Cuarenta y uno

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Eun-ji y Jungkook tenían mucho de que hablar, mucho que decirse y Hoseok decidió darles su espacio. Además, ya era la hora de la comida y como ya era la costumbre, Hoseok salía para comprar rica comida a Eun-ji.

Cuando llegó encontró a los dos jóvenes riendo de algún tema divertido. Era una escena conmovedora. Tal parecía que ese encuentro era lo que ambos necesitaban para darle un poco de color a su vida. Y pensar que hace unos meses ese muchacho le gritaba un sin fin de palabras hirientes a la persona que ahora reía junto con él.

¿Debería interrumpir o irme? Pensó Hoseok. No quería molestarlos, ambos estaban teniendo un lindo momento que seguramente era como una especia de calmante para ambos y lo último que quería era arruinárselo.

Entonces Eun-ji lo sorprendió espiándolos por una pequeña abertura de la puerta. Con esa sonrisa hermosa que Hoseok había extrañado, la chica lo invito a pasar. Fue ella quien se encargó de las presentaciones. Los ojos de Jungkook parecían examinar con mucho cuidado cada detalle y acción de Hoseok, lo cual lo puso algo nervioso. Aun así, intento sobrellevarlo.

Le invito de la comida que llevaba. Comieron todos juntos en un ambiente cómodo, pero a la vez extraño porque Jungkook no dejaba de ver a Hoseok ni de hacerle preguntas que hasta cierto punto le parecían extrañas. Aun con todo eso y después de muchas desgracias habían pasado un rato increíble, los tres juntos qué se sintió como un verdadero momento de alivio.

* * *

—Logre encontrarla con ayuda de unos amigos. Cada uno buscando en diferentes zonas.

Ya era de noche, Eun-ji había caído dormida después de pasar horas conversando con su hermano Y Hoseok. Ahora ellos estaban en la cafetería del Hospital, cada uno con una taza de café en mano. Fue a petición del más joven, ya qué, quería conocer un poco mejor al chico que había estado cuidando a su hermana.

—Seulgui fue quien dio con ella, yo vine corriendo en cuanto me llamó y desde entonces la he estado cuidando.

—¿Y no te preocupaba el trabajo o la escuela? —preguntó Jungkook, muy sorprendido por la actitud de Hoseok.

—No realmente —contesto sin dudarlo—. Prefería que mi rendimiento en ambos aspectos disminuyera a dejarla sola y desprotegida. Sobre todo después de lo sucedido con tú…

Hoseok dejo a medias la frase al darse cuenta del error que estaba por cometer. Si para Eun-ji era complicado hablar sobre su padre, para él lo sería mucho más, pues ambos, padre y madre, lo habían defraudado. Hoseok se arrepintió de lo dicho cuando noto al joven tensar todos sus músculos y apretar el vaso qué sostenía con fuerza.

—Lo siento.

—Descuida. —Le resto importancia—. Aunque lo quiera negar, la verdad siempre será que mis padres se comportaron como unas verdaderas bestias con Eun-ji.

Como era de esperarse de alguien tan empático como Hoseok, sintió pena por el chico frente a él. Para Eun-ji todo aquello era complicado, pero para Jungkook lo era mucho más porque fueron sus dos padres quienes lo defraudaron y además lastimaron en todos los aspectos.

—Nos estamos saliendo del tema. —Jungkook recupero la compostura—. Entonces todo este tiempo, sin falta, ¿has estado cuidando de mi hermana?

—Claro, En cuanto salía de la escuela venía al hospital, y cuando se acercaba la hora de mi trabajo. Después regresaba a la hora de la comida para asegurarme de que comiera adecuadamente y rico.

Lo último lo menciono con una risa, recordando como el doctor los había regañado. Él le alegaba a Eun-ji qué le haría daño comer lo que Hoseok le llevaba y a él le reprendía por meter comida al hospital y dársela a una enferma. A pesar de eso, ambos siguieron comiendo de lo que Hoseok llevaba como dos niños que comen dulces a escondidas de su madre. Así era divertido y era algo que ambos disfrutaban hacer porque se sentía algo suyo, como una especia de momento solo para ellos dos.

—Su estómago ya está mejor, pero aún está delicada. Además, estaba tan triste que en ocasiones no quería comer, por eso tengo que venir y asegurarme de que lo haga.

—¿Y durante la noche también te quedas con ella? —Hoseok asintió con un poco de miedo a la reacción de Jungkook—. ¿Acaso no te importa dormir en un lugar tan incómodo? Porque ese sofá qué está en la habitación y la silla no se ven nada cómodos.

Hoseok no pudo evitar removerse con inquietud en su asiento. Tomo un largo sorbo de su café para tratar de disimular su vergüenza al mentirle a Jungkook. La verdad es que nunca había pasado por su mente dormir en el sofá, siempre que llegaba la hora de dormir él se quedaba acostado junto a Eun-ji, abrazándola y velando su sueño.

—N-no es lo más cómodo, pero como dije: Todo eso es preferible a dejar sola a Eun-ji. Sobre todo porque ha estado teniendo pesadillas. Se despierta sintiendo mucho miedo y tengo que estar ahí para calmarla.

—Por Dios. —Se recargó en la silla y peino su cabello hacia atrás.

Tenía las cejas fruncidas mientras miraba a Hoseok como si fuera una especia recién descubierta y muy extraña clase de bicho. Pero no lo hacía por ofender o porque pensara que había sido una estupidez hacer algo como aquello. En realidad eran muchas cosas las que sentía.

En primer lugar, le admiraba por la dedicación y lo decidido que estuvo para quedarse a cuidar a alguien con quien no tenía ninguna responsabilidad. Solo compartían lasos de amistad tan fuerte que lo llevaron a actuar de esa forma. Definitivamente, ese era un buen amigo, una de esas amistades incondicionales qué no se encontraban fácilmente.

También le sorprendía que se haya esforzado en más de un sentido para apoyar a su hermana, y la valentía para meterse en una situación tan delicada qué incluso lo pudo poner en peligro a él.

Y, por otro lado, una incomodidad le oprimía el pecho y lo hacía sentirse triste como cuando hablo con la policía. Porque aunque estaba agradecido con Hoseok, también se sintió un inútil y un villano, porque él hizo todo lo que él y su padre debieron hacer y no hicieron. Por unos momentos compartió la misma culpa que sus padres cargarían por el resto de sus vidas.

Hoseok noto el cambio en el rostro de Jungkook, qué se ensombreció por la tristeza.

—¿Jungkook? ¿Está toda bien?

—Sí, solo pensaba en qué… —Suspiro con lentitud—. Es un poco triste, ¿no crees? Que más bien un desconocido haya cuidado mejor a mi hermana que su propia familia.

Tomo un sorbo de su café. Hoseok intento cambiar el tema, desviarlo a algo que no hiciera sentir incómodo a Jungkook. Pero el ambiente no mejoro. La tristeza y culpa se apoderaron del joven.

AZUL || Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora