Segundo Acto || Parte Siete
"Tetta Kisaki"
La pelinegra trabajaba en la cafetería después de la escuela cuando no era contratada para cuidar a algún niño, tenía que conseguir el dinero de la fianza de los cuatro chicos, ya que el padre de los Haitani se había negado a pagarla.
Había recibido una llamada solicitando su servicio para cuidar a un niño, al buscar el lugar se percato que la casa se encontraba en un barrio de alto prestigio.
Takeomi se había ofrecido a llevarla, el pelinegro se había convertido en su sirviente personal ya que buscaba el perdón de la chica.
—Pasaré por ti cuando termines de trabajar, me llamas—besa su frente dulcemente, en sus manos deposita una barra de chocolate—. Se que lo he dicho muchas veces, pero estoy arrepentido.
—Ya estas perdonado Take-chan—besa su mejilla—. Gracias por traerme, nos vemos al rato.
Acomoda su ropa antes de tocar a la puerta, unos segundos después una mujer refinada abrió la puerta.
—¿Tú eres Mitsuki Fujimoto?—la inspecciona de arriba a abajo.
—Así es señora Kisaki, un placer—realiza una reverencia.
—Pasa—le ordena—. Mi hijo tiene un horario que seguir, espero lo sigas al pide de la letra—le entrega una hoja—. No puede comer dulces, no puede ver la tele o jugar si no cumple con lo establecido en su horario—la mujer toma su bolso y un abrigo—. Debo irme, cuando se duerma puedes retirarte, aquí esta tu paga—le entrega un sobre—. Si realizas un buen trabajo tal ves vuelva a contratarte.
La Fujimoto realiza una reverencia mientras la mujer se retira, revisa la hoja que se le entrego.
—¿Y en qué momento tiene tiempo para descansar?—susurra viendo el estricto horario.
—¿Eres la nueva niñera?—pregunta un niño apareciendo frente a ella.
—Así es, es un placer soy Mitsuki Fujimoto—le sonríe amablemente.
El niño suspira pesadamente, no creía a la chica con la capacidad de encargarse de él.
—¿Estas listo para tus clases de piano?—mira la hoja buscando una dirección—. Disculpa, ¿de casualidad sabes donde debo llevarte?
—Tomo clases particulares—responde aburrido.
El ambiente se volvió incómodo, el niño se dirigió a sentarse en la sala mientras retomaba su lectura.
—Increíble, estas leyendo libros avanzados—menciona la pelinegra, al ver como el niño se esconde detrás del libro se sonroja un poco—. Lo siento.
El niño no dijo nada, estaba sonrojado y le daba vergüenza ver a la chica.
El timbre sonó, la chica se dirigió a abrir la puerta dejando pasar al maestro después de cuestionarlo un poco. Al finalizar las clases Mitsuki se sentó a comer junto al menor.
—Dime Kisaki, ¿cuántos años tienes?
—Ocho—susurra apenas audible.
La pelinegra sonríe, el pequeño era tímido, desierta manera le recordaba a su pequeño Kakucho cuando recién lo conoció.
—¿Te gustaría jugar un poco después de hacer tu tarea?
—Pero mamá dice que no puedo jugar si no termino todo lo que dice el horario—la mira un poco asustado.
—Si lo hacemos juntos, podremos tener un tiempo para jugar antes de que vayas a dormir—sonríe tiernamente al ver la emoción en los ojos del niño.
—Vamos Fujimoto-san, tenemos que apurarnos—toma la mano de la chica dirigiéndola a su habitación para hacer sus tareas.
Eran las 7 de la noche, tenían dos horas libres antes de que Kisaki fuera a dormir.
—¿Qué te gustaría jugar?—le pregunta mientras cepilla su cabello, el menor había tomado una ducha.
Kisaki lo pensó unos momentos antes de dirigirse a su caja de juguetes, donde saca un par de juegos de mesa. La Fujimoto se sentía bien al ver al niño tan feliz y emocionado.
—Mitsuki-san, ¿me puedes leer un libro?—le pide tímidamente mientras le extiende un libro.
—Por supuesto—arropa al menor.
—Gracias Mitsuki-san, fue el mejor día de mi vida y eres la mejor niñera de todas—la abraza sorpresivamente.
—Es hora de dormir.
—¿Te volveré a ver?
—Por supuesto—besa su frente cariñosamente—. Descansa.
ESTÁS LEYENDO
La dama de ToMan || Wakasa Imaushi
FanfictionEllos buscaban a alguien que los quisiera y cuidará sin importar lo que son. Ella buscaba una distracción, una forma de olvidar lo que sucedió. Ella llegará a sus vidas, los cuidara y los juntará sin darse cuenta. Ella será su salvación, su luz en s...