Primer Acto || Parte Treinta y tres
"El dios de la muerte"
La Fujimoto caminaba emocionada hacia el departamento de su novio, había sido contratada para cuidar a un pequeño.
En el camino había pasado a comprar un pastel de vainilla y unas bebidas. Al llegar al departamento de su novio se lanzo a sus brazos cuando este abrió la puerta.
Wakasa la tomo al estilo nupcial y la llevo hasta la sala cerrando la puerta con su pie.
—¿Qué festejamos?—pregunta el rubio besando su cara dulcemente.
—Me han contratado para cuidar a un pequeño, su nombre es Hanma.
—Esto debemos festejarlo y se como hacerlo—la baja de su regazo cuidadosamente.
Wakasa va a la cocina, sirve las bebidas en vasos y un surtido de botanas en platos, al igual que helado y el pastel que trajo la chica. Coloca todo en la mesa de centro de la sala antes de ir a su habitación por una cobija, tendrían una tarde de películas.
Al caer la noche limpiaron el desorden que hicieron, se tardaron un poco por andar jugando.
Salieron a pasear por la ciudad, disfrutaban pasear en moto por las noches, sentir la brisa sobre sus rostros era lo mejor. La presencia del otro hacia más amena la fría noche, el rubio condujo hasta la playa.
Al llegar a la playa se descalzaron sintiendo la arena entre sus pies, Wakasa reprodujo una canción desde su celular, atrajo a la pelinegra a sus brazos comenzando a balancearse al ritmo de la melodía.
Las estrellas y la luna eran los únicos espectadores de ese dulce momento, brillaban con intensidad tratando de iluminar la silueta del otro ante los ojos de su pareja, permitiéndoles detallar cada parte de su rostro y guardarlo en su memoria.
Shinichiro había llevado a la pelinegra hasta el lugar de su trabajo, fue recibida por la madre del pequeño quien le dio algunas indicaciones antes de marcharse.
—Hola pequeño, soy Mitsuki.
—Hanma—se acerca a ella y la inspecciona con la mirada—. ¿Eres mi nueva niñera?
—Así es—revuelve su cabello—. ¿Qué quieres hacer?
—¡Tele!—la toma de la mano llevándola a la sala—. Ven, te enseñare mi serie favorita.
El pelinegro encendió la televisión buscando su serie favorita, le encantaban las series policiacas.
La pelinegra admiraba como los ojos del menor brillaban, se levanto cuidadosamente para no llamar la atención del pelinegro, se dirigió a la cocina a preparar una pequeña merienda.
—Dime Hanma, ¿quieres ser policía de grande?
El niño se quedo pensando la respuesta unos segundos.
—No lo sé, me gustaría hacer algo que mi divierta—se encoge de hombros.
—¿Qué te divierte?—limpia su rostro con una servilleta.
—Las peleas—se levanta emocionado de su lugar—. Deseo ser parte de una pandilla.
—Al parecer todos desean ser parte de una—suelta una pequeña risita.
—¿Ehh?—el niño se acerca a ella confundido—. ¿A qué te refieres?
—Bueno, mis hermanos menores comparten el mismo sueño contigo.
—Increíble—vuelve a sentarse en su lugar—. Dime Mitsuki-san, ¿conoces a algunos pandilleros?
Mitsuki pensó su respuesta unos segundos.
—Mi hermano mayor y sus amigos pertenecen a una pandilla, al igual que yo—menciona tímidamente.
Los ojos ámbar del menor brillaban intensamente, lo dicho por la mayor le pareció interesante y emocionante.
—¡Cuéntame, cuénteme más!
—Primero termina de comer—suelta una risita al verlo comer rápidamente—. Cuidado, puedes ahogarte.
El pelinegro escuchaba atentamente cada palabra de la Fujimoto, así como ella tenía un increíble apodo él igual quería uno.
Corrió a su habitación rápidamente por un bolígrafo y hojas para escribir, había anotado el apodo de los líderes de los Black dragon en la parte superior para tener una referencia.
Escribía, tachaba y volvía a escribir, estaba decidido a encontrar su futuro apodo.
Al tener el apodo definitivo lo anoto en una hoja nueva, se la entrego emocionado a la pelinegra.
—Así es como me conocerán en el futuro, las personas temblarán al escuchar mi nombre.
"El dios de la muerte"
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La dama de ToMan || Wakasa Imaushi
Hayran KurguEllos buscaban a alguien que los quisiera y cuidará sin importar lo que son. Ella buscaba una distracción, una forma de olvidar lo que sucedió. Ella llegará a sus vidas, los cuidara y los juntará sin darse cuenta. Ella será su salvación, su luz en s...