Ellos buscaban a alguien que los quisiera y cuidará sin importar lo que son.
Ella buscaba una distracción, una forma de olvidar lo que sucedió.
Ella llegará a sus vidas, los cuidara y los juntará sin darse cuenta.
Ella será su salvación, su luz en s...
Un nuevo día, una nueva aventura, se estipulaba que sería un día tranquilo para caminar, pescar y jugar, o al menos eso esperaba. Lamentablemente estamos hablando de la familia Sano y Akashi, junto al pequeño Baji, la palabra tranquilidad no existía para ellos. Eso era algo que el Imaushi y el Arashi sabían a la perfección, en especial el Imaushi.
Wakasa dormía tranquilamente mientras tenía una enorme sonrisa en su rostro, ya que el chico creía tener entre sus brazos a la pelinegra, que equivocado estaba.
Durante la madrugada los tres niños se infiltraron en la carpa de dormir donde se encontraba Mitsuki.
—Guarden silencio, se van a despertar—susurra Manjiro.
—¿Qué vamos a hacer con paletitas?—pregunta en susurro Haruchiyo.
—Ayúdenme a arrastrarlo—les pide Manjiro.
Haruchiyo tomo sus pies mientras Mikey y Keisuke tomaron al Imaushi por la parte de arriba.
—A las tres—susurra Keisuke—. 1, 2, 3—los tres comienzan a arrastrarlo.
Se asustaron cuando Wakasa hizo un movimiento un tanto brusco, pero solamente se acomodo mejor. Volvieron a arrastrarlo hasta dejarlo lo más apartado de Mitsuki.
—Que pesado esta—se queja Mikey—. Ahora si hay que dormir.
Mikey se acorruca encima de la chica que dormía boca arriba, se acomodo para no dejarla sin aire, Haruchiyo se acorruco alado de la chica mientras Baji hacía lo mismo del otro lado. La pequeña Emma se había girado por cuenta propia alejándose de la pelinegra oportunidad que aprovecho Keisuke.
Al despertar Wakasa grito pateando a Manjiro, el pequeño rubio había terminado entre los brazos del rubio mayor creyendo que era Mitsuki. Keisuke estaba abrazado a las piernas de ella mientras el peliblanco abrazaba por la cintura a la pelinegra.
—¿Pero qué demonios? ¡Manjiro!—grita enojo.
—Me las pagarás paletitas—Mikey le regresa el golpe que le dio.
—¿Qué es lo que pasa aquí?—pregunta Takeomi entrando.
Shinichiro venía detrás de él y accidentalmente se tropezó provocando que todos comenzaran empujarse, eran 8 personas dentro de la pequeña carpa.
Se hizo todo un desastre hasta que Benkei llego y ayudo a salir a los tres chicos.
—Toda la culpa la tienen ellos—los recrimina Wakasa.
—Vamos Waka, son niños—trata de calmarlo Benkei.
Mientras los chicos trataban de controlar a Wakasa que peleaba con los niños, Emma junto a Mitsuki dormian nuevamente.
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Todos caminaban a la orilla del rio, pescarían unos cuantos peces para comérselos.
—Bien niños, pongan atención—les decía Takeomi—. Aprenderán a pescar y podrán comerse lo que pesquen.
—Eso no es justo—se queja Manjiro.
—Mikey, todos apoyaremos—le recuerda Shinichiro.
—Hpmm—se cruza de brazos mientras hace un puchero.
Takeomi les explico como pescar, por otro lado Wakasa y Shinichiro ayudaban a Mitsuki con la fogata y la comida de acompañamiento.
Como siempre los niños se salieron con la suya y terminaron tirando a Takeomi al agua.
Los tres soltaron una carcajada junto a Benkei.
—Ahora eres un pez, tendrás el peor sabor de todos—se burla su hermano menor—. Al menos nada y atrapa algo.
—Maldito mocoso—sale del agua persiguiendo al peliblanco, el cual se esconde detrás de la pelinegra—. Vuelve aquí, no te refugies en Mitsuki.
Haruchiyo le enseña la lengua burlonamente antes de hacer que la pelinegra lo cargue.
—Queen, quiere pegarme.
—Tranquilo Take-chan, Haru-chan no lo volverá a hacer.
—Te salvas por esta vez—fulmina a su hermano antes de irse a cambiar.
Se encargaron de cocinar los pescados, a todos les entregaron un cuenco con arroz y verdura. Después jugaron un pequeño partido de futbol.
