por recordar la forma en que se fue. Roy me repetía a cada minuto que no tenía que convencerle de nada, que él confiaba en mí. Sabía que eso era cierto, pero había notado que Roy tenía una chispa de intranquilidad en sus ojos desde ese día.

Respondí su mensaje, diciéndole que estaría con los chicos, y guardé el móvil, empujando la puerta de la casa que, como de costumbre, estaba abierta. Kristal y Amy ya me habían alcanzado y entraron junto a mí, dejando nuestros abrigos en la percha de la entrada.

Brandom estaba sentado en el sofá de la sala, pasando canales de televisión sin mucho entusiasmo. Giró el rostro hacia la puerta y nos saludó con un movimiento de cejas. Kristal, inconforme con el escueto recibimiento, y siguiendo su dinámica usual, se dejó caer en el regazo de su novio y comenzó a desperdigar besos por su mandíbula, provocando que el alemán sonriera y la envolviera en un abrazo.

Amy y yo pasamos directo a la cocina, dándoles algo de privacidad. Encontramos a Logan preparando seis platos de emparedados de pollo y verduras, mientras tarareaba una canción.

—¿Dónde dejaron a la garrapata? —preguntó Logan, refiriéndose a su hermana, sin dejar de prestarle atención a la comida.

—En muy buenas manos —respondió Amy, sentándose en un taburete al otro lado de la barra de la cocina donde estaba Logan.

Ellos intercambiaron una sonrisa y se quedaron momentáneamente perdidos en la mirada del otro... Otra vez. Ese tipo de escenas se repetían cada vez con más frecuencia. Desde miradas furtivas, roces descuidados, sonrisas compartidas o duelos de miradas; cada día algo demostraba que la chispa y conexión que tenían continuaba intacta. La tensión era insoportable a veces, pero seguían sumergidos en aquella farsa de pretender no sentir nada por el otro. El resto solo podíamos limitarnos a ver como malgastaban el tiempo en vez de estar juntos.

Issue [Problemas #2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora