La dama de ToMan || Wakasa Imaushi

Capítulo 10

Primer Acto || Parte Diez 

"Jamás estarás sola"

Mitsuki se encontraba sentada en el sofá del departamento de Wakasa, tenía sus piernas abrazadas contra su pecho, una cobija la cubría totalmente dejando solo a su cabeza al descubierto. 

Takeomi y Benkei se encargaban de curar las heridas de su líder, Wakasa preparo un té para tranquilizar a la Fujimoto. Se acerco a ella con el té en mano, se puso en cuclillas para estar a su altura.

—Mitsuki—acerca delicadamente su mano al rostro de la pelinegra para acariciar su mejilla—. Bebe esto, por favor—le entrega la taza de té, le sonrió débilmente.

—No me mires, soy un monstruo—se esconde más entre las cobijas quitando delicadamente la mano del rubio. 

Wakasa deja la taza en la mesa, se las arregla para descubrir el rostro de la pelinegra que peleaba con él para que no le quitará la cobija. 

—No eres ningún monstruo, jamás lo serás—acuna el rostro de la pelinegra entre sus manos para que lo mirará a los ojos—. Si tu eres un monstruo, yo soy un demonio. Después de todo soy el leopardo blanco—se encoge de hombros sacándole una risita a la chica—. Me gusta verte sonreír, no vuelvas a decir que eres un monstruo, escúchame. Eres la mejor persona que ha tocado este maldito mundo, tienes a varios niños que te admiran y quieren detrás de ti, dime ¿un monstruo lograría aquello?

—No—le sonríe mientras limpia los restos de lagrimas de su rostro con la manga de la sudadera que el Imaushi le había prestado.

—Esa es la Mitsuki que yo conozco—besa su frente—. No es malo defender a las personas que amas, eso demuestra lo valiente y leal que eres—junta su frente con la de ella.

Un carraspeo provoco que ambos se separaran, se toparon con Takeomi y Benkei. 

—Sentimos interrumpir, es hora de irnos—les hace saber Takeomi.

Shinichiro se acerca a ellos como puede, Wakasa al ver el estado de su amigo y de la chica tomo una decisión rápido.

—Pueden quedarse—le dice viendo al Sano mayor.

—¿Estas seguro? No hace falta Waka, Takeomi y Benkei nos llevaran a casa.

—Quédense, en sus estados actuales harán preocupar a sus hermanos y al abuelo.

—Él tiene razón—apoya la idea Benkei—. Deberían quedarse.

Ambos hermanos aceptan la propuesta, se despidieron de los otros dos. Shinichiro y Mitsuki se estaban acomodando en el sillón para dormir, Wakasa regateo con ellos hasta que logro convencerlos de dormir en su habitación y él en el sillón.

Acomodaron el sillón para que Wakasa durmiera cómodo, Shinichiro y Mitsuki se acomodaron en la cama de manera que no se lastimará más él pelinegro mayor.

—¿Cómo estas?—le pregunta Shinichiro.

—No lo se—se acomoda mejor en la cama—. ¿Crees que toda mi vida mi pasado me atormentará? Él psicólogo dijo que tenía que superarlo, ¿qué pasa si jamás logro hacerlo y la oscuridad me persigue siempre?

—No te atormentes mucho.

—Ya ni siquiera recuerdo sus rostros, no recuerdo ni como eran.

—Mitsuki, has mejorado demasiado, él abuelo y yo nos hemos dado cuenta. Aquellos impulsos solo ocurren cuando dañan a los que te importan por tu miedo a que te dejen sola de nuevo, ya no tienes pesadillas hace años, tu autoestima ha aumentado demasiado. Mitsuki eres muy fuerte, has superado muchas cosas y seguirás haciéndolo—besa la frente de su hermana, la atrae más hacia él—. Jamás volverás a estar sola, siempre estaré a tu lado.

—¿Qué pasa si un día ya no lo estas? Si llegas a irte de mi vida todo empeorara, no podre salir de la oscuridad, no sin ti.

Aquellos ojos verdes se cristalizaron haciendo que Shinichiro sintiera que su corazón se encogiera, odiaba verla así.

—Nunca me iré de tu lado.

—No lo sabes realmente, pertenecemos a una pandilla y en cualquier momento un mal golpe puede acabar con nuestras vidas.

—Si eso ocurre jamás estarás sola, tendrás a tu lado a Mikey, Emma, Keisuke, al abuelo, Izana, Kakucho, a los chicos y por su puesto a tu favorito de los Akashi, Haruchiyo. A mi siempre me tendrás aquí—señala el corazón de la chica—. Mientras me lleves en tu corazón nunca me alejaré de ti, pero recuerda mirar a tu alrededor y ver a todas las personas que te rodean. Jamás estarás sola porque eres...

La luz de todos.