Capítulo 38

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Segundo Acto || Parte Cuatro

"Familia Imaushi parte-1-"


Wakasa había llevado a la Fushimoto a comer, cuando acabaron decidieron tomar un paseo por el parque. 

—¿Entonces, terminando la escuela te harás cargo de la cafetería?

—Así es, me gustaría terminarla y Kaede-san esta de acuerdo—suspira pesadamente—. Espero conseguir el dinero de la fianza rápido, no quiero que los niños estén mucho tiempo ahí.

—No te sobre esfuerces, puedo ayudarte con el dinero.

—No sería capaz de aceptarlo.

—Vamos—Wakasa coloca sus manos sobre su cintura—. Todo lo que tengo será tuyo cuando nos casemos, no veo el problema en que lo haga ahora.

—Waka—Mitsuki junta sus labios en un dulce beso—. Gracias, gracias por apoyarme con los chicos.

—No es nada.

El Imaushi se removió un tanto nervioso, le avergonzaba un poco proponerle a la chica lo que tenía en mente.

—¿Ocurre algo?—Mitsuki acaricia su mejilla, sonríe al ver el sonrojo de su novio—. No tienes que estar nervioso, puedes decirme lo que quieras.

—Bueno—se rasca la nuca nervioso—. Últimamente he pensado en mis padres... Soy afortunado de aun tenerlos y no he hablado con ellos desde hace 5 años que me fui de casa. El verlos a ti, a Shin y a Tekeomi, en ver como cuidan a sus hermanos como si fueran sus padres... Me he dado cuenta que no los valore, ellos no me dejaron, yo los deje.

La pelinegra lo envuelve entre sus brazos, Wakasa se aferra a su cuerpo.

—Me gustaría ir a verlos, pero no quiero hacerlo solo. ¿Me acompañarías? 

—Por supuesto.

—¿Por qué te tienes que ir?—Haruchiyo se aferra al cuerpo de la pelinegra mientras hace un puchero—

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—¿Por qué te tienes que ir?—Haruchiyo se aferra al cuerpo de la pelinegra mientras hace un puchero—. No quiero estar solo y tampoco quiero regresar a casa.

—Solo será un fin de semana, no es necesario que regreses a casa, puedes quedarte aquí—besa su cabeza—. Sabes que al abuelo no le molesta que te quedes.

—¿No puedes llevarme? Soy más tranquilo que Mikey, prometo portarme bien.

—Lo siento Haru-chan, no puedo llevarte. Wakasa va a ver a sus padres después de mucho tiempo, no sería apropiado llevarte.

El niño se queja cruzándose de brazos, sus cachetes estaban inflados gracias al puchero que estaba haciendo.

—Es hora de dormir—destiende la cama, el niño repite su acción acostándose a su lado—. Buenas noches—besa su frente.

—Buenas noches, Queen—besa su mejilla.

Al día siguiente Mitsuki se levanto cuidadosamente de la cama para no despertar al menor, realizo su rutina de día antes de dirigirse a la cocina a preparar el desayuno.

—Buenos día, nee-san—Emma se acerca a ella colocándose un delantal.

—Buenos días—menciona el señor Sano sentándose a leer su periódico.

—Buenos días, abuelo—responden las chicas al unísono. 

Emma coloca una taza y pan enfrente del mayor.

—Buen... día—bosteza—. ¿Qué hay para comer?—Shinichiro se deja caer sobre una de las sillas—. ¡Auch!—se queja cuando su abuelo golpea su cabeza.

—¿Qué te he dicho de tomar a tan altas horas de la noche? Al menos lávate la cara antes de acercarte a la mesa. 

—Lo siento abuelo.

Mitsuki coloca un plato delante de los dos adultos y uno en el lugar de la pequeña Emma.

—Buenos días, Onii-chan—besa su mejilla—. Prepare un poco de udon.

—Gracias—besa su mejilla—. Eres muy linda Imōto-chan.

Haruchiyo y Manjiro entran arrastrando los pies, el segundo con su mantita encima.

—Buenos días—dicen los niños sentándose en la mesa, sus ojos se cerraban del sueño.

—Ustedes no cambian—Emma los mira con desaprobación—. ¿Al menos se lavaron los dientes?—los apunta con un cucharon cuando ambos niños niegan con la cabeza—. No sean cochinos y vayan a hacerlo—los golpea con el cucharon.

—¡Emma!—se queja Manjiro.

—¿Por qué hiciste eso?—Haruchiyo se soba su cabeza—. No hace falta tanta agresividad.

Una vez alimentados y cambiados se dirigieron a la escuela o al trabajo.

Por la tarde Wakasa paso por la chica a la escuela para llevarla a casa, al llegar el Imaushi jugo un rato con los niños mientras la pelinegra preparaba una pequeña maleta.

—¡Vengan aquí!—Wakasa perseguía a los niños—. ¡Sanguijuelas, me las pagarán!

Manjiro, Haruchiyo y Keisuke escapaban del leopardo blanco entre risas maliciosas, le habían jugado una pequeña broma. 

—¿Qué hicieron ahora?—Mitsuki coloca sus manos sobre su cintura cuando los niños entran a su habitación. 

Los niños evitan su mirada, al escuchar al Imaushi acercándose a la habitación se esconden atrás de la cama de la Fujimoto.

—¿Dónde están?—Wakasa abre la puerta bruscamente.

Estaba cubierto de harina, pintura y por el olor que desprendía, los niños le habían tirado huevo encima. 

Mitsuki se llevo una mano a la boca sorprendida al ver el aspecto de su novio, se giró rápidamente donde se encontraban los niños y los tomo por la parte trasera de su ropa.

—Discúlpense—les ordena.

—Pero mamá—se queja Manjiro.

—Pero nada Manjiro, discúlpense.

—Lo sentimos, Wakasa-nii—dicen los niños al unísono.

—Están castigados, hablaremos de su castigo cuando regrese y le hare saber lo que hicieron a tu mamá Keisuke.

El pequeño Baji palideció ante la mención de su mamá.

—Con mi mamá no Mitsuki-nee, con ella no—le suplica.

—Esta vez se pasaron, no lo dejaré pasar por alto. Ahora vayan a limpiar.

Los niños protestan, pero al ver la mirada molesta de la pelinegra corren a hacer lo ordenado sin quejarse más.

—Ven, debes darte un baño—lo guía—. Siento mucho lo que hicieron los niños.

—Esta bien, tendrán un castigo por eso y me conformo con ello—se enjuaga el rostro en el lavabo cuando llegan al baño—. Cuando termine de bañarme, nos iremos.

—Bien—le deja un par de toallas sobre la cubierta de la taza de baño—. Traeré tus cosas cuando termines, no dudes en llamarme—se retira para que el Imaushi se bañe a gusto.

La dama de ToMan || Wakasa ImaushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora