Cuatro

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Observó más de tres veces los mensajes que sus amigos habían enviado al grupo que tenía con ellos haciendo planes para reunirse el fin de semana. Aunque se sintiera mal y deseara tanto distraerse de su atareada vida, la decisión ya estaba tomada incluso desde antes de que propusieran los planes. No se reuniría con ellos.

Los exámenes ya habían pasado, y gracias al cielo los aprobó todos, pero aún tenía que resolver algo más. Ya era mucho el tiempo sin un trabajo, sus ahorros se estaban acabando y la fecha para pagar el alquiler se estaba acercando. Así que el fin de semana se la pasaría revisando periódicos e Internet buscando empleo, de hecho en ese momento iba a una entrevista de trabajo. Mando el mensaje con su respuesta negativa y aunque sus amigos intentaron persuadirlo para qué cambiará de parecer, su respuesta fue la misma, pero con la promesa de reunirse con ellos después.

—¿Un siete? ¿En serio sacaste un siete?

—T-tranquilo, un siete no es una mala calificación.

—Disculpa ¿Qué dijiste?

Hoseok miro rápidamente a los otros dos chicos que estaban con él en la parada de autobuses.

—L-lo siento, n-no quise decir…

—Eso es justo lo que quisiste decir. No lo puedo creer, ahora ya estás pensando como una perdedora.

La chica volvió a disculparse, pero su acompañante alzaba más y más la voz conforme seguía hablando. Hoseok comenzó a enojarse, le parecía una tontería que se pusieran a discutir en un lugar público en frente de desconocidos. Además, había que sumarle el montón de tonterías que contenía dicha conversación ¿Por qué regañaba a la chica por una estúpida calificación? Solo era un número, pero él, en cambio, consideraba que un siete ya te volvía un inútil y un tonto. La chica volvió a proferir una disculpa, esta vez con su voz quebrada por un llanto que luchaba por mantenerse silencioso.

Hoseok miró por el rabillo del ojo a la chica, pero giro por completo su cabeza al reconocerla. Vestía unos jeans de mezclilla con una blusa manga larga azul y un gorro de lana del mismo color. Tuvo que agudizar un poco los ojos para verificar que no estaba equivocado.

—Más te vale no volver a sacar una calificación mediocre como esta —amenazó—. Estoy cansado de que mi padre siempre me mande a hablar contigo para regañarte por tus malas calificaciones para intentar acercarnos. En este momento podría hacer cosas más importantes que esto.

—Lo lamento. —Los espasmos que el llanto le provocaba no la dejaban hablar adecuadamente.

—Tus disculpas no me regresarán el tiempo que perdí. —Seguido de eso la miro con desprecio, arrugó la hoja que supuso era la del examen y se la aventó a la cara—. Mi familia estaba mucho mejor antes de que tú llegaras, nunca debiste venir a vivir con nosotros.

El chico comenzó a alejarse de su acompañante.

—Espera, ¿a donde vas? Crei que hoy regresaríamos juntos.

—Claro que no, no estoy de humor para aguantarte por más tiempo.

El chico se fue dejando a una muy herida chica detrás de él. Sus ojos estaban abiertos ante la desagradable sorpresa que esas palabras le causaron. Un fuerte sollozo intentó salir de sus labios, pero fue callado por su mano.

Hoseok no sabía qué hacer, sobre todo por qué no era un asunto que le concerniese y no entendía del todo aquella situación. Además, solo habían conversado una vez y ya, ni siquiera recordaba el nombre de la chica y no quería parecer un entrometido. Pero tampoco podía dejarla en ese estado, mucho menos cuando un montón de personas comenzaban a llegar para tomar el autobús y se le quedaban mirando.

No se le ocurrió otra cosa más que quitarse su sudadera y cubrirla. Ella se sobresaltó, pero no dijo nada al ver de quién se trataba. Ella también lo recordaba. Hoseok intento sonreírle, pero solamente logro que sus labios formarán una línea recta. La tomó de la mano para alejarse un poco de la gente y después la acercó a su pecho para que su rostro quedara escondido en este.

Ella se quedó quieta por varios segundos, de hecho no estaba ni respirando.

—Nada de lo que dijo aquel idiota es verdad —susurro pegando sus labios a la cabeza de la chica—. Un número no te define.

La chica soltó un suspiro y el llanto volvió a aparecer, mojando la camisa de Hoseok en el proceso.

La gente miraba a la pareja, pero nada fuera de lo normal. Seguramente debían pensar que eran novios, y eso era mejor que juzgar a la chica por estar llorando en medio de la calle. Aunque no dejaba de sentirse incómodo por abrazar a una desconocida, y darle palmadas suaves en la cabeza para tratar de calmarla.

Cuando por fin su autobús estuvo cerca, separo a la chica de su cuerpo y la miró, esta vez con una sonrisa un poco más genuina, pero que reflejaba a la perfección su incomodidad.

—Ah —exclamó al recordar algo importante.

Del bolsillo izquierdo de sus Jeans sacó un listón de un brillante color azul, que deposito en la mano de la joven. Se alejó de ella casi corriendo, ni siquiera le pidió de vuelta la sudadera. Lo único que quería era huir del incómodo momento en el que se había metido por querer ayudar a esa desconocida. Apenas se sentó, trató de alejar aquel momento de su cabeza. Debía estar cien por ciento concentrado si quería que le dieran el trabajo al lugar donde lo solicitaría.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora