Ellos buscaban a alguien que los quisiera y cuidará sin importar lo que son.
Ella buscaba una distracción, una forma de olvidar lo que sucedió.
Ella llegará a sus vidas, los cuidara y los juntará sin darse cuenta.
Ella será su salvación, su luz en s...
Los chicos se encontraban en el departamento del Imaushi, aquel lugar era su refugio después de las peleas ya que Wakasa vivía solo.
Mitsuki se encargaba de las heridas de sus amigos. Takeomi se quejó cada vez que la pelinegra ponía algodón con alcohol en sus heridas.
—Si te dejarás de mover no te dolería, ahora deja de quejarte y déjate curar.
Después de Takeomi siguió con Wakasa, él Imaushi se sintió a gusto con la cercanía que tenía con la pelinegra.
—Dejémoslos solos—les susurra Benkei llevándose a los otros dos, los cuales se negaran a hacerlo.
—Lo siento—menciona Wakasa.
—¿Por qué?
—Has salido lastimada, no debí dejar que eso pasara.
—Waka, esta bien—acaricia delicadamente su mejilla—. Es parte de ser de una pandilla. Vete a ti, ha salido lastimado—ambos se sonríen.
—Deja que te cure—él rubio se levanta y delicadamente se sienta a la pelinegra donde estaba antes.
Con delicadeza curo el labio de la chica, se disculpaba cada vez que la chica se quejaba, acaricio su labio antes de ponerle una curita. Realmente deseaba besarla.
—Por ser una buena paciente, te has ganado una paleta—de uno de los cajones del mueble de la cocina saca una de sus paletas favoritas—. Tome linda señorita—sonríe victorioso al ver el sonrojo de la chica.
Había una tención entre ellos, Wakasa acuna el rostro de la chica entre sus manos, la ve directamente a sus ojos y lentamente la acerca a él. Sus labios rozaron, Wakasa se sintió en los cielos por el simple roce de sus bocas.
Cuando iba a unir por fin sus labios en un beso, la voz de Takeomi los hizo separar de golpe.
—¡Que me dejes!—se escapa de Benkei.
Mitsuki comienza a escombrar las cosas torpemente tratando de esconder su sonrojo, Wakasa por otro lado se le quedo viendo al Akashi con su típica cara de aburrimiento.
—Tengo que irme, debo ir a cuidar a Senju y Haruchiyo.
—Nosotros igual debemos irnos Mitsuki—comenta Shinichiro—. Él abuelo me ha llamado, Emma tiene fiebre y Manjiro no deja de hacer berrinche.
—Si—se acerca al Imaushi y tímidamente se despide de él—. Adiós, descansa.
—Nos vemos—se despiden todos.
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